Se trata de una de las bahías más perfectas y bonitas del mundo, con una historia natural y  humana fascinante y un montón de anécdotas que poca gente conoce. Es por ello que hoy os  queremos invitar a plantearos los misterios de la Bahía de Santander contados por uno de los  principales interesados en el tema: Miguel de Cervera. Un estudioso de la Historia de  Santander que ahora se ofrece para contarnos un montón de anécdotas increíbles en el mejor  escenario posible: viajes en barca a motor por la Bahía de Santander en los cuales él mismo  será el guía. Podéis contactarle en el 623191492 o en el correo info@ponteaclick.com y  solicitar cuanto antes un paseo en barca por Santander, con o sin él como guía.  

Desde 150 euros por cuatro horas se puede disfrutar de la barca motora con su neverita, su  toldo y todos los elementos que ordena la normativa y SIN NECESIDAD DE NINGÚN TÍTULO DE  NAVEGACIÓN para pilotarla. El máximo de ocupantes por barca que pueden subir al tiempo es  de 5 personas. 

 

Nuestro colaborador Miguel de Cervera podrá embarcar con nosotros y hacer de guía en la  Bahía de Santander. 

Los propios locales no conocen la historia oculta de la Bahía de Santander  

Mucha gente en el propio Santander y sus alrededores no conoce la dilatada historia de  misterios y leyendas de la Bahía de Santander. Y me consta porque hay muchas de estas cosas  que no las he leído en ningún libro ni me las ha contado nadie, sino que las he tenido que  investigar por mis propios medios muchas veces escuchando anécdotas de los testigos que las  vivieron.  

  1. Primera parada: partimos del barrio pesquero de Santander

No siempre fue el barrio de los pescadores, sino que hubo otro primero, situado en lo que hoy  es la Calle Alta, pero ahora mismo es lo más típico que se pueda encontrar de ese ambiente  marinero de toda la vida. Un barrio creado ex profeso para los marinos, sobre antiguos  playazos que se ganaron a la bahía, como gran parte del entorno del arco de la Bahía de  Santander. Hay una iglesia rodeada por una colonia de casas con calles sacados de la obra de  José María de Pereda: Sotileza.  

La Galerna de Viernes Santo del año 1878  

Esto fue un gran desastre tremendo que afectó a la flota pesquera montañesa y vasca de  finales del siglo XIX. Una tremenda galerna que arrastró a docenas de barcos llenos de  marineros hacía alta mar o hacia las rocas, con una enorme pérdida de vidas que se representa muy bien en la obra cumbre de José María de Pereda: Sotileza. La historia inventada de la hija  de unos pescadores que se relaciona con distintos personajes típicos del Santander de  entonces y de ahora.  

Especies animales de la bahía de Santander  

La bahía de Santander es un ecosistema marino ubicado en la costa norte de España, en la  comunidad de Cantabria. Entre las especies animales que habitan en la bahía se encuentran:  

 Aves marinas: la bahía de Santander es un importante refugio para las aves marinas  migratorias, incluyendo al cormorán moñudo, la gaviota patiamarilla, el charrán  común, la garza real y el zarapito trinador.  

 Peces: la bahía de Santander es rica en especies de peces, incluyendo la lubina, la  merluza, el besugo, el lenguado y la caballa.  

 Crustáceos: entre los crustáceos de la bahía se encuentran el percebe, la nécora, el  centollo y el camarón.  

 Moluscos: la bahía de Santander es conocida por sus mejillones de alta calidad, así  como por otros moluscos como la ostra, la almeja y el pulpo.  

 Mamíferos marinos: se pueden observar en la bahía de Santander delfines comunes y  marsopas, que a menudo se acercan a la costa.  

Éstas son solo algunas de las especies animales que habitan en la bahía de Santander. La  diversidad biológica de esta zona es muy rica y variada, pero lo fue mucho más en los tiempos  prehistóricos del hombre de Altamira, que tuvo su hogar muy cerca de aquí, en diversas  cuevas que se reparten por los montes cercanos a la Bahía. ¿Quieres conocer la fauna  prehistórica de la Bahía de Santander

  1. Segunda parada: el puerto industrial de Santander

Aquí viviremos escenas que nos pueden recordar un poco a las películas de Tintín cuando  recorren los abundantes puertos que visitan en estas historias. Barcos muy grandes y  máquinas trabajando. El típico paisaje industrial del norte de España a que se abrirá entre  nosotros apenas crucemos el puente levadizo que da acceso a esa zona industrial y a la bahía  en sí: un entorno controlado en el que nos podemos sentir a gusto con unas mínimas  precauciones náuticas. Pero no siempre el puerto de Santander y la faena pesquera fueron tan  seguros como hoy, cuando aún se siguen produciendo hundimientos de barcos pesqueros de  vez en cuando. Tragedias que se producen en mar abierto siempre y con mal tiempo, por lo  que nosotros no debemos preocuparnos: sólo navegaremos en días perfectos, sin viento y  dentro de la Bahía.  

