Érase una vez, en un país llamado Espanta, un líder muy atractivo, pero tan maligno y psicópata como su enbelesante apariencia. Dentro de su clan estaban otros que lo seguían como al flautista de Hamelín, deseando ser también reyezuelos de sus reinos, a los que creían tener derecho por gracia divina. Su presidente, que quería ser el rey, urdió un plan maquiavélico bajo su bandera de libertad. Para ello tuvo que reunirse con sus maestros y guías espirituales, los gurús de la masonería, que tenían sus templos en ricos bancos e instituciones internacionales, con deseos de ser los emperadores del planeta.

Había otros que, mirando de soslayo, se preguntaban por qué a ellos no les sonreía la fortuna, y se dieron cuenta de que era mejor estar calladitos bajo la sombra del mismo amo que, venido de fuera, prometía prebendas millonarias cada vez que estaban en el parlamento para hacer creer a los espantados que harían leyes justas. Sin embargo, muy lejos de la realidad, los encerraron meses por un virus inexistente, los arruinaron a impuestos, les dijeron que se pusiera una inyección milagrosa que les iría matando poco a poco, mientras los asesinos del pueblo no solo saldrían de rositas, sino que estarían protegidos hasta el punto de que nadie les podría decir a la cara que son unos criminales. 

En sus discursos trataban de calmar la desesperación del pueblo ignorante, desinformado y muy confundido (todo esto aposta, como no podría ser de otro modo), con promesas de libertad, trabajo y dignidad, una vez que el sátrapa de turno fuera destituido por otro que, deseando entrar en el juego, manipulase las encuestas electorales de ser necesario. Sin embargo, el gran líder de la corporación espantada, ya tenía todo listo. Un amiguete que se encargaría de sacar votos por aquí y por allá con tal de que siguiera con el encarguito de los que le quieren seguir pagando con poder vomitivo, hizo su trabajo sucio, haciendo creer que él había ganado las elecciones, donde su cabeza corría la suerte de ser cortada en la guillotina, algo a lo que tenía un terror indescriptible. Por otra parte, era la pieza perfecta, había sido educado, enseñado en las malas artes de la política, y, además, algo que complacía mucho a sus poderosos dueños, era muy obediente y todo se lo creía. “Una chispa de estupidez, de infantilismo, de ingenuidad, de mucha ambición, rencor y falta de escrúpulos es lo que necesitamos en un guía para Espanta”, dijeron en una reunión en el que pensaron que enseñar al nuevo aprendiz le costaría mucho trabajo, dada su grandísima torpeza de miras, tan evidente que no verla era prácticamente imposible.

Como manda don Dinero, hicieron su jugada e incentivaron a soñar al pueblo con los cuentos masónicos de la libertad, la igualdad y la fraternidad contra el tirano, siempre el mismo lema. Después de mucho sufrimiento, hasta el más documentado, caería en la trampa, edulcorada con un futuro muy prometedor, sin encierros, sin plandemias, sin miserias, sin hambre, sin mosquitos, sin insectos que comer, sin un chip para ir a comprar el pan y otros planes que estaban en la mente de los diabólicos. Sin embargo, como de tanto espanto ya estaban todos drogados, no se percataron del engaño hasta que les dijeron quién iba a ser su próximo verdugo. Los espantados son esclavos de sus amos.

Dentro del clan, estaba un aprendiz de reyezuelo que, intentando saltarse las leyes, quiso tener su propio reino, pero la jugada le salió mal por estúpido. Fue denunciado y tuvo que salir por patas de Espanta, ante el terror de otras guillotinas, entre ellas las del pueblo, conocedor de su crimen. Fugado como una rata, fue seguido hasta que se le dejó en libertad, bajo el auspicio de otro amo más comprensivo que se apiadó de él, ante la crueldad que gobernaba en Espanta, ante las bárbaras hordas de los espantados que, cuando se enfadaban, era muy de temer. Los mismos que lo denunciaron, años después, cuando ya creía que podría volar, le pidieron de nuevo su bella cabeza; pero, héte aquí que se convirtió en el salvador de los espantados porque, de lo contrario, no habría gobierno. El líder, defenestrado por el rey de Espanta, el cual estaba con un temor tremendo a hablar y diciendo a todo amén, quiso entonces sacarlo del apuro. Y es que, incluso, este líder fue denunciado en el Tribunal Internacional de la Haya por atropellar los derechos básicos durante el encierro de la plandemia, cuyo virus es inexistente, por arruinar la economía de millones de ciudadanos y otras travesuras; como dicha denuncia duerme en el cajón de sus señorías los fiscales, no pasa nada aún. De hecho, el Tribunal de lo constitucional le sentenció tres veces por esos hechos. En otras palabras, un delincuente que salva a otro delincuente. Todo ello mientras quien quedó fuera del pastel intenta pedir su parte, ante tan generosidad, la nunca vista. ¿Ante tanta gentileza no podía ser de este reino, o sí lo era?

