La realidad es tozuda y ningún historiador New Age a poder cambiar por mucho dinero  público que gastemos los hispanos en hacernos propaganda falsa contra nosotros  mismos. Pero vamos a ver diez razones muy sencillas de demostrar por las cuales la  leyenda negra anti-española no merece ningún crédito.  

  1. El origen de la leyenda negra antiespañola está en los enemigos de España de  hoy y de siempre  

En primer lugar, sería bueno aclarar de dónde viene tanta mentira y por qué se ha  mantenido durante generaciones esa propaganda de guerra que suponen los mitos de la  falsa historia negra anti española. Y el origen de todo está en la propaganda de guerra de  hoy y de siempre, que intenta convencer a todo el mundo de que el enemigo es  malísimo y de que nosotros somos buenísimos, aunque sea a costa de inventar y  exagerar lo que ha hecho el enemigo.  

En este caso, el enemigo éramos nosotros y seguimos siendo, para las potencias que  rivalizaban con nosotros y que siguen siendo nuestros enemigos naturales. Estamos  hablando de los imperios inglés, francés y otros estados como los de Holanda o Bélgica,  que han inventado y amplificado todos estos mitos con una clara intención  geoestratégica. Pero vamos a ver qué intención es ésa y por qué se ha mantenido en el  tiempo. 

Atahualpa cayó del trono por su confianza en la reciente y sangrienta victoria contra su  hermano Huáscar: tenían sus propios conflictos y los españoles, como hicieron los  romanos con nosotros, los aprovecharon.  

  1. Descubrimos el nuevo mundo y dimos por primera vez la vuelta al mundo  

Y no sólo eso: somos el único país que ha descubierto tres continentes, ya que la  Antártida y Oceanía fueron descubrimientos españoles, por más que la historiografía  oficial se halla empeñado en ocultar esta enorme hazaña, tan inigualable.  

Para poder equipararse un poco con nosotros, nuestros supuestos rivales tendrían que  descubrir nuevos planetas y colonizarlos, cosa que hasta la fecha no han hecho y que de  todos modos no podrían comparar con nuestro gran logro.  

También hay que recordar que un paisano mío, Juan de la Cosa, realizó el primer mapa  mundi de la Historia.  

  1. Nuestros enemigos tenían miedo del ímpetu español  

Hubo un momento en que la historia se escribía sólo en español, puesto que todas las  grandes hazañas eran acometidas y completadas por nuestro pueblo. Y esto nos situaba  a la cabeza del mundo como la gran y única superpotencia, capaz de surcar los mares  más lejanos y derrotar también a nuestros enemigos en el campo de batalla. En  definitiva, nos diferenciamos tanto del resto de superpotencias de la época que  sencillamente no podían competir con nosotros y tuvieron que unirse para empezar a  hacer algo al respecto. Y uno de esos denominadores comunes en los que estuvieron  todos de acuerdo fue en empezar a inventarse un montón de mentiras contra España. 

Las tácticas españolas no eran abusivas contra los indígenas, pues tenían el mismo  éxito contra los rivales europeos del Imperio en nuestro continente.  

  1. La mayor potencia militar era España y todos nos tenían miedo  

Como no podían seguirnos por el mar, porque fuimos mejores navegantes que los  vikingos, estas potencias empezaron a utilizar en pleno todo el manual de guerra total de  la época. Y lo primero que hicieron fue atacarnos con las armas, tanto en Europa como  en el Nuevo Mundo y las rutas que llevaban hasta allí, pero de nuevo tuvieron  problemas. Y es que los españoles éramos capaces de derrotar ejércitos muy superiores 

en número y medios, a veces con tanta suerte que nuestros enemigos se llevaban  auténticas sorpresas.  

  1. Se han unido todos para entregar todo el poder a la Bestia: la guerra  anticristiana contra España  

Ningún pueblo del mundo ha defendido con tanta fuerza ni ha llevado más lejos el  Evangelio de Jesús, convirtiéndose en el pueblo elegido por Dios para portar su palabra  a los pueblos más dispares y lejanos de la tierra. En este sentido, no sólo somos los  herederos de Roma, sino también de los primeros cristianos, que sufrieron el martirio y  todos los peligros posibles para llevar la Buena Noticia del Evangelio a todas partes.  

De hecho, el milagro de Empel demuestra sin ningún género de dudas que Dios estaba  con nosotros. Una victoria y una remontada que dejó impactada a toda una generación  de europeos y que hizo exclamar al almirante holandés ( o inglés, no lo recuerdo ahora, puesto que luchaban juntos contra nosotros): tal pareciera que Dios es español, puesto  que ha obrado tan gran milagro.  

