nuevas directrices

Ya saben ustedes que con muchas de las cosas que parecen normales e inofensivas en esta vida, el asunto funciona con la máxima aquella que dice lo de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Con el aborto funciona exactamente igual. Mucha gente piensa que es como extirparse un pequeño tumor e incluso sacarse una espinilla, hasta que alguien les explica lo que realmente se hace para matar a ese niño que la madre lleva en su vientre ya que incluso se le somete a un sufrimiento extremo hasta que muere.

Por eso, la decisión que ha tomado el gobierno húngara nos parece que resultará sumamente efectiva: obligar a la madre que quiera abortar a escuchar los latidos del corazón antes de que se practique ese aborto y acabe asesinando a su propio hijo. Según declaraba el ministro del Interior, Sándor Pintér al anunciar esta medida: “Los hallazgos médicos presentados deben dejar constancia de que el proveedor de atención médica presentó el factor que indica las funciones vitales del feto a la mujer embarazada de manera claramente identificable”.

Por supuesto, a pesar de esa medida habrá mucha gente que quiera seguir con el asesinato de su hijo, pero estén seguros que otras muchas cambiarán de opinión. Por supuesto, Tímea Szabó, copresidenta del partido de izquierda Párbeszéd, cree que la norma es precursora de una prohibición total del aborto y ha pedido que se derogue, pero la cosa seguirá adelante.

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Esto reforzará la medida que el gobierno húngaro ha adoptado para fomentar la natalidad por la que se le da a cualquier pareja casada 30.600€ como préstamo del gobierno al casarse. Luego, el préstamo debe ser reembolsado hasta que la pareja tenga tres hijos. En este punto, la deuda está completamente perdonada.

¿A que con estas medidas ya no se podrá justificar la inmigración ilegal como forma de revertir la falta de nacimientos y el envejecimiento de la población? La solución es sencilla, lógica y de sentido común: no fomentar el asesinato de los niños, tal y como hacen gobiernos como el de España.

 

6 Comentarios

  1. Falta una “pequeña” ayuda, si a pesar de escuchar (bueno seguro que solo oyó), la asesina continua con su plan abortista se la bonifica para que siga adelante con el embarazo y posteriormente se busca un matrimonio que quiera hacerse cargo de la criatura.
    Y así que tenga todos los hijos que quiera.

    Un saludo a los amantes de la vida.

  2. Las abortistas y quienes las jalean no son otra cosa que criminales, asesinos de manual por lo que lo que realmente deberia hacerse con todos estos criminales es meterlos en prision de por vida y tirar la llave al fondo del mar.
    No cabe duda de que las mujeres tienen todo el derecho sobre sus cuerpos, pero una vez hay vida en ellas, la criatura por nacer tambien tiene el derecho a vivir y ahi, justo ahi es donde el derecho de la mujer sobre su cuerpo acaba, porque no puede bajo ningun concepto arrogarse ni sustraer el derecho del bebe sobre su propio cuerpo.
    La UE es ahora mismo el mayor centro de criminales del planeta y donde mas asesinos por metro cuadrado se pueden concentrar, empezando por su parlamento. Espero que la UE desaparezca como tal y todos los asesinos politicos y sus adlateres mediaticos acaben colgando de una soga.

  3. A mí los incentivos económicos para que la gente tenga hijos me parecen muy peligrosos. La razón es obvia: la pareja puede estar mucho más motivada por el vil metal que por las vidas de esos tres hijos, y tenerlos por tenerlos, de aquellas maneras.

    Hay una lista muy larga de razones por las que la gente no tiene hijos. Hay que analizarlas todas.
    Tampoco me parece ni medio normal esa obsesión por parir y que la población crezca ilimitadamente. Hay mucha trola con todo ese tema del envejecimiento de la población y la pirámide poblacional.

  4. Y es precisamente por este tipo de cosas que Orbán es descrito por la prensa occidental como un “dictador”, “ultraderechista”, etc. El cerco se estrecha, por cierto. Si no consiguen echarlo mediante elecciones amañadas, le montarán un “maidán”: una “revolución popular espontánea” que, por supuesto, contará con el apoyo de toda la prensa europea oficialista, todos los partidos y, por desgracia, el apoyo de más de un derechista despistado. Y, si en ese momento (que llegará, no lo duden), aparece alguien criticando que la UE apoye una revolución violenta contra el presidente de un país europeo, habría que preguntarle entonces por qué co**nes apoyaron exactamente lo mismo en 2014. Pues el “euromaidán” de Kiev contra Yanukovich, que nos ha llevado a la situación actual, fue exactamente eso mismo: una revolución violenta contra un presidente que cometió la osadía de negarse a firmar aquellos papeles (“Acuerdo de Asociación”) mediante los cuales su país quedaba oficialmente vendido a la UE. Barrieron a ese gobierno y pusieron a otro que sí firmó la venta. Y ahora vamos a pagar las consecuencias. Esa es la UE. Así funciona.

