La declaración de los derechos del niño, elaborada en 1989 señala en su artículo 5 que “los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle, en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención”. Aparte de defender su derecho a la vida y su protección en este sentido, el artículo 14 establece que “los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Los Estados Partes respetarán los derechos y deberes de los padres y, en su caso, de los representantes legales, de guiar al niño en el ejercicio de su derecho de modo conforme a la evolución de sus facultades”, así como que “la libertad de profesar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la moral o la salud públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás”. En esta convención se abre la trampa de la manipulación que llegaría por la imposición de la nueva agenda globalista, impositiva en principios educativos sobre la sexualidad. La International technical guidance on sexuality education, elaborada bajo el patrocinio de la ONU, la UNICEF Y UN WOMEN, rompe con los escasos protocolos de protección de la infancia y nos adentra en una dictadura, propia de los regímenes fascistas y sectarios.

En dicho documento, Audrey Auzuley, director de la UNESCO, nos dice entre otras cosas que “a pesar de los avances, demasiados jóvenes transitan de la infancia a la edad adulta recibiendo información incorrecta, incompleta o tergiversada que afecta su desarrollo físico, social y emocional; esta inadecuada preparación no sólo exacerba la vulnerabilidad de los niños y de los jóvenes para su explotación y otras dolorosas consecuencias, sino que representa el fallo de los garantes de los deberes de la sociedad para cumplir las obligaciones con una generación entera”. Bellísimas palabras de amor hacia los niños y el respeto a su individualidad, siempre buscando, como se observa, la mejor manera de que sus derechos estén protegidos, mas luego veremos que todo resulta ser todo lo contrario cuando defiende la aplicación de la agenda 2030 en este sentido. ¿Cómo repercute ello en la infancia? Tengamos en cuenta que es un documento oficial con pretensiones de ser la guía del ministerio de educación del gobierno mundial.

Al enfatizar en “las diferentes formas en las que las normas del género (no del sexo) pueden influir de manera desigual como estas desigualdades pueden afectar la salud y el bienestar de los niños y los jóvenes”, se hace eco de las teorías de Simon de Beauvoire  sobre el origen del feminismo o del movimiento LGTBI, es decir, que la agenda de estos organismos internacionales, privados y comprados por las élites, imponen una ideología falsa en la educación al imponer la sexualidad como asignatura obligatoria y promociona “el derecho a escoger cuándo y con quién una persona tendrá alguna forma de relación sexual e íntima.” Lejos de hacer que la sexualidad fluya por sí misma y los niños la desarrollen según su grado de madurez psicológica y emocional, la impulsan y motivan por rango de edades, tal como veremos en el siguiente párrafo. La gravedad de este hecho es tal que la ONU y la UNESCO estarían incitando a prácticas pederastas y abusos sexuales permitidos, en la línea de la filosofía del satanismo. El hecho de que esto sea perversión directa de menores convierte a los organismos internacionales en agentes delincuentes que se cuelan con su autoridad no legítima, en contra la ética más esencial.

En el caso de los niños de cinco a ocho años se les enseñan a amar y a mostrar su afecto mediante besos, abrazos, tocamientos y comportamientos sexuales en los que van siendo educados y habituados. De este modo, comienzan a desarrollar hábitos impropios de su edad y más comunes en personas adolescentes que tienen un pleno conocimiento de su sexualidad, la cual no ha sido forzada. El resultado de ello es la confusión, dado que el infante siente el placer y lo asocia a la repetición, sin duda la más sucia jugada por la parte de la ONU o la UNESCO, tocando la tecla de la vulnerabilidad de los niños. No desean que ello ocurra, según su director y se la activan, todo un despropósito y prueba que demuestra el grado de delincuencia de estos organismos sin parangón. Tanto el ministerio de igualdad, como el de educación y las consejerías de las comunidades autónomas de tal área son coautores de este crimen psicológico.

De los nueve a los doce años desarrollarán la capacidad de respuesta sexual, siendo capaces de diferenciar entre los diferentes tipos de atracción y respuestas del sexo masculino y el femenino, al tiempo que se les enseña técnicas de masturbación y auto satisfacción. 

De los 12 a los 15 ya saben que la reacción sexual es diferente y diversa y que puede variar de un momento a otro, es decir que un adolescente puede sentir placer con una persona del sexo opuesto, tanto como con el propio, siendo aleccionados en técnicas anticonceptivas y aleccionados sobre el género como independiente de su sexo biológico y ADN sin el permiso de los padres.

Por supuesto que el aborto se considera un derecho legítimo en todo momento, según las leyes de plazos correspondientes. ¿No responde tanto sexo a la búsqueda de fetos para las empresas farmacéuticas y los experimentos afines, buscando grandes beneficios, de paso que estos jóvenes no tendrán hijos ni tendrán familias estables, máxime si se hormonan o mutilan sus órganos sexuales, con todas sus consecuencias? 

El resto ya lo conocemos, homofobia, transfobia, retirada de la patria potestad y limitación de los derechos de los padres, en la línea de artículos míos anteriores. 

El Estado ya no protege a nuestros hijos, la ONU los considera propios y desea destruirlos de la manera más vil a través de su inocencia y ello merece el más intenso desprecio y el enérgico rechazo que obligue a los padres a que retiren a sus hijos de los centros educativos, mal llamados así. Durante el covid 19 parecían campos de concentración nazis con las mascarillas, las vacunas y todo tipo de crueldades y ahora quieren pervertirlos. ¿Lo vamos a permitir, vamos a autorizar a estos organismos satánicos y delincuentes que hagan lo que les venga en gana, pisando todos los derechos porque desean sin más y sin tener a nadie en cuenta?

 

1 Comentario

  1. Hombre, por fin alguien más se da cuenta de que el aborto no es que se “defienda”, es que se FOMENTA con fines ritualísticos y sobretodo de suministro constante y gratuito (gracias a las hembras-ganado “liberadas” espoleadas por memas vulgares como Irene Montero y sus “más derechos”) para multitud de industrias (cosmética, farmacéutica, biotecnológica, genética) y algún que otro club gourmet y de suplementos para que esos demonios deformes antropófagos sigan cumpliendo cien años.

    Y el resto, bien explicado. Corrompido el niño, perdido el adulto que será, si llega. Maldad y racismo en grado extremo. A los hijos de los magnates ni siquiera les dan dispositivos digitales hasta bien entrada la adolescencia.

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