Las campanas de la Catedral de Santander como aviso a navegantes  

Para evitar que las flotas fueron alcanzadas por este tipo de tormentas se usaban las campanas  de la Catedral de Santander, que tañían tal o cual aviso según se dieran las circunstancias.  Porque la galerna podía aparecer de pronto en el horizonte y el avanzar muy rápidamente  hacia los barcos, que eran de vela y no tenían tanta capacidad de maniobra como hoy en día. Y  el resultado podía ser un susto o sencillamente la muerte para los pescadores, como ocurrió  en más de una ocasión. Tras la galerna tan terrible que tuvieron que afrontar los pescadores  montañeses y vascos, en el Viernes Santo de 1878, las mujeres de Santander se tuvieron que  poner a faenar ellas mismas para sacar sustento de las familias, que quedaban  desamparadas. 

  1. Tercera parada: el muelle donde estalló el Cabo Machichaco

Conoce por el lado del mar el escenario trágico de una ciudad golpeada por la fatalidad. Como  en los casos de la peste negra en siglos pasados, así como de otras epidemias como el cólera,  enfermedad que tiene su participación en este relato, la muerte se propagó a menudo desde  un puerto y vino por barco desde lejanas tierras.  

El Desastre del Machichaco fue una historia de mala suerte con varios capítulos consecutivos.  Estamos hablando de un barco mercante de finales del siglo XIX. Uno de esos primeros barcos  correos que ejecutaron líneas continuas de transporte de mercancías y pasajeros en alta mar,  sin necesidad de velas, y que ya mostraban un tamaño considerable para la época. Un barco  con tal capacidad de carga que podía transportar mercancías tan pesadas como raíles de tren o  enormes bobinas de papel, pero también mercaderías tan peligrosas como pueden ser la  dinamita o el ácido sulfúrico.  

La explosión del Cabo Machichaco en Santander  

Y todo esto eran definitiva la carga que transportaba el barco desgraciado que estaba  destinado a estallar en medio de un puerto lleno de gente. Y la masacre fue tan cuantiosa que causó un gran impacto a nivel internacional y se cambiaron las leyes de navegación, en  concreto, para mercancías peligrosas, prohibiéndose ya del todo el atraque de barcos con este  material en puertos no destinados a semejante actividad. Porque lo realmente penoso de la  explosión fue que no afectó solamente a la tripulación, también a miles de personas inocentes  que tuvieron la desgracia de estar por allí. Un accidente tan horrible que fue como una  pequeña bomba nuclear cuando no existía nada de eso, siendo evidente el avance tecnológico  de ciertos materiales y técnicas por la capacidad de crear una bomba tan potente como esa.  Una bomba involuntaria que flotaba sobre las aguas en espera de un momento propicio para  estallar, tras un complicado cúmulo de circunstancias desgraciadas  

  1. Cuarta parada: el Centro Botín y la Grúa de Piedra de Santander

El Centro Botín no necesita presentación: es un punto cultural y arquitectónico de vanguardia  a nivel nacional que se vuelca literalmente sobre las aguas. Y respecto a la Grúa de Piedra e  trata de una instalación de maquinaria del siglo XIX que marcó la diferencia en una época de  revolución industrial. Una grúa muy potente para la época con la que Santander intentó hacer  competencia a Bilbao como puerto de referencia para grandes buques como el Cabo  Machichaco, que estalló en esa misma época de finales del siglo XIX.  

Yacimiento arqueológico en el cementerio medieval de la Catedral de Santander  

El pasado de las ciudades está debajo de nuestros pies, muchas veces enterrado bajo varias  capas de escombros y asfalto u hormigón. Pero sigue ahí, esperando a que algún arqueólogo  saque a la luz descubrimientos como el que vamos a comentar ahora.  

