El Romancero español del siglo XVII consideró a Jauja como el nombre de un país fabuloso, paradisíaco y maravilloso. En él, según el escritor romano Petrus Nobilio (1560), los ríos son de leche y miel, los gansos vuelan asados, los monjes bailan con las monjas, y así un largo etcétera de agasajos, dádivas y chucherías que hacen de la holganza y la pachonería toda una ciencia del comportamiento –traducido a nuestra época- social.
La idea que, de manera coloquial, más ha calado en nuestra sociedad con relación al fabuloso topónimo, tiene que ver con el alto grado de satisfacción que provoca en el ciudadano tropezarse con este reino que, extendido a nuestra realidad presente, podría identificarse tanto con un chollo puntual (algo facilón que no requiera esfuerzo), como con el acceso a un modo de vida en el que todo sea dado y apenas haya que mover un músculo para conseguirlo: ¿un animal de granja?
Las pasadas elecciones, lejos de catalogarlas dentro del reino de la razón o de las líneas que delimitan el sano ejercicio intelectual de una sociedad, podríamos considerarlas como un anexo –algo desviado— de esos cuentos que sobre el fabuloso reino de Jauja nos contaba nuestro abuelito en ese duermevela en el que todo se nos aparece como posible; sin poder precisar si esas imágenes cuasi oníricas entraban ya en el mundo de la ficción o en el de la realidad.
La cuestión, así planteada, da lugar a la formulación de una pregunta capital: ¿es nuestra sociedad tan infantil como aparenta ser?
Teniendo en cuenta que el niño, tradicionalmente –ahora no, pues la tendencia “progresista” es a considerarlo como un adulto de escaso tamaño— aprende por una sucesión encadenada de premios y castigos –con lógicos matices—, la circunstancia de castigarlo sin salir de casa por no haber hecho caso de la recomendación de su “progenitor”, de no asistir a lugares concurridos –no vaya a ser que “pilles algo”—, ¿no sería razón suficiente para considerar como pueril esa forma de proceder?
Durante el año 2020 el mundo padeció un encierro insólito e injustificado (amén de los miles de muertos afectos a la plandemia de un virus que nunca fue aislado), del que ya nadie se acuerda. Lejos de pedir responsabilidades por el deshumanizante, inmisericorde y fraudulento tratamiento, nuestra sociedad prefirió mirar para otro lado, hacer valer la sentencia “del muerto al hoyo y el vivo al bollo” y dejarse conmover, como ese niño en su Jauja particular, ante el canto de sirena de aquellos que vendieron su alma al diablo por un puñado de votos y una poltrona con vistas al infierno disfrazado de Prada.
Pues bien, a mi entender, la sociedad española sigue en pañales. No hemos pasado el test de la edad adulta. No me refiero a que deberíamos haber protestado en las calles de manera enérgica, como se hizo en otros países contra el “cuento chino” de la covid-19, que hubiera sido lo más correcto. Pero sí, al menos, podríamos haber aprovechado las pasadas elecciones para mostrar nuestro malestar y desconfianza hacia la clase dirigente de todo jaez y colores ¿Quizás no acudiendo a las urnas?
Nos implicamos en el juego político con la vana ilusión de que podemos cambiar las cosas, sin llegar nunca a saber que se trata de un ardid de los que gobiernan este mundo para implicarnos y dividirnos. La política, a nivel del ciudadano de a pie, no deja de ser una sucesión de experimentos psicológicos y sociales. De pautas de comportamiento, de ensaño y error: de ratones de laboratorio en último extremo.
Con relación a las elecciones del 28 M, no es difícil imaginar que detrás del batacazo electoral se hallase la voluntad de los que habitan en las cloacas del Estado de preparar un relevo creíble y lo suficientemente persuasivo como para implicar a toda la población en la fiesta de la falsa democracia. De este modo, acudirían como corderitos al cobijo del aprisco (las urnas y su ilusión de cambio), sin mostrar su disconformidad ante los recientes escarmientos acaecidos y sin acusar ningún asomo de desánimo por las dictatoriales y antidemocráticas restricciones a las que fuimos sometidos.
Es muy posible que nuestros oscuros dirigentes, aquellos que se arrogan el papel, no de progenitores –como en el cuento del abuelito—, sino de ganaderos del rebaño, se encuentren en plena celebración o, seguramente, quizás algo peor: pensando ya en la próxima remesa de nuevos castigos que nos van a imponer, al comprobar las amplias tragaderas de las que está provisto su joven rebaño ¿No es esto lo que nos avanza la OMS desde su advertencia de la llegada de un nuevo virus mucho más letal que el anterior?
La sociedad debe salir de ese reino de Jauja al que nos tienen ilusoriamente sometidos. Debemos escapar del engaño, so pena de dormirnos definitivamente y no amanecer jamás.
Nos engañan y traicionan para que pongamos a nuestro enemigo democráticamente en nuestro Parlamento. Nos hacen votar a Pucherazos Soros-Indra (PPSOE e independentistas) sin que lo sepamos porque las juntas electorales provinciales prevarican y nos roban el control popular legal del escrutinio general: la suma de los votos del conjunto provincial de todas las actas de nuestras mesas electorales (ayer empezaron en Madrid, mañana jueves, en el resto de las provincias), este acto es público y si asiste podrá comprobar personalmente que esas juntas electorales no suman públicamente nuestros votos (como sí se hace en cada mesa electoral el día de las elecciones) sino que dirán que se fían de lo que la globalista Indra diga que le ha salido sin que nadie controle la limpieza de su supuesta suma. El posible pucherazo no está en las mesas electorales sino en las juntas electorales provinciales. El globalismo ha corrompido completamente todas nuestras estructuras de poder (incluido el de los liderazgos de todos los partidos parlamentarios, el de los altos tribunales y el de las telemanipuladoras). Nos mienten para destruirnos “democráticamente” ¡¡Toma ya!!
Pregunta: ” ¿es nuestra sociedad tan infantil como aparenta ser?”. Respuesta: sí, sin duda. Y diría que incluso más de lo que aparenta.
El NOM en España lleva más de 50 años escapado del pelotón. Es normal que siga “ganando”.
Este payaso si es que esta vivo Soros y su hijito lo van a pasar muy mal en breve,
El amigo Pascual nos dice “plandemia de un virus que nunca fue aislado” y apartir de esta mentira se monto esta farsa, igualito que ahora nos toca con los del Calenton Huevla y su relacion con la Geongenieria/Estelas Quimicas/Radiaciones haarpianas,,,
Hay dos tipos de personas con infinitos gradiantes intermedios
1)Esclavos de la Matrix, siendo esta “El conjunto de Conceptos falsos en los que se basa una civilizacion, cultura,,,y se caracterizan por creer en todo lo oficial, TVs, OMS, Media, Expertos Cientificos,,,
2)Despiertos, los que saben que El Poder te engaña con aviesos intereses y a partir de esto se van descubriendo verdades sorprendentes y poco a poco se va entrando en un nuevo paradigma y nivel perceptual superior.
Los primeros lo tienen muy chungo y los otros tambien, pero sera mas dificil despoblarles