Más Madrid, más país, más violaciones de derechos

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Ya están aquí, entre nosotros, haciéndose pasar por santos que no han roto un plato en su vida y que desean salvarnos de nuestra lamentable ignorancia, gracias a desaprensivos y abusadores que quisieron engañarnos. Pero ahora están cerca para explicarnos toda la verdad. Hemos estado contaminando el planeta desde hace tanto tiempo que se molestan con nosotros; se ha abusado tanto del machismo que consideran que las mujeres han de vivir en burbujas de cristal y, por supuesto, desean hacernos la vida lo más cómoda posible para compensarnos de tanto sufrimiento. Y para ello qué mejor que la Agenda 2030, con 17 rosas, rosas sin espinas, claro, porque estas son para los culpables de tanto dolor.

Ese es el idílico paisaje que nos pinta el programa electoral de Más Madrid, que podría ser cualquiera porque quienes ponen la pasta para los partidos son los mismos. “Paz, dignidad e igualdad en un planeta sano” es el lema de la ONU, algo que nos recuerda a las novelas de George Orwell cuando llamaba paz a la guerra, iniquidad a la dignidad y esclavitud a la igualdad. Y qué mejor remedio que recordarnos en la misma página la existencia del coronavirus, sin importar los años ni los fallidos intentos por imponernos una pandemia de bandera más falsa que la dignidad del gobierno de España, con sus espurias estadísticas como si fuésemos subnormales. Páginas web como las de ONU mujeres (“Mujeres del mundo, únanse” a nuestra secta…). Esta organización, financiada por los Rothschild como la misma ONU, nos vende el bellísimo mensaje de victimización de la mujer como excusa para hacer políticas que solo sirven para generar millones de euros en subvenciones a chiringuitos como el ministerio de desigualdad de Irene Montero, la cual, escaldada de los fracasos en su gobierno por la ley del solo sí es sí, se ha refugiado en Nueva York y la ONU, en quienes le doran la píldora. ¡Y quiénes mejor que ellos que dirigen toda la estrategia de destrucción de la familia desde organismos internacionales, que en realidad son grandes compañías privadas puestas a dedo!

En otras de sus páginas se dice “combate el racismo”, junto a una foto de un hombre blanco con barba (Conchita Wurst) y una negra empoderada y soberbia. “Las actitudes homofóbicas y transfóbicas profundamente arraigadas, a menudo combinadas con una falta de protección jurídica adecuada contra la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, exponen a muchas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, homosexuales e intersexuales (LGBTBIQ). Afecta a personas de todas las edades y en todas las regiones del mundo. Todas sufren violaciones atroces de sus derechos humanos”. Es lo que señala en los antecedentes y, por supuesto, los agresores son machistas. Si eso no es delito de odio por parte de Naciones de Unidas, sin pruebas de ello, como si todas las mujeres y “elles” fuesen santos y pobres víctimas, no sé qué es entonces. Desde luego que el inspirador de esa frase estaba lleno de resentimiento y tenía diabólicas intenciones.

Veamos otra consigna que no tiene desperdicio: “Cada día, en diferentes puntos de la geografía mundial, el planeta nos manda mensajes sobre las enormes transformaciones que está sufriendo: desde cambiantes pautas meteorológicas que amenazan la producción de alimentos, hasta el aumento del nivel del mar que incrementa el riesgo de inundaciones catastróficas”. Es lo que nos recuerda la ONU y, claro, ante desafíos urgentes soluciones urgentes.

Echando un vistazo al programa electoral de Más Madrid vemos cómo desarrolla los puntos del programa de Naciones Unidas, sugiriendo formas de ir más rápido porque parece que están algo desesperados ante el hecho de que la población se les resista a sus propuestas. En cuanto a la covid-19 dicen que “ese Plan incorporará la facilitación a la vacunación a colectivos de mayor vulnerabilidad y menos accesibilidad al sistema sanitario, como son las personas sin hogar, los migrantes sin papeles y los grandes dependientes. Además, ampliaremos los puntos de vacunación, siempre desde un principio de proximidad a la población, incorporando a los centros educativos como posible lugar de vacunación, sin interferencias con la actividad educativa habitual”. Es decir, envenenar a los niños en los centros educativos entre clase y clase como una actividad lúdica, tras haber sido los alumnos bien aleccionados en el hecho de vacunarse contra un virus mortal, algo que está en la mente de Naciones Unidas. Igualmente proponen, por supuesto, “potenciar el rastreo/trazabilidad de la población infectada: aumentar recursos humanos para dicha propuesta y aumentar el uso efectivo de la tecnología (aplicaciones móviles, centralizar la comunicación temprana de positivo/negativo con dichas aplicaciones incentivando su uso, uso de códigos QR para entrar en espacios con múltiples contactos para aumentar la posibilidad de trazabilidad)”. O sea, la dictadura del año 2020 nuevamente.

