El accidente de mortal de la calle Castelar de Santander no ha sido un accidente  normal, de esos que nos puede pasar a cualquiera y que son completamente aleatorios.  Por el contrario, fuentes muy autorizadas de este periódico han confirmado que los  responsables del accidente mortal de la calle Castelar de Santander estaban haciendo  una carrera y se lo estaban pasando muy bien. No en vano sobrepasaron la mediana, que  es una especie de bordillo de acera bastante elevado, yendo a estamparse a toda  velocidad contra la moto en la que viajaba el hermano de un amigo mío: un joven  santanderino llamado Bret.

  

Carrera a toda velocidad con el coche por el centro de Santander  

La desgracia de este chico ha sido estar en el momento y el lugar equivocados, pues  cómo podía imaginar que unos anormales iban a hacer semejante cosa: echar una  carrera a toda velocidad con el coche por el centro de Santander. Hace falta ser  irresponsable y en uno de los casos no era la primera vez que sucedía. Por fortuna, en  esta ocasión, a diferencia del brutal accidente de la rotonda de Corbán, estos 

desgraciados no han pasado la tarde tomando algo como si nada, sino que se encuentran  ya en El Dueso para empezar a pagar una pena que nunca va a alcanzar al dolor y la  destrucción que han causado.  

Familias rotas y un montón de chavales afligidos  

No había más que ver la iglesia donde se ha celebrado la misa por el joven fallecido:  familias rotas y un montón de chavales afligidos, de todas las edades, puesto que hay  varios hermanos de Bret que viven en la agonía desde el viernes por la noche.  

Tampoco han faltado las críticas lógicas a la falta de previsión y medidas contra estos  irresponsables que siembran el terror en la carretera, incluso en el centro de ciudades  como Santander, donde echar una carrera con el coche significa un 90% de  posibilidades de que pase algo muy grave. Hace falta ser idiota o algo peor para  dedicarse a recorrer con el coche como si fuera el circuito del Jarama. Máxime cuando  hay lugares para hacer estas cosas sin hacer daño a nadie, evidentemente estamos  hablando de gente irresponsable a los que les gusta poner su vida y la de los demás en  riesgo.  

Como ya dije yo mismo aquí y en otros medios, en fechas recientes, falta policía local  en Santander y no se están cubriendo las plazas vacantes como manda la ley. Una  responsabilidad administrativa que sólo se puede atribuir al Ayuntamiento, pero la  alcaldesa parece que está más ocupada haciendo minutos de silencio absurdos y  haciéndose fotos que en las quejas de los vecinos de todo tipo ante la grave inseguridad  de toda clase que sufrimos los santanderinos. Y claro que es el momento de preguntarse  por qué pasan estas cosas y que no tenga que haber otra familia destrozada por culpa de  unos energúmenos.  

Calles de pueblos y ciudades que ven como pasan los aprendices de Michael  Schumacher  

Por ejemplo, se pueden poner más radares donde deberían estar, que no es tanto en las  autopistas como en los centros urbanos de todo tipo: calles de pueblos y ciudades que  ven como pasan los aprendices de Michael Schumacher a toda velocidad. Pero  desgraciadamente sólo las autoridades políticas pueden cambiar la situación, así como 

los jueces, aplicando todas las medidas preventivas y todo el rigor de la ley para castigar  a estos asesinos en potencia que no sienten ni padecen.  

Si recordamos algunos otros episodios lamentables de este tipo veremos que hay  muchas víctimas inocentes. Como decíamos hace un momento, las víctimas del  accidente de la rotonda de Corbán fueron dos pobres chicas jóvenes que tuvieron la  desgracia de cruzarse con un energúmeno que entró en una rotonda a una velocidad  brutal. Un pobre desgraciado que ya está en la cárcel, pero cuyo pobre ejemplo no ha  servido para desanimar a los que el otro día se han llevado por delante a un pobre chaval  de 19 años.  

Otros temerarios se empotraron con el coche contra un árbol en el camino del Faro  Mayor de Mataleñas  

Y hay más ejemplos, como esos otros jóvenes que celebrando una buena juerga por todo  lo alto se empotraron con el coche contra un árbol en el camino del Faro Mayor de  Mataleñas, también en Santander. El accidente fue tan grave que el coche se prendió de  

inmediato y hubo cuatro víctimas, tres de ellas muertas en el acto, pero en este caso  fueron ellos mismos quienes causaron el drama con su propia temeridad. Luego estuvo  de más el minuto de silencio que se propuso desde el ayuntamiento de Santander, pues  si en vez de un árbol hubiera habido personas se los hubieran llevado por delante.  