Siempre se ha sabido que bajó a la Catedral de Santander había unas termas romanas, pues  es un yacimiento arqueológico que lleva descubierto algún tiempo y que se puede contemplar  a través de los cristales sobre los que podemos pisar en la iglesia del Cristo. Sin embargo, no se  han realizado más excavaciones que hayan permitido descubrir más cosas hasta que  recientemente se ha levantado el suelo para poder volver esa vista atrás. Al pasado de  nuestros ancestros, en este caso medievales, que se enterraron junto a la Catedral para estar  más cerca de Dios desde el momento en que eran depositados en sus tumbas.  

El rostro reconstruido por ordenador de una chica de Santander de la Edad Media  

Este yacimiento medieval se encuentra a los pies de la fortificada Catedral de Santander. De  este yacimiento hemos confirmado cosas como los festines de carne de ballena que se  producían tras la caza de estos gigantes del Atlántico, en concreto la ballena franca, que por  ser más lenta era más fácilmente cazada por nuestros antepasados. Y una de las cosas  sorprendentes ha sido el hallazgo de un cráneo prácticamente intacto, con todos los dientes  en su sitio, que perteneció a una santanderina de entre 20 y 30 años que vivió en la Edad  Media plena de la época entre el Cid y las Navas de Tolosa. Una mujer cuyo rostro se ha reconstruido por ordenador gracias a las técnicas más modernas y a la que se ha dado el  nombre de Yllana, como otra señora cuyo nombre sabemos porque aparece de vecina de esta  antigua abadía fortificada.  

  1. Quinta parada: el Paseo de Pereda y los raqueros

Es una panorámica muy bonita y típica de la ciudad en la que destacan los raqueros. Esa  estatua de tres niños que se lanzan al mar o que contemplan el horizonte de la Bahía de  Santander.  

No es posible conocer un puerto desde tierra solamente. Con nuestros tours en barcos de  alquiler a motor en Santander podrás disfrutar de la ciudad desde otro punto de vista muy  diferente: el de los marinos y pescadores que arribaban a este puerto, pero también de los  

viajeros que llegaban desde cualquier punto del globo. Habitantes y visitantes de la ciudad que  muy pronto se encontraban con un fenómeno local en las pandillas de jóvenes, que hoy serían  llamados menas, pero que no eran extranjeros precisamente. Eran más bien auténticos hijos  de la calle, grupos de chavales fuera del control de sus familias de pescadores y marineros, si  es que tenían familia, que se dedicaban travesuras por todas partes y también pequeños  hurtos cuando no estaban empeñados en batallas campales a pedradas o palos entre ellos.  

Conoce a los raqueros de Santander desde el mar 

El que os escribe aquí sobre todo esto ha investigado un poco más a fondo sobre estos niños  sin control que había por Santander, deambulando por todas partes y haciéndolas de todos  los colores. Y ha descubierto que detrás de la historia edulcorada que nos quieren vender de  unos niños traviesos, que se lanzaban al mar para recoger las monedas que los turistas les  

tiraban, hay un trasfondo un poco más oscuro que resulta un auténtico tabú, incluso hoy en  día. El fenómeno inhumano de los abusos sexuales a los menores, que en realidad se extendía  a toda la población vulnerable de la ciudad y, en concreto, a los niños y mujeres de la calle.  

Santander y la guerra de Cuba  

Si hay un puerto en España con relación con las Antillas, incluso a nivel militar, sin duda es la  base naval de Santander, que fue importantísima hasta bien entrado el siglo XX, cuando ha  sido desplazado definitivamente por otros puertos del Norte, Levante y sur de España.  

Sin embargo, durante todas las guerras que hubo en Cuba contra la insurgencia, apoyada por  los gringos, de Santander salieron casi todos los contingentes de tropas y pertrechos hasta la  derrota al final a manos de Estados Unidos en 1898. Una derrota que sólo pudo llegar por los  medios terroristas de ese país, que utilizaron todo tipo de prácticas deshonrosas para apoderarse de nuestras islas, así como también sirvieron de la tradición del Gobierno de  Madrid como principal aliado para su maniobra imperialista.  

Pero no sólo hay relación en cuanto al puerto en sí, como base militar principal para este  conflicto, sino que también fueron desterrados aquí muchos de esos rebeldes cubanos que  lucharon contra España a las órdenes de Estados Unidos.  

