Voy a improvisar un artículo de verso libre – y prosaico – con rimas fáciles y asonancias espeluznantes (el común denominador de las obras galardonadas en premios literarios, ojo que te la cojo), a fin de frivolizar un poco con tanta locura andrófoba y misándrica fomentada, paradójicamente, por los hombres.
Resulta enternecedor ver como la violencia de género es un contenedor de todo menos de amor, sobre todo a la mujer, ese extraño y patético ser que las feministas dicen que es. Han hecho del poder un deber y de la mujer poco menos que un pez. Y, al igual que un pescador no mata por odiar ni al pez ni a la mar, ninguna agresión a la mujer es por odio a ella por mucho que lo digan las chaladas expertas. El empoderamiento femenino es, de largo, el mayor desatino de esta sociedad desquiciada dominada por los sociópatas.
Se puede ser machista, por supuesto, pero justificar las agresiones, por esto, es de ser muy memo. Ningún hombre agrede a una mujer por el hecho de serlo, sino por cuestiones vulgares tipo celos y resto de chaladuras mentales que se dan en las relaciones conyugales. Por eso resulta grotesco ver como plataformas de afectados por este esperpento, se aferran a defender algo tan dantesco como que hay hombres violentos por el mero hecho de su machismo irredento.
La Asociación de hombres maltratados dice esto, sin desparpajo. Demuestran que hay miles de denuncias falsas al año, fomentadas por hombres desinformados que, por miedo a ir a la cárcel, mienten en los tribunales y admiten ser violentos de género, perdiendo así todos sus derechos conyugales y parentales, para minimizar su condena por una mala conducta incierta. Sin darse cuenta ellos fomentan toda la barbarie feminista para seguir engordando la fila de los que esperan su injusta sentencia.
Al enemigo ni agua, esa debería ser la máxima de todo varón denunciado por una víctima falsa. Pero es todo lo contrario, se declaran culpables para evitar condenas fenomenales y acceden a ser maltratadores de género, sin saber qué cojones implica eso ni el flaco favor que nos hacen al resto. Haciendo esto, quedan estigmatizados de mutuo acuerdo con un tribunal criminal, destrozando su vida y adelantando su tétrico final, pues muchos sólo encuentran en el suicidio la redención fatal.
Tribunales criminales, insisto, incapaces de aplicar Justicia y fomentadores de injusticia, psicopatía y estulticia. Mujeres desquiciadas, jaleadas por políticos emasculados y políticas atolondradas, es demasiado hasta para una sociedad tan infausta.
“Caballero-caballero” qué solo actúan por su amor al poderoso caballero de Quevedo y acojonan a todo denunciado, lo enchironan y luego, de puro miedo, terror supremo al posterior talego, acaban confesando, en perjurio denodado, su condición de maltratador de género, mientras Satán desde su averno, se asombra de que en la superficie de la Tierra esté ahora el principal infierno.
Bien. De acuerdo. Felicidades. Ahora, veamos si podemos abordar el problema de la “violencia” desde fundamentos comunes a lo que sería un ideal jurídico y moral compartido en sociedad. No veo teoría moral por ninguna parte hoy y mucho menos ecuanimidad para abordar el tema de la violencia como tal y en general contra unos u otros o por unos y por otros.
Las feaministas y el borracho apEstado globalista no son coherentes y, por no tener, no tienen ya ni siquiera un mendrugo de ideología que llevarse a la boca. En el Occidente culto y racional, en el pasado, disponíamos de recursos cognitivos colectivos tales como el debate, el intercambio organizado y productivo de ideas o la disputatio; amén de una filosofía imperante a pesar de sus distintas variaciones. El apEstado, las oligarquías mafiosas, sólo se han quedado hoy con resortes machacones de manipulación de psicología de masas y mucha, mucha propaganda con eslóganes facilones, abracadabrantes y asustones. Es ahí donde entra el coco de la violencia machista para galvanizar a la mujer masa y a todo quisqui reactivo-resentido que pueda identificarse con una víctima inconcreta.
El apEstado quiere, por supuesto, subvertir toda relación normal o consensual y consciente entre hombres y mujeres, tanto dentro como fuera del matrimonio. No porque carezcan de discurso carecen de intención y propósito. La chusma siniestro-globalista, de hecho, no propone nada de nada. No tienen un modelo social y cultural de cortejo como tampoco lo tienen de convivencia, de familia, de interacción en ámbitos sociales diversos. Del mismo modo que, antiguamente, había incluso compendios de etiqueta y cortesía – de mundología se han llegado a llamar – y hoy no se sabe por donde tirar, ídem de ídem para lo que en el conjunto y las partes de la sociedad sería lo justo, lo bueno o lo pertinente. Al igual que la farmafia explota -al igual que el mercader de Venecia- la enfermedad de masas de individuos apartados de la salud, la mafia financiera y política de altos vuelos explota la enfermedad del cuerpo social.
Finalmente, los machistas de verdad no somos violentos sino que sabemos cuando es legítimo el recurso a la coacción física de unos o de otros. Los machistas de siempre hemos valorado a la mujer en cuanto tal, es decir, en cuanto esposa, madre o hija. Prueba de ello es Katiuska del Maestro Sorozábal o Juanito Valderrama cantando contra “el que pega a una mujer”.
Lo que si que existe y se está incrementando exponencialmente, es la cancelación de inocentes. Conozco el caso de un señor, que después de darlo todo por ayudar a una mujer sin escrúpulos ni principios, por el hecho de que no la quería como pareja, entre ella y su entorno miserable de gentuza, lo vilipendiaron y sometieron a escarnio público.
La gente que escucha estas cosas, no debería de juzgar al agraviado. Si realmente le interesara la verdad deberían conocerla, pero esta sociedad enferma, que juzga y condena tan alegremente, camina por la basura y la mentira.
Quien juzga será juzgado, tenedlo en cuenta miserables.
Efectivamente, es como por ejemplo pobreza energética, para esconder la corrupción de la economía POLITICA DEL ESTADO, que no favorece el trabajo en la sociedad, MISERIA ,
Nuestra opinión es que por desgracia siempre ha habido violencia y siempre la habrá.
Nuestra sociedad presiona tanto a la gente que hay un aumento significativo de enfermedades mentales…sin embargo los Gobiernos se limitan a utilizar este terrible tema de la violencia en general,para hacer demagogia o propaganda electoral,ninguna de las medidas adoptadas,ni un solo euro invertido ha servido de nada,por qué no se centran en el origen del mal:las desigualdades sociales,los empleos precarios,las deudas,falta de vivienda,aumento de precios,impuestos abusivos,leyes absurdas,una mala educación emocional,los mensajes negativos de medios de comunicación,películas,etc.
Y lo más importante,es que estamos dejando algo tan trascendente como las riendas del Gobierno,de la política,de la economía…en manos de gente enferma…prácticamente todos los miembros del Gobierno son psicópatas,necesitamos gente sana y cuerda que dirijan adecuadamente las Instituciones,como una forma de comienzo.