Recientemente publiquĆ©, en este y otros medios,Ā  un artĆ­culo titulado ā€œArgentina y EspaƱa,Ā  pan y circoā€, donde daba mi visión pesimista, pero creo que realista, del Āæfuturo? de ambas naciones.

Como  no estoy en posesión de la verdad, ni mucho menos, y nos separan doce mil kilómetros de Argentina, quise consultar el texto con un buen amigo argentino, juez y catedrÔtico universitario, a quién conocí personalmente, y traté, durante mi estancia en Argentina, años ha.

Le decĆ­a lo siguiente:

ā€œYa me dirĆ”s que te parece, y en que puedo estar equivocado, en su caso, para corregir mi diagnóstico, si es erróneo.

No he querido poner tu nombre en la parte final del artĆ­culo, para no comprometerte, pero eres el destinatario principal del ā€œRezarĆ© por EspaƱa y por Argentina, nación hermana, donde tengo grandes y buenos amigosā€.

A las pocas horas contestó, con un correo electrónico, que es un verdadero artículo, y me atrevería a decir que un texto antológico, y que dice así (copio textualmente):

ā€œQuerido amigoĀ  Ramiro, he leĆ­do tu artĆ­culo y de comienzo comparto totalmente que la Argentina, como tĆŗ dices, no tiene solución. Yo agregarĆ­a, ā€œgane quien gane las elecciones en el próximo balotaje (segunda vuelta electoral, entre los dos partidos mĆ”s votados), no la tieneā€ Respecto de tu paĆ­s, no me animo a opinar, pero si tĆŗ lo dices, seguramente pasarĆ” lo mismo.

AcĆ” a mĆ”s de la mitad de los votantes no les importó nada (entre muchos actos de evidente corrupción) el festival de dólares y euros gastados en joyas, barcos y champagne francĆ©s, ni las propiedades, los autos y la vida de lujos de alguien que no declaró ni un peso en moneda extranjera y apenas unos $ 600 mil en su cuenta bancaria, para votar al peor de los propuestos. La corrupción tambiĆ©n estĆ” capilarmente difundida de modo articulado en esta sociedad, en la que le va mejor al que actĆŗa peor y el valor se confunde con el precio; ā€œSi la gente no se convence de que respetar las reglas conviene, Āæpor quĆ© lo va a hacer?ā€.

Seguramente habrĆ”s escuchado un viejo tango de Enrique Santos DiscĆ©polo, del aƱo 1934, ā€œCambalacheā€, que muestra una visión de presente y de futuro y que, hoy en dĆ­a, mantiene su actualidad (si no lo has escuchado, te lo recomiendo…).

Una lectura económica posible sobre el resultadoĀ  de la primera vuelta en la elección presidencial delĀ  domingo en nuestro paĆ­s, es que el miedo, y el ā€œplan platitaā€ de Massa (paguitas, comoĀ  tĆŗ dices), le ganó a la bronca.

Un ex presidente uruguayo (que no es santo de mi devoción) dijo algo que te transcribo por si vos no lo leĆ­ste, y que creo es la realidad de lo ocurrido: ā€œLa Argentina es una cosa indescifrable porque es un paĆ­s que tiene una mitologĆ­a. ĀæCómo se explica que el ministro de EconomĆ­a, con una inflación que tienen, va a pelear la presidencia? ĀæSabe por quĆ©? Porque tiene el respaldo de una cosa que no estĆ” conforme con Ć©l pero que le va a votar. Se llama peronismoā€. Ahora te aclaro que, pese a que todo estĆ” totalmente entremezclado, serĆ­a bueno distinguir en esa frase peronismo de kirchnerismo (variante de centroizquierda del peronismo), ya que este Ćŗltimo fue el que durante 20 aƱos puso a la Argentina en el lugar que hoy estĆ”: totalmente destruida en todos sus aspectos (culturales, materiales y morales entre muchos otros).

En fin, parece que los emperadores romanos, en la alusión que citas, tenían plena razón. Como ti bien dices (y pides), que Dios se apiade de nosotros!!!

Abrazo grande y mis cariƱos y respeto a toda tu familiaā€.

(Y me adjunta un video con el Tango Cambalache, cantado por Julio Sosa).

Creo que no hay mƔs que decir.

Sufro por Argentina, por los buenos amigos que dejĆ© allĆ­, y por elĀ  proceso de ā€œargentinizaciónā€ que estĆ” sufriendo EspaƱa, de la mano de Pedro SĆ”nchez y sus conmilitones comunistas.

1 Comentario

  1. Yo tambiĆ©n creo que Argentina, hoy por hoy, no tiene solución…
    ”Y mucho me temo que España, tampoco!
    CuÔndo EL MAL hace metÔstasis, y se instala en el gobierno de una nación, tiene muy difícil cura, por no decir ninguna.

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