Escribo este escrito hoy día, 22, martes, dos días después de la clasificación española de fútbol femenino. He decidido enviarla para su publicación, tal y como la estaba escribiendo ese día, el motivo no presentarla ha sido porque en el lugar en que estaba de vacaciones, ni había wifi y ningún tipo de máquina xilográfica ni linograbado, es decir ni internet, en un paraje fuera de la ciudad en la que estaba pasando unos días de este verano ardiente y fogoso. No he querido escribirla de nuevo, soy muy ordenado siempre con mis prerrogativas que pudiera tener nunca fueron de mi agrado, nunca me han gustado las ventajas informativas; cuando ya ha pasado 8 días de ese piquito seco, para mí ha sido sin mordiente y sin mojarse ninguno de los dos personajes en litigio, el señor Luis Rubiales y la jugadora de fútbol, Jenifer Hermoso.
Yo hubiese hecho lo mismo, incluso me pongo en la piel, y si se me apura, la fecha en la que se estaban celebrando el haber ganado la copa del mundo, supongo que los dos implícitos estarían gozando de la efeméride, lo mismo que los demás celebrantes que estaban con una euforia empalagosa para algunos y para algunas. Esto pasa en otra nación y estoy seguro de ello, ni tan siquiera lo hubiesen dado como primicia en las redes, incluso hubiese pasado desapercibido, pero se da la fatalidad que estamos en una España donde prolifera una especie hasta ahora conocida de unas feministas que, en vez de lograr una unidad entre las dos especies, las del hombre y la mujer, han tenido una mala leche donde la miseria y la promiscuidad está llegando a todas luces a metas sin sentido y lo más grave es que este gobierno comunista social por aquello de no perder el sillón que ya se estaban relamiendo y celebrando la caída de un presidente, llamado, Luis Rubiales mucho antes de que se pronuncie la ley o dimita el mencionado presidente y que la justica encargada en este caso se pronuncie en dar un veredicto fiel.
Esta jugadora dijo al día siguiente que “había sido un gesto mutuo, totalmente espontáneo, la alegría inmensa que da ganar un mundial” aquí creo que hay algo raro. Los hechos que se han visto por la tele hasta la saciedad y con un hartazgo del piquito seco y sin mojarse ninguno de los dos, esto no es un beso, el beso en condiciones tiene que ser mojado y regado He leído en la Voz de Galicia-con esto termino- sobre un video, donde se dice con la cara risueña que no le gustó. Pero el reportero escribe ¿que no le gustó? ¿el beso o la acción? Averigüen quien se va a beneficiar de este engendro de piquito. Además de los intereses ocultos, que los habrá y el beneficio de algunos partidos políticos yo espero acontecimientos, los cuales si se ve que el presidente Luis Rubiales fue el primero en enseñar su “piquito” y como dice que, le pidió el piquito y se ve quien inició la injusticia de que fuera delicado o con lujuria, pudiera darse el caso que fuera seguro que habrá ley y todo tipo de profesionales en este tipo de encuentros desencontrados para arbitrar este engorroso asunto, eso sí, de personas que conozcan lo que es un beso en toda regla.
Como soy hombre de palabras pudiera haber esperado a que mis vacaciones hubiesen terminado y tener el meollo con más conocimiento de causa para ver mejor este esperpento donde se está hablando y se está saliendo, como haber dejado la euforia futbolística de la copa del mundo y celebrar hasta la saciedad e incluso de incluir en un estado anímico despreciando la conquista de una copa del mundo por mujeres por primera vez en España. Estoy seguro que algún enemigo tenemos muy cerca. No sé si la ley que zanjará este dividido proceso o habrá entre estos juiciosos otros u otras mendigantes esperando llamar en la puerta oportuna. Está muy bien no hacer el mal, pero está muy mal no hacer el bien. Un piquito seco y si estar mojadito no es ni un besito.