  1. Los pueblos indígenas aceptaron, mayoritariamente, de buen grado el dominio  español  

Y lo hicieron por las mismas razones por las que los íberos aceptaron a Roma y se  fundieron con ella: sencillamente porque salían ganando y se incorporaban a un mundo  nuevo que les daba muchas más posibilidades en todos los sentidos. De hecho, hay que  recordar que grandes contingentes de indígenas combatieron del lado de los españoles  contra sus propios hermanos de raza.  

El poderío español en América se basó todo el tiempo en esta utilización de grandes  ejércitos de indígenas, que fueron encuadrados en las fuerzas españolas. En este sentido,  hemos hecho nada distinto a lo que todos los imperios han repetido a lo largo de la 

historia: aprovechar las disensiones internas entre los invadidos y directamente utilizar  también sus propias fuerzas para controlar el país.  

La importancia de las fuerzas indígenas en los ejércitos españoles en América nunca fue  menor. Y si bien no eran las fuerzas de choque principales ni los estrategas últimos, que  daban las órdenes, no es menos cierto que la logística y la carne de cañón propiamente  dicha la ponía en ellos. Y eso es tan importante como todo lo demás, porque no hubiera  habido campañas como las que hubo sin esa necesaria mano de obra que, además,  conocía muy bien el terreno.  

  1. Los conquistadores españoles se odiaban a muerte entre sí y los incas y aztecas  también  

En la batalla de Las Salinas, que fue decisiva en la guerra civil en Perú, entre Almagro y  Pizarro, al igual que en otras con tiendas anteriores, se enfrentaron pequeños  contingentes de españoles con enormes refuerzos indígenas. La batalla fue  especialmente violenta, precisamente, porque estas dos etnias entraron en combate  directamente desde sus bandos separados.  

El jefe del clan almagrista, Diego de Almagro, debido a las largas rencillas que le  separaban de su antiguo jefe, Francisco de Pizarro, fue ejecutado en el garrote vil y en la  plaza pública. Justicia sumaria que se le pasaría también factura a Hernando Pizarro,  con muchísimos años de cárcel, ya de vuelta en España, al igual que también murió su  más famoso hermano, Francisco de Pizarro, en un ajuste de cuentas posterior.  

Las diferencias entre ambos bandos eran tan viscerales entre los europeos como entre  los indios, que se odiaban a muerte también por sus propias rencillas.  

No olvidemos que lo último que hizo Atahualpa, cuando tenía el garrote vil puesto al  cuello, fue pedirle a Pizarro entre lágrimas que por favor protegiera a su familia de la  gente de su hermanastro Huáscar. Porque las rencillas entre los propios indígenas y  entre los propios españoles marcaron todas estas campañas de conquista y colonización. 

  1. Los indígenas avisaban a los españoles cuando sus nobles preparaban revueltas  

Los que peor llevaron el nuevo orden que trajeron los españoles a América fueron los  caciques locales, que perdieron todas sus hegemonías sobre la población autóctona y en  concreto el monopolio de la religión y los impuestos. Y eso no lo podían consentir. Por  eso intentaron involucrar a sus paisanos más humildes en distintos intentos de revueltas  que nunca llegaron a ninguna parte, entre otras cosas porque la población local no se  mostraba partidaria de los mismos. En muchas ocasiones, de hecho, avisaban a sus  propios jefes españoles de la que se les venía encima. 

 

Los indígenas formaban parte de las expediciones militares españolas en una mayoría  absoluta y se ocupaban de combatir igual que de toda la logística.  

  1. Todos los pueblos hispanos han sido agredidos por el imperio anglosajón y se  han defendido  

Ningún intento de conquistar la América española, pero tampoco Filipinas, pudo  fructificar nunca sin la ayuda de traidores separatistas como Bolívar, que llegaron a  utilizar incluso mercenarios europeos para perseguir y masacrar a sus propios paisanos  en sus propios países. Pero nosotros somos tan idiotas en España que hacemos estatuas  y les dedicamos calles a semejantes esquiroles.  

La realidad es que ningún intento de conquistar ninguna provincia española de ultramar  o de la propia Madre Patria tuvo éxito. Y la victoria de Blas de Lezo en Cartagena de  Indias es paradigmática, pero hubo docenas de humillaciones más que sufrieron todos  juntos los ingleses con sus aliados portugueses, holandeses, etc. 

  1. La historia oficial ha presentado a los piratas de forma muy edulcorada  

Pero los piratas eran piratas, es decir, bandas de mercenarios y terroristas a sueldo que  violaban y mataban por botín. Que saqueaban ciudades enteras y se dedicaban a  perseguir constantemente el tráfico marítimo español. Pero ésos son los buenos, claro,  porque ellos no violaban, mataban ni traficaban con esclavos y con todo. Y con esclavos  que hacían ellos mismos, muchas veces en los propios territorios hispanos que  saqueaban.  

