Conforme va pasando el tiempo, los años van llegando a una velocidad que no nos damos cuenta de ello. Algunas veces nos miramos si tenemos un piercing en el ombligo y un tatuaje que nos pusieron un día no muy lejano, esos que se llevan tanto en la gente joven. O, nos volvemos a contemplar el núcleo del ombligo para ver si tenemos pelusilla, consecuencia del algodón desprendido de la camiseta del invierno que ya se fue por los andurriales de ese periodo de tiempo que acaba de desaparecer.
¡Si¡, no te rías, querido leyente. Llevamos una vida muy ajetreada, atosigada muchas veces porque miramos demasiado el reloj de nuestra vida, vemos como se pasa el tiempo y no hacemos aquello que nos gustaría haber hecho anteriormente. Yo me jubilé a los sesenta y cinco años, después de un periodo de 50 años seguidos sin abandonar el reloj de trabajo y de estudio, como he dicho antes, desde aquél lejano día, no miro el reloj de la vida. Lo pasado, pasado está, no hay que darle más vueltas a ese reloj, la cuerda del tiempo se ha roto y no tiene compostura, no hay relojero que lo arregle.
Si querido lector, esta misiva te la envió a ti, a mis compañeros de tertulia, de Facebook, de wasaps, amigos, hijos y nietos e incluso a mi pequeña biznieta y yernos y yernas, en una palabra, a todos aquellos que día a día intercambiamos correos, los cuales nos sirven a nosotros, los jubilados, una mirada en el reloj de la vida. Vemos noticias interesantes, atrayentes, eso sí, también las hay menos influyentes, pero que dan sentido a nuestros ojos cansados de haber visto mucho, pero…ahora vemos que no habíamos visto nada. Por este medio xilográfico, ahora llamado electrónico, te envió con mucho cariño y mi afecto de siempre unos correos que me han parecido muy buenos, todos ellos para pasar unos minutos sin mirar el reloj de nuestra vida.
Una vez más, he estacionado mi reloj de pulsera en la ventana que da a la calle, para que se refrescara, hoy sábado el día está con gotas de lluvia temerosas y con insolencia muy poco generosa. No creáis que solamente paro el reloj para ver correos o Facebook. Ahora estoy leyendo roma soy yo, he parado mi reloj. Paseo casi todos los días con un buen amigo de la infancia, el se toma un refresco y yo una cerveza y un medio de Moriles. Y, como me gusta dibujar líneas en un papel, escribo mis memorias para un certamen de jubilados, todo esto me ha hecho parar el reloj. De vez en cuando hago la comida en casa, principalmente los sábados y domingos, veo los partidos de fútbol, tanto la liga de campeones como así mismo la liga española y como mandan los cánones del buen gusto ver en pista al formidable tenista murciano. Estoy yendo a una escuela de pintura al óleo dos horas los jueves. De vez en cuando lleno la maleta para ir de viaje con mi señora esposa que de vez en cuando conversamos sin reloj, lo dejé en su día durmiendo en la ventana que da a la calle.
Queridos amigos, de vez en cuando para tu reloj, ni importa la edad, ya ves, después viene “el tito paco” (expresión muy andaluza), con la rebaja y zas. El reloj se para y no hay piezas ni relojero que lo arregle. Si te he cansado no ha sido por gusto, posiblemente haya sido por la amistad que nos une con todos vosotros. He reflexionado mucho sobre el reloj de nuestra vida, nos pasamos los días mirando el reloj y seguimos llegando tarde a la vida. Nos enseñaron a contar los minutos, los días, los años…pero, nadie nos explicó el valor del tiempo. Dejad solamente una semana si ver el reloj, mejor dicho, paralo y verás lo felicidad que te estas perdiendo. Abrazos para todos.
Muy bonito comentario. Llega a propos, ya que justo ayer cumplí mis 65 años y francamente no sé donde han pasado estos 65 años. Yo paro el reloj cuando estoy con mis perros, especialmente uno que se llama Arturo, y cuando leo. Son mis dos maneras de parar esta locura de reloj y entonces, cuando uno para el reloj, como usted tan bien lo dice, el corazón también se calma y la vida de repente tiene un sentido. No hay nada más bello que tomar conciencia del respirar porque mirando el reloj uno hasta se olvida que tenemos que respirar. ¡Buen domingo! Y buen día de los libros.
Bonito tu consejo…
Con treinta tuve la suerte de descubrir que era esclavo del tic tac así que lo saqué de muñeca y ahí sigue… en un cajón…
A veces, buscando algo lo encuentro allí parado, dejó de hacer tic tac, pobrecito… y aquí sigo yo, libre de su ruido… haciendo pum pum, pum pum…
El tiempo es un día y quizá venga otro detrás, a saber, o quizá no… pero mientras suene ese pum pum, pum pum… significa que es Tiempo de Crecer, de seguir aprendiendo y por qué no, de Luchar…
https://www.youtube.com/watch?v=EbHGS_bVkXY
Como dice el refrán el tiempo es oro…para este tema se hace necesario leer a Seneca nuestro gran filósofo español y su libro:Invitacion a la serenidad,donde se nos prepara para gozar de una vejez en el ocio útil,y donde se nos enseña que las canas no es lo que indica si un hombre ha vivido o no realmente su propia vida,donde se explica lo que es un espíritu infantil,y donde se deja claro que mucha gente llega desprevenida a la vejez,sabiendo que hasta para el final de los días, también hay que estar preparado.