La prisión de José Martí en Santander  

Uno de ellos fue José Martí, el padre de la revolución independentista cubana, quien quedó  muy impresionado por todo lo que vio en esta capital de provincias que entonces era más  importante que ahora. En especial, le llamó la atención el carácter de la gente local y la belleza  de las sencillas mujeres de este puerto, a las que comparaba con espuma del mar, destacando  la belleza de las pescadoras que portaban sobre sus lindas cabecitas los cestos del pescado.  

No obstante, estamos hablando de un exilio con cárcel que nunca se cumplió, pues España  practicaba como ahora un confuso juego de relación tóxica y a la vez amistosa con los  nacionalistas, siendo José Martí tratado con todos los honores de un estadista extranjero. De  hecho, eran los pobres de Cuba los que constituían la infantería rasa de la independencia y los  que pisaron con más asiduidad el talego. 

  1. Sexta parada: el Palacio de Festivales y el dique de Gamazo

Precisamente ahora se celebra un aniversario muy importante para la ciudad: el primer Gran  Teatro de masas que se creó en Santander por iniciativa del alcalde y presidente autonómico  más dinámico que hemos tenido y que fue Juan de Hormachea. El mismo que creó Cabárceno y otras muchas obras públicas de gran interés para la región que todavía hoy perduran y nos  sitúan en el mapa del turismo internacional.  

El dique de Gamazo está junto a este gran centro de eventos y es un antiguo astillero o dique  seco en el que se han armado y reparado muchos barcos y hasta submarinos. También está  aquí la Duna de Zuera, una especie de graderío en el que se puede contemplar la bahía de  Santander perfectamente.  

Dos naufragios santanderinos que han dado lugar a un libro: Vientres de acero,  corazones humanos  

El autor de esta historia apasionante es el Capitán de la Marina Mercante Juan José Sollet Aja,  quien conoció a los buques siniestrados y también a sus tripulantes. Una historia apasionante  que cierra un ciclo muy importante en la trayectoria de la navegación y de la construcción de  barcos en Santander. Un relato real de un compañero de profesión de los fallecidos que  conoció y navegó también en el segundo barco del que se habla en el libro. Un mercante  bastante grande cuyo sospechoso final guarda todavía muchos secretos que el autor ha  intentado y logrado sacar a flote con muchas pruebas. Dos historias de dos barcos que  acabaron mal. Que no llegaron a ser desguazados ni siguen navegando por ninguna parte,  puesto que terminaron hundidos para siempre y, en el caso de uno de ellos, con más que  probadas sospechas de que fue un auténtico accidente provocado para obtener beneficios  económicos. 

Una situación que ocurre demasiado a menudo, como también ocurre en los naufragios  fortuitos, siendo el primer buque del que se habla en el libro uno de estos casos desgraciados.  Con más de la mitad de la tripulación desaparecida para siempre en las frías aguas de la noche  mediterránea, cerca de la costa de Argelia. Un barco que fue botado en pleno Santander, en el  Dique de Gamazo.  

  1. Séptima parada: el paseo de Reina Victoria y la playa de los Peligros

Estaríamos ante una de las playas más hermosas de toda la ciudad, con una gran panorámica  de la bahía que está enfrente y justo detrás con vistas a una calle de las más exclusivas de  España. El Paseo de Reina Victoria. Una calle que se hizo tristemente famosa por el segundo  hecho trágico que vamos a contar a continuación.  

Los dos casos más investigados por la Policía Nacional en España están en Santander  

Se trata de una mujer cuya identidad nunca fue posible averiguar y que se ahogó en la playa  del Camello en el año 2001. Un caso tan misterioso que todavía hoy sigue pendiente de  resolución, puesto que la fallecida no llevaba encima ningún documento ni nada que  acreditase una posible identidad. Y todo esto a pesar de que la Policía Nacional ha intentado  todo para resolver el caso de la Dama del Camello, como es conocida y ha salido muchas veces  en televisión. Incluso en el programa Cuarto Milenio.  

El otro caso es todavía más lamentable, pues se trata de un asesinato de una mujer en  Santander que también está sin resolver. Es probablemente uno de los casos más misteriosos  de la historia de la Criminalística de España, pues esta señora recibió más de cuarenta  puñaladas sin que se haya podido averiguar jamás la más mínima pista sobre los asesinos. Una  piedra en el zapato de la Policía Nacional, que ha volcado sus esfuerzos en intentar saber lo  que pasó, así como también es una herida sin cerrar para la familia, con muchos de sus  miembros en altas instancias del Poder Judicial.  