  1. El imperio anglosajón sigue manteniendo colonias en territorios hispanos como  Malvinas, Gibraltar o Guantánamo  

Y esto es una vergüenza que no se puede consentir y debería unirnos más que nunca  para reclamar de una vez que nos devuelvan esos territorios a sus legítimos dueños  argentinos, españoles y cubanos. Que dejen de dar lecciones de ética y de paz y derecho  internacional y devuelvan todo lo que han robado con el curso de los siglos. Y que dejen  de mentir en esa versión oficial falsa de la guerra de las Malvinas en la cual Argentina  luchó contra Reino Unido y no contra toda la puñetera OTAN, que es la verdad de lo  que sucedió y la única razón de esa victoria británica.  

Contingentes de miles de indígenas lucharon, encuadrados en los ejércitos españoles,  contra sus propios paisanos. 

  1. Los indígenas se robaban, mataban y violaban entre sí y cometían auténticos  genocidios  

Eso de que los españoles llevaron a cabo genocidios en Ultramar es una acusación curiosa  cuando esos indígenas cometían las peores atrocidades entre ellos mismos. La represión de  Atahualpa contra los partidarios de su hermano Huáscar fue sencillamente una campaña de  exterminio que incluía masacres de familias enteras, incluso niños, mientras que en el Imperio  Azteca se dominaba a todo un país desde Technotitlán con puño de hierro. Allí no había piedad  para nadie y sus propias creencias indígenas les impulsaban a sacrificar inocentes en números  terribles, unas situaciones que los españoles dieron por terminadas en América, precisamente,  hasta que surgieron las hordas saqueadoras y genocidas de Bolívar y sus amigos.  

  1. Las compañías mineras canadienses están encantadas con el mito del robo del  oro  

Gran parte de los recursos que se extraían de las provincias de Ultramar se revertían en  esos territorios en forma de Obras Públicas, universidades, ciudades, etc. Sin embargo,  hoy en día, esos mismos recursos mineros y otros más valiosos so saqueados de forma  

misericordia por compañías canadienses mineras y estos protectores del oro patrio no  dicen ni pío.  

A lo mejor es que tenemos lo que nos merecemos, pues si asumimos el relato del  enemigo para enfrentarnos con el hermano, mal vamos. Después de todo, ningún país  que haya formado parte de la Hispanidad y se haya separado ha vuelto a levantar  cabeza. ¿Qué se puede decir de Filipinas, Venezuela, Cuba o el Sáhara Occidental entre  otros fracasos del separatismo hispano? Y lo que les espera a los ya independientes de  España en España, catalanes y vascos, es un panorama del que ya tenemos más que un  adelanto: ser una colonia magrebí desgobernada por la OTAN Unión Europea o la  ONU. Menuda independencia y menudo futuro y presente.

 

2 Comentarios

  1. En cierto modo,y por algún motivo…sigue sin dársele la merecida importancia que tuvo el Imperio español…como si nunca hubiese existido,como si no hubiese tenido importancia…al decir Imperio siempre se hace referencia al romano.

    Para vergüenza propia y ajena,los mismos españoles apenas hemos sido educados en el conocimiento de nuestra historia,los que más saben es por qué por su cuenta se han preocupado por saberlo.

    Un Imperio deja sus huellas…arquitectura,arte,ciencia literatura,etc.tal vez la influencia de Hollywood y el abandono de las instituciones?,la televisión?,el afrancesamiebto de la clase popular?.

    Suena mejor decir que a los españoles se nos respetaba…que decir que nos tenían miedo,ya que el miedo nunca fue un arma.

    De todos modos no hay Imperio que dure cien años,y el español significó también llevar el peso la carga y la responsabilidad de influenciar el mundo.

    Y aunque los ingleses, franceses,masones satánicos o quien sea quieren destruir y borrar la historia de España,también han sido imperios efímeros…que han durado incluso menos que el Imperio Español,y por no estar sustentados en grandes valores como la fe Católica,su destino es la desaparición.

  2. En el punto 6 se indica: “Los pueblos indígenas aceptaron, mayoritariamente, de buen grado el dominio español”.
    Comentar que ello fue debido a que se respetaba a los indígenas e hicimos auténtica integración a todos los niveles con ellos; llegando al extremo de identificarnos con el mismo DIOS y tener como Reina a la mismísima Virgen María que reconocieron de forma inmediata en las apariciones de Guadalupe. La conversión a las enseñanzas de N. S. JESUCRISTO fue total por los nativos americanos en zona española.

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