Ya había creado el encantamiento con banderas del arco iris para tener a los ciudadanos entretenidos con juegos sexuales, para que la dictadura fuese placentera, de paso haciendo disfrutar al pueblo y permitiendo que otros lo hagan por prerrogativas gubernativas. Un caramelo a nadie le disgusta, sobre todo si es ingenuo, dulce, inocente y sabe muy rico. Ya habían aprendido de las malas artes y gustos de sus maestros, con ritos con otros de sabor a fresa. Sólo les quedaba rematar la faena para que la party fuese infinitamente compartida por quienes lo aplaudiesen con las orejas. 

Sin embargo, había unos invitados que, mirando de soslayo, no disfrutaban con el olor podrido y empezaron decir cosas muy, pero que muy incómodas que, de ser tomadas en serio, podrían hacer que los espantados acabaran envalentonados ante tanta inmoralidad, razón por la que tenían que ser quitados del medio. Finalmente, con una artimaña sacada del infierno, los arrinconaron para que se desgañitaran la garganta y nadie los escuchase en un rincón del parlamento, bajo la tortura de ver como sus ínclitos facinerosos se paseaban delante de sus narices sin que no les pasara absolutamente nada. No hay mejor gusto que hacer sufrir a los que no queremos tener cerca y retirarles todas las armas de verdad y justicia.

Fue así, como de chisme a chisme, cuentazo a cuentazo, los sinvergüenzas mostraron sus privilegios ante los hambrientos de poder para generar un estado de rabia insoportable, porque eso da mucho morbo, hasta que finalmente, de tanto espanto, alguien les paró los pies.

No existe justicia terrenal sin justicia divina; ésta es lenta, pero tarde o temprano se pagan las acciones despiadadas por los crímenes y asesinatos que se cometen a otras personas, aunque no se conozcan a las víctimas.

Sirva esta bella narración de un país inexistente…¿O si es real  y tan perversos delincuentes están delante de nuestras narices y estamos tan ciegos que no los vemos?

 

7 Comentarios

  1. Muy bien el artículo. la verdad es que yo no he conocido a nadie peor que Pedo Sánchez el enterrador, gracias a esa inyección milagrosa que recomendó esta serpiente venenosa, muchas personas están marchando para una urna o una fosa, no hay nadie peor que un embustero traidor al que algunos veneran y a otros nos da asco, pensamos que no iba a superar nadie al cocalero José Luis Rodríguez Zapatero pero nos pusieron a este masón que lo superó con ilusión, no podrían encontrar otro mejor para la destrucción de España , esta alimaña está llena de odio y rencor hacia todo lo español, me da mucho asco este psicópata mongol.

  2. Cualquier persona con un mínimo de inteligencia y con los conocimientos de la psicopatía que muestran los políticos hacia el Pueblo, tendría que sospechar de los recuentos electorales. Puesto que se saltan a la torera y comenten actos ilegales al no respetar las LEYES electorales a la hora de hacer el recuento de votos. Lo siento, pero no me fío de indra, no me fío de correos a la hora de guardar los votos por correo y de los que menos me fío, es de la casta política porque viendo lo que están haciendo, con la perspectiva de los años, son los principales enemigos de los intereses de los ciudadanos.

    • Estos lo unico que respetan son las hostias y ya habrá tiempo de darselas literales y legales.

  3. Las vacunas COVID-19 aumentan significativamente los riesgos para la madre embarazada, especialmente durante el parto y poco después del parto. Algunos de los resultados son catastróficos.

    En muchos de estos casos, estos riesgos provienen de coágulos sanguíneos: embolia pulmonar, pero también paros cardíacos, accidentes cerebrovasculares e infecciones, ya que las vacunas COVID-19 dañan gravemente el sistema inmunológico de la madre, lo que aumenta los riesgos de diversas infecciones que podrían provocar sepsis y shock séptico.

    Estas muertes repentinas de nuevas madres se están ocultando en este momento, ya que las autoridades sanitarias continúan mintiendo a las mujeres embarazadas sobre que las vacunas COVID-19 son “seguras” en todas las etapas del embarazo.

    • No existen las vacunas COVID19 porque ni son vacunas ni este virus existe lo que si existe son unas inyecciones que mutan el ADN entre otras cosas que provocan esterilidad, muerte y enfermedad. Ya hay que dejar de decir vacunas covid. Hay que empezar a hablar claro que ya es hora. Por cierto los experimentos geneticos en los seres humanos estan prohibidos a ver si se enteran ya de una puñetera vez.

      • Curiosamente las vacunas llamadas ARNm no llevan ningun ARNm solo llevan grafeno y todo tipo de productos nocivos,el Doctor Sevillano lo explica mucho mejor sorprendido?.

  4. Los siniestros y satanistas amos del mundo pueden hacerlo porque somos muchísimo más irreflexivos, cobardes, credulonóicos y manipulables de lo que nos creemos. No somos tontos ….

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