“- Soldado Gump, ¿para qué estás aquí?

– Para hacer todo lo que usted mande mi sargento.

– ¡Demonios Gump! Es la mejor respuesta que he oído en toda mi vida.”

Tom Hanks, en Forrest Gump (1994)

Desde que se puso fin a la mili, o mejor dicho el servicio militar de cumplido deber por el entonces ministro de defensa un 9 de marzo del 2001, por Federico Trillo, los españoles, poco a poco hemos ido perdiendo el sentido patriótico de lo que representa una nación, la patria con sus valores, la cultura y su historia. La España que tuvimos, el sentido de identidad, el amor hacía ella, se combinaba con los servicios y la defensa de su nación, hubo un cierto día, después de la supresión, que se oyó por los campos de la información volver a la mili, hacer el servicio militar. 

Después, pasados algunos años hemos perdido el sentido patriótico con esta España, se ha ido diluyendo aquél sentido de salvaguardar a su nación. Los españoles han ido perdiendo el sentido patrio que esa mili nos enseñaba, aquello de perder la vida si llegara el caso. Creo que no se trataba de perderla, sino de salvarla y defenderla de cualquier horda que se presente y desee cambiar el rumbo de la nación.

Hablando el otro día en una tertulia de amigos, uno decía que: él estaba dispuesto a morir por su patria, por sus familiares y por su iglesia, con un mensaje textual: de ocho que estábamos hubo uno que disentía de ello, pero los otro siete, entre ellos me incluyo yo, estábamos con lo que decía este amigo.

Yo no soy quien para decir si debe volver la mil, pero si diré, al menos, discrecional, voluntaria si se debiera volver a realizarla. La mili me enseñó a ser caritativo, a tener valor ante las adversidades, ser leal con los compañeros y el amor a la patria, a ser más persona en todos los sentidos de lo que significa esta palabra.

Hace algunos años me encontré en uno de esos barcos mejilloneros que hay en O’Grove (Galicia) a un caballero que me llamó la atención con una palmada en las espaldas diciéndome: ¿Mi querido amigo Pepe Medina cómo estás? Volví la cara y me encontré con el grandullón de Matías, natural de O Cebreiro, de una aldea, perdida en la montaña lejana de este municipio. Este hizo la mili conmigo en farmacia militar. A este joven, de aquellos días, le enseñamos entre dos soldados a leer, otros dos le enseñaron dar el paso y desfilar para la jura de bandera. El castellano además de no hablarlo no conocía el significado. Matías es actualmente el dueño de una flota de barcos mejilloneros. La mili nos enseñó a ser patriotas, a ser personas honradas y justas, mas dignas con nosotros mismos y sin temor a equivocarme más responsables, más solidarios y humanos. De esa mili volvimos de ella con todos los valores, tanto individuales como colectivos que se pueda anhelar en esta vida que nos ha tocado vivir. No sé, si sería en estos momentos diferente España, eso nadie lo puede asegurar ni firmar. El vasco Blas de Lezo entre sus muchas frases, hay una que sobresale de las demás: Me gusta saber que dejo una parte de mí mismo en cada campo de batalla, a cambio de un poco de gloría. De una cosa sí estoy seguro. Yo añoro la mili y meditando sobre la mili, para mí fue razonable y ejemplar en todos los sentidos.

 

2 Comentarios

  1. Es cierto, sr Medina, la mili era para muchos hombres españoles una escuela de la vida, en la que se aprendían muchos valores. Es verdad, que en algunas ocasiones, hubo abusos por parte de algunos mandos, pero esto era una minoría. En la mayor de las ocasiones el balance era muy positivo. He conocido el caso de un pastor extremeño que no sabía leer y escribir, y no sólo aprendió, sino que hizo tantos amigos entre compañeros y mandos, que cuando se licenció y tenía que dejar el buque de guerra en el que sirvió 12 meses, lloraba desconsolado porque no quería volver a su lugar de origen. Personas como este humilde pastor dejaron profunda huella en el corazón de aquellos rudos marinos de guerra profesionales, y hacían sentir que la profesión tenía sentido. Hoy en día, veo todo con triste nostalgia.

  2. Yo también aprendí mucho en la mili. Aunque en sentido diametralmente opuesto al del artículo.
    Cuando me dejaron irme habían creado un profundo antimilitarista, antipatrias, antiobediencia…
    A quienes añoran la mili deberían darles la oportunidad de vivirla a perpetuidad. Ahora, sin salir del cuartel.

Comments are closed.