El asesinato de esta mujer en el paseo de Reina Victoria en Santander, en el año 2002, sigue  pendiente de esclarecerse más de veinte años después. La Policía Nacional peino la zona en  busca de mendigos o expresidiarios que pudieran haberlo hecho, incluso se establecieron  varias hipótesis que pudieran ser, pero al final ha sido inútil.  

La historia de la joven señora asesinada en el paseo de Victoria en Santander es uno de esos  casos que te hacen reflexionar sobre la existencia de la suerte en la vida de todas las personas,  ya que por tres veces pudo evitar su trágico fin y tomó el camino que le acercó a ese destino  tan desgraciado. 

  1. Octava parada: la Horadada y la Península de la Magdalena

Estamos de nuevo ante un epicentro de la elegancia y el poder adquisitivo de la jetset de la  época cumbre de Santander, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Una época en  la que los Reyes de España veraneaban en el Palacio de la Magdalena y se rodearon de la  aristocracia nobiliaria y financiera de toda Europa y del mundo.  

La Horadada es, por otra parte, una roca muy icónica de Santander que tiene un puente  pequeñito de piedra natural y que se explica de forma muy interesante por la leyenda que  sigue a continuación. El cuento de que los patronos de la ciudad o, mejor dicho, sus cabezas  cortadas, llegaron a Santander procedentes de Haro en una barca de piedra. cabezas que  todavía hoy se guardan en la Catedral de Santander, dentro de urnas de plata.  

El regreso más victorioso de la Marina de Castilla a Santander  

Poca gente conoce la historia gloriosa de la Marina de Castilla, la poderosa flota de marinos  vascos y montañeses que derrotó tantas veces a tantas naciones en los mares de la Edad  Media. Unos aventureros que combinaban la pesca y el comercio con la guerra más cruel de  todas, que es la del mar, donde no se hacían prisioneros. Sin embargo, tras la decisiva Batalla  de la Rochela, la flota castellana regresó a Santander trayendo un cuantioso botín de armas y  cautivos ingleses, a los cuales respetaron la vida y entre los cuales figuraba el almirante 

enemigo: el Conde de Pembroke. Estamos hablando de la época de la Reconquista, de William  Wallace o Juana de Arco.  

En un principio, el almirante genovés de la flota castellana fue muy astuto y confundió a los  ingleses con lo que parecía una cobarde retirada, pero al día siguiente volvió al escenario del  combate y confirmó que los pobres británicos se habían quedado varados por la bajamar. Ahí  fue cuando los españoles dieron al enemigo un escarmiento tremendo y les derrotaron y la  lección que podemos sacar es que no es nada bueno quedarse varados en la arena.  

  1. Novena parada: los faros de la Cerda y de la isla de Mouro

Si el tiempo lo permite y nos sentimos seguros a bordo podemos continuar hacia la isla de  Mouro, aunque no recomendamos este viaje si no tenemos mucha certeza de que podemos  dominar la barca en el oleaje fuerte de la entrada de la bahía.  

La historia de los fareros de la isla de Mouro es muy interesante, pues estaban aislados  completamente de la civilización durante muchas semanas y soportando unas tormentas  tremendas. Estamos hablando de un oficio que exigía que las propias familias del farero se  fuesen con él a vivir a este refugio rocoso que las olas del mar pueden pasar por encima en  cualquier momento. Porque estamos hablando de una zona de oleaje fortísimo donde no  merece la pena jugársela y que sólo en días muy señalados podremos disfrutar. Eso sí, hay una  cala muy bonita que nos puede recordar una playa de las películas de los piratas, aunque luego  hay que tener mucho cuidado si subimos las empinadas escaleras hacia el faro porque puede  ser una excursión un poco peligrosa.  