También sería bueno recordar el penoso accidente en el que murieron también varios  chavales jóvenes, a la entrada de Santander, hace veinte años, y que fue especialmente  penoso porque uno de los supervivientes se olvidó de decir que había un ocupante más  que salió despedido del automóvil. Y el pobre murió de lipotimia en la marisma donde  se estrelló el coche.  

La impunidad llega a tal punto que hace no tanto pudimos ver cómo unos gamberros  entraban en el campo del Racing y hacían trompos sobre la hierba, destrozando el  terreno de juego y causando un daño económico a un club que no está en su mejor 

momento. También sorprendió a muchos el robo de un vehículo en una de las zonas  más pobladas de Santander y a plena luz del día, delante de la dueña, con el detalle  anecdótico de que los reconocidos y reincidentes chorizos empezaron a dar vueltas por  el parking donde robaron el coche sin saber cómo salir.  

Santander: ciudad sin ley  

¿Vivimos en una ciudad sin ley? A las ocupaciones y la inseguridad de los vecinos en  la zona de marcha de Santander se unen estos episodios de carreras ilegales por el  centro de la ciudad, pero no parece que nada de esto esté en la agenda del Ayuntamiento  de Santander.  

La lista es mucho más larga, pero todos estos accidentes tienen algo en común y es que  son evitables. Por eso queremos aquí hacer una crítica constructiva que pueda tener  varios llamamientos, tanto a las autoridades como a personas anónimas que usan sus  vehículos. 

El primer llamamiento es a las autoridades involucradas en la seguridad vial, para que  instalen más radares en el centro de las poblaciones urbanas y eleven el castigo judicial  que merecen las personas irresponsables que provocan accidentes completamente  evitables.  

Y el segundo llamamiento es sobre todo a la juventud, para que no se muestren  tolerantes con esta forma de violencia a cobarde y ruin que supone usar los coches como  si fueran juguetes y todo para hacer un espectáculo del que se espera que alguien ría la  gracia. Que piensen que ese tipo de actitudes cómplices con los descerebrados que  causan estos accidentes sólo conducen a situaciones tan penosas como la que hemos  vivido en Santander: un magnífico joven arrancado en edad de vivir y varias personas  que ya duermen en la cárcel, como se merecen, con el año personal y familiar que  supone todo esto para tantas personas que no tienen nada que ver con el asunto.  

Con un recuerdo muy cariñoso para Bret y su familia y amigos me despido, con la  promesa de que estaré atento a la evolución de este caso que sólo puede catalogarse  como criminal. 

 

4 Comentarios

  1. Estoy absoluta y totalmente en desacuerdo con el autor del artículo y ese que dice ser amigo de la víctima. El problema no se soluciona poniendo más radares, ni más controles que limiten la libertad de las personas, ya tenemos bastante de todas esas cosas. Y tampoco se soluciona contratando más policías locales, personajes totalmente ignorantes e incapaces, o mejor dicho vagos de solemnidad, cobrando buenos sueldos para lo que hacen. El autor del artículo ha aprovechado los dramáticos hechos para clamar por más control al resto de seres humanos por la irresponsabilidad o locura de un tipo al volante.
    Locos hay y ha habido en todos los tiempos, unas veces se matan ellos y otras matan a un inocente. Eso ha ocurrido siempre, pero más hoy en día después de lo que la inmensa mayoría se ha inoculado en el cuerpo.
    Según lo que dice el tipo del artículo, mejor que nos prohiban a todos llevar coche, moto, bicicleta o monopatín, y así nadie podrá atropellar a nadie. Y ya de paso que nos confinen a todos otra vez en casa y nos prohíban salir. No se puede ser más ESTÚPIDO¡
    Así que, menos restricciones, menos control, y menos falta de libertad, menos televisión, menos antenas 5G, menos engaño, menos mentiras y MAS EDUCACIÓN, MÁS RESPETO, MÁS EMPATÍA CON EL RESTO DE SERES HUMANOS.

    • Exacto, parece que buscamos la autoridad, porque sino, somos tan incapaces de comportarnos educadamente, siempre lo he dicho, el civismo y la educación se aprende en casa y no pidiendo mas autoridad en la calle.

  2. Vaya chorrada de comentario de un tipejo que le da igual la vida de un chaval de 19 años, porque un radar vulnera mi libertad de matar. En fin… Cosas de los “despiertos”

  3. La solucion no son mas “caballero-caballero” ellos estan para imponer el globalismo, la solucion es legalizar las armas para que no solo el estado pueda tener el monopolio de la violencia, tiro en la nuca a quien se lo gane, incluido el putrefacto estado

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