“Debo aclarar o recordar, según sea el caso, que en DDLA nada ocurre al azar, cada coma de los artículos expuestos tiene su intención y propósito. En mi universo, el de Morféo, no existe la causalidad, pues no funciona por causa y efecto sino por consciencia y energía...” UN DÍA COMO HOY
Creo que todos o casi todos han leído alguna vez El Principito, una novela para niños escrita para adultos. Me he preguntado muchas veces si Saint-Exupéry no habrá escrito solo un cuento para niños, que luego los adultos interpretaron que lo escribió para ellos. Últimamente me siento como el principito, intentando comprender como los adultos no pueden ver lo simple, lo obvio, intentando explicarles que no es un sombrero, sino una boa que se comió a un elefante. Muchas veces me pregunto que estaré haciendo mal, quizás estar escribiendo un libro para adultos, cuando debiera ser un cuento para niños o creer que ya conocen como funcionan las cosas cuando realmente solo creen conocer cómo funcionan las cosas.
En estos más de ocho años de camino he visto como cada tanto se repite una octava recurrente donde se pierde de vista el propósito general de DDLA. Quizás sea por los propósitos particulares de cada uno que les desvían la atención, o por el fragor de las batallas que alientan el olvido del objetivo principal, pero inexorablemente llega un punto de inflexión donde se desvían del objetivo final y se centran en el particular. Siempre he dicho cuál es el propósito particular de Morféo y el propósito general de DDLA. En lo particular Morféo busca, detecta y entrena Humanos y Viryas, Valientes Guerreros que den su vida por y para el propósito general, que es crear y expandir consciencias para la liberación del humano de las cadenas de su propia mente, por consiguiente, la exigencia en este templo es cada vez mayor y la tolerancia es cada vez menor, para que lleguen los que tengan que llegar y desistan los que tengan que desistir, pues mejor conocer sus límites que fantasear que no los tienen y quebrarse en el momento que se los convoca a dar el salto de fe.
Para dar ese salto de fe es necesario tener tres “atributos” fundamentales, Necesidad imperiosa, Amor incondicional y Certeza absoluta, esto da como resultado el valor del Virya, del Valiente Guerrero que entrega todo sin esperar nada a cambio, que lucha aun sabiéndose perdido, y que su única recompensa será la satisfacción del trabajo bien hecho, pero para ello, primero tienen que conseguir esos atributos desde la fe y certeza de que lo que hacen es lo que deben hacer y que es su único propósito en esta existencia.
Durante todo este tiempo les he entregado la información, las herramientas y el conocimiento como para que todo aquel que siga el camino de semillas por necesidad, llegue finalmente al huerto del amor y consiga la certeza de que los frutos son buenos y la cosecha productiva, y así dar ese salto de fe cuando sea el momento o el maestro o instructor les diga que deben darlo. Todos aquellos que no hayan hecho la tarea, el entrenamiento y el trabajo, entrarán en esta recurrencia de olvidar el objetivo principal y el propósito general, pues aún serán simples probabilidades dentro de una ecuación de improbabilidad, simples Pasus creídos Viryas mendigando un grano de arroz de una cosecha ajena y nutriéndose egoístamente de una energía que no les pertenece, sino que solo les presta la totalidad mientras sean parte, en este caso DDLA.
Se preguntarán ¿Qué tiene que ver la cita del primer párrafo de este artículo con todo esto?, pues absolutamente nada, solo recordarles cómo funciona Morféo y DDLA, para evitar mal entendidos y facilitarles las cosas a aquellos que realmente necesitan y quieren pertenecer a este templo, comprendiendo, como explica el principito, que no es bueno en un planeta pequeño, dejar crecer baobabs.
EPÍLOGO