Anécdotas reales sobre el juego ilegal en Santander y otros capítulos del hampa  

El auge económico y social de Santander atrajo una enorme plaga de villanos y de vicio a este  puerto tan activo. Por esto es que hay muchas anécdotas reales sobre el juego ilegal en  Santander, las bandas callejeras, la trata de blancas y blancos y otros misterios que se cuentan  en un libro sobre este Santander de toda la vida. Un relato real sobre otro Capitán de la Marina  Mercante, en este caso del siglo XIX, como fue el legendario Teodosio Ruiz González, cuyas  aventuras reales se cuentan en el libro Los cuatro naufragios del Capitán. Un libro que puedes  conseguir firmado por el autor, que es este que os habla, contactando conmigo en el  623191492 o escribiéndome a info@ponteaclick.com

La mafia de Santander en el siglo XIX 

En el libro de Los cuatro naufragios del Capitán se relata muy bien cómo era este mundo de  la delincuencia organizada de Santander de hace cien o más años. Con garitos de juego ilegal  y bares de espectáculos, llamados cafés cantantes, general que se dedicaban a la explotación del juego ilegal y también de las personas. Un ambiente sórdido que se estaba apoderando de  la ciudad poco a poco hasta que todo estalló en una fría madrugada de enero del año 1906,  cuando un tiroteo en el que murieron personas inocentes pareció despertar la conciencia  colectiva de una ciudad que había dejado hacer a los criminales por demasiado tiempo.  

Conoce la mafia de Santander en el siglo XX  

Este problema del crimen organizado en Santander continuó después, en el siglo XX,  agravado por la introducción de las drogas y su delincuencia asociada, causando un verdadero  estrago entre la juventud que todavía hoy dura. Y uno de los centros principales de crimen y  vicio siguió siendo el mismo barrio de pescadores de toda la vida, el Cabildo de Arriba, en el  que todavía podemos contemplar algunos ejemplos arquitectónicos importantes o restos de lo  que fue la zona más activa de la ciudad y que todavía hoy es el auténtico centro de Santander.  Una zona que se degradó definitivamente con la aparición de la heroína y sin dejar nunca del  todo la prostitución. Un caldo de cultivo en el que se produjo el brutal asesinato de una mujer  inocente en la Cuesta del Hospital, en los años ochenta, por parte de un reconocido capo local  apodado Pinpin. Una valiente joven (Rosa Muñoz Beci) que defendió a otra de las malvadas  intenciones de este delincuente profesional, de más de 80 años, pero sin abandonar jamás sus  hábitos de criminal, al que la mafia policial de la época ayudó a escapar de Santander.  

  1. Décima parada: la playa del Puntal

Se trata de un arenal larguísimo que tiene la forma de un dedo gigante que se introduce en la  bahía desde prácticamente el exterior de la misma. Una forma que viene dada por las  corrientes que operan en la bahía de Santander, pero precisamente tenemos que tener que  tener cuidado con eso. Porque hay una corriente muy fuerte en el centro de la bahía que saca  o mete el agua y que nos puede arrastrar con mucha fuerza.  

En esta playa hay un famoso chiringuito, pero a veces no es recomendable atracar cerca del  mismo porque se juntan allí muchos barcos y puede haber problema de colisiones si no somos  muy expertos. 

Los días de Sur en Santander  

Se trata de un fenómeno atmosférico muy frecuente de un viento sahariano que recorre la  ciudad en determinados días, elevando la temperatura y con rachas muy fuertes, pero que  afecta también al carácter de la gente de aquí. Por eso hay una expresión muy popular de  Santander que ya está en desuso y que viene a decir que si ya estás de sur. Un viento muy molesto que también es conocido como surada. De hecho, en este tipo de clima estará vedado  navegar en nuestras barcas por seguridad.  

  1. Decimoprimera parada: Somo y Pedreña

Somo y Pedreña son dos poblaciones marineras de toda la vida que se encuentran al otro lado  de la Bahía de Santander y son muy turísticas. Es posible atracar aquí el barco y darnos una  vuelta por alguna de las calas o playas de la zona y contemplar la ciudad desde el otro lado de  la bahía.  

El mito de que Hitler huyó de Alemania tras la derrota y se refugió en la bahía de  Santander  

Muchos antiguos dirigentes del bando derrotado en la Segunda Guerra Mundial se refugiaron  en España y también es de recordar que, durante la Guerra, este puerto tan abrigado  constituyó una auténtica salvación para muchísimas tripulaciones de unidades navales y, sobre todo, de submarinos, los cuales también fueron reparados en los astilleros santanderinos.  También hubo muchísimos pilotos aliados o del Eje que se refugiaron en nuestro país tras una  persecución o derribo, siendo España un país no beligerante que acogió a todos por igual.  

