Arde Francia, eureka, el Plan Kalergi obtiene sus frutos

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Esta historia, sorprendente, es la clave para entender la Europa actual. En otros de mis artículos describía como el abogado nazi Walter Hallstein, participante en las negociaciones con Musolini, dio una conferencia en 1939 donde describía la estructura política de Europa, muy similar a la actual. También fue precursor de la UE actual gracias a sus fundadores en los años 50. Hablamos de un activista nazi, escuchan y leen bien, no hay errores. Pero existe otro personaje tan siniestro o más que él y se llama Coundenhave Kalergi, hijo de un conde del mismo nombre, nacido en Austria en 1894 y fallecido en 1972. Destaca por su obra “La lucha de Paneuropa”, publicada en el año 1923. Sus tres volúmenes se pueden resumir del siguiente modo: primero, el enfrentamiento de los pueblos de Europa conducirá a la segunda guerra mundial; segundo, dado que los grupos culturales no se llevan correctamente han de ser gobernados; tres, para ello se sigue la dialéctica de Hegel con sus dos etapas (enfrentamiento de opuestos y solución) y cuatro, es el sionismo, como raza superior la que se encargará de dar solución al problema de la convivencia en Europa.

Tras la primera guerra mundial, apuesta por las ideas de Clemenceau, político francés partidario de las más duras sanciones contra Alemania, en busca de la buena relación entre los dos países. El tratado de Versalles incluyó esta tesis, causa de la rebelión germánica, que se empleó como excusa para seguir con los planes del sionismo más satánico. No olvidemos nunca que fue la Reserva Federal la que estaba detrás de la provocación de la primera guerra mundial en Europa y que, aparte de derrotar a la familia de los zares e instaurar el comunismo, estaba el objetivo de que los sionistas gobernaran el viejo continente y a todos pueblos porque ellos se creen la raza superior. Esta gentuza no da punzada sin hilo.

Ya en los años 20, los primeros adeptos a su movimiento fueron Masaryk y Benesch, así como el banquero Max Warbur, atrayendo la atención de políticos de alto vuelo de Francia y Alemania, como Aristide Briand, a cargo de la cartera de Exteriores en 1926, cuando recibió el premio nobel de la paz. Konrad Adenauer, nazi, alcalde de Colonia de 1933 a 1934 y creador del BND en Alemania en 1956, junto a viejos servidores de la SS y la Gestapo. Posteriormente se le suma Robert Schuman, ministro de asuntos exteriores galo de 1948 a 1952, uno de los grandes padres de la Unión Europea. A esto se añade que en 1948 se impone este principio al congreso europarlamentario de Interlanken y que se celebra la fundación del Consejo Europeo un año después; la representación de Alemania corrió a cargo de Konrad Adenauer, el cual asistió, oh sorpresa, en representación de la CIA americana. Es tal el desvarío de estos oscuros personajes, que el mismo Karlegi establece que “mientras la República Federal mantenga el legado de Adenauer su futuro está a salvo, pero si lo revela firmará su sentencia de muerte”.

Sin ir más lejos, determinó una bandera europea con fondo azul oscuro y estableció un plan en tres pasos: en primer lugar la abolición de la autodeterminación de los países, de sus identidades culturales y de sus sistemas judiciales a través del choque entre culturas, dado que, según ellos, los hombres y sus grupos son incapaces de autogobernarse si no es a través del conflicto; en segundo lugar mediante la guerra social en sí, enfrentando grupos disparejos y opuestos en religión, de modo que la estructura política de las naciones se van degenerando hasta quedar inservible y, finalmente, se impone la desigualdad injusta, en la que las élites sionistas, de la que forman parte de las casta superiores, se encargarán de gobernar y decidir sobre nuestras vidas y derechos.

Los sionistas, como líderes del socialismo, el comunismo y el capitalismo, establecen dicha desigualdad injusta como una ecuación inversa porque, si en una democracia es una mayoría la que decide, en la dictadura pseudo judia, es una minoría; profundizando en este concepto, este grupo ha de ser protegido de los ataques (recordemos la liga antidifamación, establecida por los Rothschild en los EEUU en 1913), la cual toma las mejores decisiones porque el resto es un gallinero muy peligroso para el resto de la población por su carácter violento e ingobernable. Este dogma se utiliza para seguir haciendo divisiones sobre divisiones. Esto no se realiza cuando esta secta se nos presenta con su indumentaria conocida, no, sino con disfraces o grupos muy concretos. Pongamos tres ejemplos: el feminismo pretende la supremacía de los derechos de la mujer sobre los hombres, lo cual ya es una realidad en España desde que en el año 2004 se aprobaron las medidas de choque contra la violencia machista; las leyes LGTBI pretenden hacer  lo mismo con gays, lesbianas, trans, intersexuales y queers y para ello crean delitos de odio como la homofobia y la transfobia, impiden que los padres puedan decidir sobre la educación de sus hijos e incluso los denuncian si se oponen al pensamiento dictatorial; finalmente, llegan las leyes contra el racismo, contra los sujetos que forman parte de los colectivos que acaban siendo aceptados en Europa y que no encajan en nuestra cultura, es decir, que son aceptados con el fin de poner en práctica el plan Kalergi (por ello para el parlamento francés es normal guardar un minuto de silencio porque matan a un negro de 17 años por parte de un policía pero no ven otros asesinatos crueles hacia blancos, a pesar de que Francia está prácticamente en llamas y nadie dice nada al respecto).

Y todo ello está en la agenda 2030, ninguna casualidad. Es la hoja de ruta para nuestro continente, paso a paso desarrollando un plan que se ideó hace más de 100 años y nadie lo sospecha. Como no podría ser de otra forma, desde las redes sociales nos cuentan que esta versión de los hechos es tan conspiranoica como la existencia de los protocolos de Sion, intentando como siempre silenciar los rumores de que el plan existe, un plan siniestro de destrucción, un objetivo que los políticos, sean nacionales o de la UE no van a contarnos, porque ello nos daría la justificación perfecta para sublevarnos contra sátrapas delincuentes y genocidas por acción u omisión.

Ya estamos viendo las consecuencias en Francia. Ni 45000 policías son capaces de resolver el conflicto social que ellos han provocado, todo porque, según las versiones oficiales han reaccionado en solidaridad por la muerte de un joven. Sucia mentira. Estos grupos sociales, que no se sienten parte de nada, que no pertenecen a sus países y que no los conocen verdaderamente, actúan de manera violenta porque los han provocado para ello, siguiendo el plan Karlegi. Los idearios religiosos forman parte de ello y uno de las victimas de estos movimientos fanáticos vio como musulmanes le cortaban una mano, siguiendo las leyes islámicas.  

Es la sociedad del odio, es la sociedad que sigue los modelos del satanismo, la guerra, la sangre y el odio recorriendo los rincones de nuestras calles europeas, todo para que ellos, los sionistas, pongan orden y nos gobiernen a golpe de policías, miedo, control, estados militares e inteligencia artificial al estilo de Partido Comunista Chino, así el pueblo pedirá auxilio cuando vea peligrar su vida. ¿Es eso lo que persiguen, según el plan ya descrito? No olvidemos quién los guía, Satanás.