Era noticia estos días, las manifestaciones de Miguel López, Presidente de COAG Andalucía (coordinadora de organizaciones de agricultores y ganaderos), sobre el comportamiento de Joaquín Páez, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, acusándole de estar causando un grave perjuicio a la principal cuenca hidrográfica de Andalucía, permitiendo la mercantilización del agua y provocando un conflicto interno entre las comunidades de regantes. Acusó también a Joaquín Páez de ser un auténtico obstáculo al espíritu de consenso que hay entre todas las comunidades de regantes de Andalucía y de estar haciendo una gestión temeraria con un bien público como es el agua, a la vez que se atrinchera en la falta de talante de los demás, para ocultar su incapacidad para dialogar. Miguel López acabó pidiendo la dimisión del presidente de la confederación hidrográfica.
El olivo, por ser árbol milenario, sabe mucho sobre la sequía, vive en la sequía y desde esa falta de humedad, y desde donde conoce la historia viene dándonos uno de los frutos más preciados que da la tierra, denominado “oro verde”. Como decía Charles Darwin, es cuestión de adaptación. La misma con la que los ciudadanos de estas tierras hemos aprendido a convivir. Luego, llegaron los políticos.
Desde siempre, los gobernantes con altura de miras y a través de todos los tiempos aquí en la Península Ibérica, han tenido en cuenta la circunstancia climatológica. Tanto los romanos y especialmente los árabes, supieron optimizar el agua que con escasez se recibía en la península Ibérica. Es la misma razón por la que en el anterior régimen se construyeran tantos y tantos y tantos espacios para acumular agua, en prevención de las épocas de sequía que siempre, siempre, siempre llegan.
Pero para nuestra desgracia, luego llegaron los políticos y gobernantes actuales, estos títeres, que solo gobiernan en beneficio de los más poderosos. En España, otra de las muchas razones que nos hacen únicos, es el hecho de tener “la España Húmeda”, donde se dan muchísimas inundaciones en la época de lluvia y “la España Seca” en la que tenemos mucha escasez de agua. Pero nuestros gobernantes lejos de buscar beneficios para el pueblo, solo lo hacen en beneficio de sus amos. Se preocupan de que estos saquen beneficios de las inundaciones y beneficios de la sequía. De ahí las razones por la que en su día se eliminó el Plan Hidrológico Nacional que además pagaba en su integridad la Unión Europea, que a grosso modo, consistía en traer el agua sobrante, la que produce inundaciones en las zonas del norte, a las zonas del sur para aliviar su sed.
Hoy tenemos un debate importante entre los que dicen que la situación climatológica actual es inducida y artificial y los que dicen lo contrario. Si rastreáramos los beneficios económicos de unos y de otros, seguro que encontrábamos la verdad. Pero fíjense por donde, he leído recientemente que los americanos empezaron a experimentar con esto de cambiar artificialmente la climatología en España, en los años ochenta. Me acuerdo perfectamente que fue esa década, la única en que hemos tenido sequía técnica aquí en Sevilla, la única –que yo recuerde- en que se racionalice el consumo de agua. Recuerdo perfectamente por entonces, que pasaba las nubes negras, negras -las que siempre hemos definido como de agua- que pasaban y no descargaban ni una gota…
Todos los años vengo escribiendo un artículo sobre la tomadura de pelo en la que consiste “el cambio horario” este que aquí en Andalucía en Sevilla donde yo resido, nos desvía dos horas y media el horario natural. Cuando el Sol está en el punto más alto, es decir cuando tendrían que ser las doce de la mañana, mediodía, el reloj nos marca las catorce treinta. Nos resta dos horas y media de luz natural por las mañanas, cuando biológicamente, más capacidad tiene el cuerpo humano y por ello es más productivo, para añadirlas por la tarde cuando decae esta capacidad. Dicho más gráficamente; nos quitan dos horas y media de cuándo tenemos más capacidad para producir para añadir dos horas “al consumo de ocio”.
Nada nuevo que pueda sorprender a los que ya vemos la deriva a la que unos cuantos señores están llevando a España. Unos cuantos señores que controlan a un ya, más que numeroso colectivo de políticos, que ejercen de marioneta de sus amos y contra el pueblo.