La sanidad está infectada

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Siempre se ha dicho que, a río revuelta ganancia de pescadores. Ahora esta frase se puede pintar del color que quieran ustedes. Me refiero a los colores de los partidos. Todos son iguales, ninguno piensa del mal que se le hace a una de las profesiones más apetecibles de la población e incluso las más necesitadas de sus paisanos, aunque no son nunca gratas- por no saber lo que se tiene cuando va uno al médico que puedan existir-en este mundo fraguado y calculado por intereses partidistas y arbitrarios, aquí no importa el daño que se le está haciendo ahora a la sanidad pública. Uno que conoce a la sanidad de casi todo el territorio nacional, ya sean hospitales, y consultas externas de todas especialidades, inclusive centros de salud, la veo, me refiero a la sanidad de toda España, que nadie pone el asador con su leña o electricidad para que esté la parrilla en su punto exacto y no estropear, en este caso, la sanidad.

El problema hospitalario es el que más nos interesa, todo el mundo echa leña a los médico y si  me apuro un poco mi entendimiento, me atrevo en comunicar que, es  de los servicios administrativos, de los funcionarios que no saben por dónde caminan, en su mayoría sus silencios y abundantes puestos que no sirven para nada, solo para estorbar y obstaculizar en los distintos departamentos, me refiero a las citas radiológicas, a todas las pruebas, se ven incapacitados para los puestos que les tienen asignados los jefes de turno, los cuales no saben a quién tiene en sus mandos. 

Y no hablemos de los sindicatos, de todos, donde los intereses creados y cerrados a canto, traen a sus afiliados por la calle de la amargura, solo se han visto en las manifestaciones calculadas para estos fines. Y, nosotros, los de a pie, los sufridos de la sanidad española, es raro ver que no haya visto a ningún médico que sus comportamientos no haya sido los adecuados y precisos de hacernos sus diagnósticos, pruebas de todo tipo, con esmero y fidelidad de los médicos a sus asegurados Bien sean en las consultas externas, de urgencias, pruebas radiológicas y toda la gama de ensayos para sus diagnósticos.   

En una palabra, la cuestión radica en las esperas y las citas en los distintos departamentos médicos. Bien es verdad que cada día hay menos médicos, no por terminar las carreras, sino una vez terminada se marchan a los hospitales extranjeros, ya que estos están bien preparados para el oficio de curar. Yo hubiera hecho lo mismo. En los hospitales hay mucho que decir, pero todo estriba en los numerosos tipos e iguales de departamentos para lo mismo, es ahí donde están los desarreglos y esperas de meses y muchos meses para el diagnóstico y otros tantos meses para que vean los médicos solicitantes de esas pruebas.

La burocracia y sus tramitaciones hospitalarias dejan mucho que desear. Mientras tanto los dineros que pagamos todos se distribuyen en miles y miles de millones en la clase política, en puestos y puestos de trabajo cuya inutilidad se basa en cebar a esta clase de trabajadores. Les voy a contar una referencia de una conocida mía, en el primer día de trabajo de funcionaria, al día siguiente de su trabajo; le dijo su jefe de departamento: ¿Que has hecho con los informes que había en la mesa? Le contestó ella: los he pasado al departamento oportuno por correo para darle agilidad. Este insensato jefe le contestó: en esa mesa debe haber siempre un mocho grande de impresos. Así está la cosa y así seguiremos señores leyentes. Ni más ni menos.   

“Los médicos de Estados Unidos, las enfermeras y los ’investigadores médicos son los mejores del mundo, pero nuestro sistema de salud está quebrado” (Mike Ferguson, congresista estadounidense) mentira, son los médicos españoles, aunque nuestra sanidad diré que está infectada. Los médicos tienen el arte de curar y los políticos de mentir. (Erpepemedina) ¿O no?