Proponen reformar la ley 5/2005 sobre violencia machista para sumar nuevos casos y luchar contra la pobreza menstrual. Mejor vamos por partes. La primera norma elimina la presunción de inocencia del hombre por el mero hecho de serlo, como si esa simple realidad nos convirtiera en seres peligrosos, dado que existen mujeres narcisistas y psicópatas que emplean denuncias falsas –más del 80% por malos tratos—, las cuales son archivadas y no se entra ni a juicio. Lo segundo roza ya el esperpento, dado que el Estado desea comprar a las mujeres para ayudarlas mientras menstrúan, lo más normal porque genéticamente son XX. ¿O es que eso es una deshonra y es signo de suciedad y asco por parte de Más Madrid? Por supuesto que funcionarios, familias y docentes han de ser informados sobre los diversos tipos de violencia de género que se inventan con cada cambio legislativo.

No se sabe, por otra parte, qué incluye el plan de prevención de la LGTBIfobia en las calles. Como si los madrileños machistas se dedicasen a injuriar y violar los derechos de gays, lesbianas y trans de manera sistemática, del mismo modo que la policía se dedicaba a multar y detener a quienes se saltaban las estúpidas normas covidianas durante la pandemia; porque eso sí fue bien visible y de eso chitón. Porque, claro, “han de constar tanto las medidas específicas de prevención e intervención en contra del acoso lgtbifóbico que puedan sufrir todas las personas que forman parte de la comunidad educativa, y en todos los niveles educativos; como el desarrollo de contenidos curriculares e investigación sobre las realidades y experiencias de las personas LGTBI+ en los espacios educativos madrileños”, no sea que los trasnochados machistas y violadores se pasen la norma de los nuevos protectores de los débiles.

Pero, además, ante la urgencia del cambio climático, propone las ciudades de 15 minutos o de 45, según convenga, en la que los ciudadanos tendrán todo a la mano y no tendrán necesidad de tomar el coche. Lo malo es que todo ello va a acompañado de sanciones penales y administrativas y si no, tiempo al tiempo, como la ley trans que señala multas y denuncias por homofobia y transfobia, delitos establecidos, como no podía ser de otra forma, en el código penal. Una especie de prisión encubierta donde se limitarán los movimientos de los ciudadanos para que no se junten, no protesten, no se percaten ni de las mentiras ni de los miles de euros que se llevan al bolsillo los que supuestamente cuidan a tan débiles y vulnerables poblaciones. ¡Todo ello por nuestro bien!

Más Madrid es un vulgar copia y pega de Naciones Unidas y la sugerencia de Klaus Schwab, los programas globalistas, cuyo fin es reducir la población mundial con la técnica de la rana (calentar el agua poco a poco, primero hacerla agradable hasta que de tanta temperatura y adormecimiento, catapún). Y así es con Podemos, el PSOE y todos los partidos que se llamen de izquierdas. Los de derecha, el PP, no lo deja tan claro, pero comulga y calla, como lo hizo en las comunidades autónomas en las que se encontró con estas salvajadas criminales y demenciales. Y VOX seguirá siendo una incógnita, a menos que investigue los fallecidos –en contra de lo dispuesto por la OMS— por los engendros venenosos e inoculados con ocasión de la covid-19, y otros asuntos turbios.

Datos estos más que suficientes para probar que nos mienten en nuestras propias narices porque el asesino nunca nos va a decir “os voy a matar”, simplemente nos calma para que estemos en el lugar idóneo para su jugada final sin que nos demos cuenta; con toda la paciencia del mundo y cambiando de planes si fuera necesario, porque en eso son especialistas.

Y la gran pregunta es qué hará usted ahora, mi estimado lector. ¿Votará a uno de esos partidos sin ideología ni opinión que no sea la de sus satánicos amos o reaccionará? No olvide que el tiempo pasa y los criminales dominan muy bien esos terrenos de la vileza, en los que la hipocresía es el arma perfecta para guiñarle, invitarle a una fiesta inexistente y, sencillamente, quitarle del medio porque le molesta. Más Madrid, más muerte.