Sin embargo, hay también muchas leyendas detrás de la historia de la Segunda Guerra Mundial  en Santander y España. Y una de ellas, muy arraigada entre los vecinos más mayores de la  bahía, es que el mismísimo Hitler huyó en un submarino de Alemania y se refugió en la bahía  de Santander. En concreto, en aguas cercanas a Somo, pequeño pueblo de pescadores y  marineros que hoy es un gran atractivo turístico. Un mito que bien pudiera estar basado en  que algún submarino huyese a última hora de la situación y se escondiera en este puerto  seguro para ellos, pero no fue desde luego Hitler quien tomó ese camino ni existe prueba de  ello. Es simplemente un mito popular muy arraigado en la zona.  

Las huellas de la Guerra Civil Española en Santander  

Santander era un puerto de primera importancia estratégica cuando estalló el conflicto civil y  mundial, por lo que fue muy disputado desde el principio y fue zona de combate muy intenso  durante toda la Guerra Civil en el Norte. Un frente marítimo que afortunadamente duró  mucho menos que en otras regiones, ya que las provincias del norte fueron conquistadas por  las fuerzas nacionales en el primer año de guerra.  

Sin embargo, muchos episodios muy dramáticos tuvieron lugar en la costa y a lo largo de toda  la región durante esos intensos primeros meses de guerra, en los cuales se luchó a muerte por  la primacía en el norte industrial de España. Una batalla que fue estratégica a nivel naval y  terrestre, aunque no debemos confundir lo que se conoce como la batalla de Santander con  los intermitentes combates aeronavales en la propia ciudad. La Batalla de Santander se refiere  al tremendo combate total que se vivió en la Cordillera Cantábrica, entre Palencia, Burgos y  Cantabria, y que se decidió con el más decisivo triunfo de los nacionales en toda la Guerra Civil. 

  1. Decimosegunda parada: la misteriosa isla de la Pedrosa

El islote de la Pedrosa siempre ha sido un lugar muy curioso y lo podemos visitar en cualquier  momento. Si te gustan los platillos volantes y otros misterios lo encontrarás todo en la isla de  la Pedrosa en la bahía de Santander.  

La isla de la Pedrosa es muy rica en fenómenos paranormales, dicho textualmente pero el  propio Iker Jiménez, pero es que no le falta de nada a este sencillo islote que se encuentra en  el más escondido extremo de la bahía. En el que hay un sanatorio donde se recluía a los  enfermos infecciosos de cualquier epidemia, como ocurrió con el cólera o la tuberculosis  durante muchos años.  

De hecho, este islote lleno de leyendas participó de forma directa en un evento trágico como  fue el desastre del Machichaco. El mayor desastre civil de la historia de Europa y tal vez del  mundo, en el siglo XIX, que no debemos confundir con la Batalla del Cabo Machichaco en la  Guerra Civil Española. Son cosas diferentes. El Desastre del Machichaco se refiere a un barco  que estalló en plena bahía de Santander, en el puerto más céntrico de la ciudad, con un  balance de más de seiscientas víctimas. 

La cara oculta y los misterios del puerto de Santander  

Como decíamos antes, todas las ciudades tienen su parte de alma oscura más las que cuentan  con un puerto tan activo como ha sido el de Santander. Y es que además de la realidad de las  mujeres y niños que quedaban abandonados por pescadores y marinos, por largas temporadas  de tiempo, estaban los casos de violencia doméstica que eran muy comunes en la época. Muy  relacionados con problemas también asociados a este tipo de situaciones como son el abuso  de alcoholy de drogas, las cuales vinieron precedidas por otra plaga adictiva como era el juego.  Una adicción que se desarrollaba sin cortapisas en un tiempo en el que era ilegal, lo que  aumentaba las ganancias de los explotadores de este turbio negocio. Inclusive de las  autoridades, que miraban para otro lado mientras los traficantes de todo hacían de todo a sus  anchas.  

Podemos pasarlo muy bien en esta piscina controlada que es la Bahía de Santander  

Éstas son algunas de las paradas que podemos hacer para ver las cosas más reseñables de la  Bahía. En ningún caso recomendamos a la gente que se aleje del abra de la bahía y se jueguen  el tipo con el fuerte oleaje que puede haber en el exterior. No merece la pena correr ese tipo  de riesgos cuando podemos pasarlo igual de bien en esa piscina controlada que es la Bahía  de Santander. Un sitio cerrado en el que mira esto tenemos que tener únicamente precaución  con los demás barcos que circulan por esta zona y en especial los más grandes.