  5. Pero la madre puede negarse a oír los latidos del corazón de su criatura, luego esta medida no va a reducir el aborto. Tampoco el socialismo de subvenciones a los padres. La clave para luchar contra el aborto es la evangelización, que Jesucristo, la Santísima Virgen María y los ejemplos de santos y santas de todos los tiempos sean conocidos, para promover la castidad como modelo ejemplar de vida generalizado.
    Antiguamente, nuestros antepasados vivían de un modo mucho más pobre que el actual, aceptaban la cruz del sufrimiento de modo mucho más cristiano, es decir, más maduro. Eran mucho menos hedonistas y confiaban muchísimo más en la providencia de Dios. Y, sin embargo tenían muchos más hijos por mujer que ahora (y esto se ha dado en toda civilización pobre). Y eso que nuestras madres, abuelas, etc. no tenían anestesia epidural, ni tenían pañales para las criaturas, ni juguetes, ni apenas buena alimentación que proporcionar a sus pequeños. Y sin embargo nacían muchos hijos por mujer, porque la gente comprendía perfectamente que los hijos son un regalo de Dios fruto del amor conyugal, de la entrega mutua de hombre y mujer casados, no un problema financiero materialista al que tanto contribuyen derecha e izquierda, demócratas en definitiva, a propagar entre la población sin capacidad de discernir. Los hijos e hijas son una bendición del Cielo, una alegría, un regalo de Dios de bondad Infinita, pero por desgracia, para los rojos, los hijos son un problema que multiplica la pobreza y para los derechistas liberal conservadores son un problema si no encuentran alguien que se ocupe de ellos subvencionando a cuidadoras, pues suponen que no se pueden permitir el lujo de dejar sus profesiones y negocios para ocuparse de un “simple” hijo o hija, que eso no es rentable ni genera riqueza. Ser madre y padre, en democracia materialista atea y cerril, viene a ser como un inconveniente y algo indeseable. Así de enfermo está el mundo. Gracias a Dios todavía existen familias que anteponen el amor familiar, paternal, maternal y conyugal a todo otro tipo de enferma consideración monetaria o materialista.
    Ha sido el ENRIQUECIMIENTO generalizado de las naciones lo que ha hecho caer la tasa de natalidad, porque ha prevalecido el deseo de ser rico al deseo de ser padre, madre o formar una familia feliz. Y así de enfermo camina el mundo hacia su propia auto destrucción, aunque su soberbia le impida verlo. De siempre, los ricos han sido mucho menos fértiles, mucho más disolutos, promíscuos y adúlteros que los pobres en todo lugar y latitud, porque la vida acomodada conduce al hedonismo y a la exclusión de Dios Nuestro Señor en los corazones, al no velar porque no sabemos ni el día ni la hora. De hecho el DIVORCIO y todo otro tipo de atentado contra la cristiana familia que es lo natural viene de los más acaudalados y poderosos, generalmente los más depravados y degenerados materialistas y ateos cerriles, promotores de todo tipo de ideologías genocidas y asesinas. Con razón entendemos ahora eso de que es más difícil salvarse siendo rico que un camello pase por el ojo de una aguja. Para la mayoría de ricos, antinatalistas y antifamilia ellos, Dios no cuenta, solo el dinero, las subvenciones, las riquezas, los placeres, el hedonismo, y todo otro tipo de prebendas. Ha quedado sobradamente claro que la riqueza y la natalidad están reñidas, no se puede servir a dos señores. Son los hechos, el fruto del árbol, lo indiscutible, no se puede negar que nuestros antepasados, más pobres, eran mucho más fértiles, naturales y felices aún en la cruz de la pobreza. Más dinero no implica más nacimientos, sino todo lo contrario. Y muchos caen en el error que para que uno tenga hijos hay que subvencionárselos con SOCIALISMO materialista ateo “familiar”. Vaya locura. Mal vamos por ese camino solo porque a los ateos materialistas se les haya ocurrido tal sandez.
    Ahora bien, a un partido de hipocresía farisea derechista, liberal conservador, le interesa el voto, no la natalidad, ni la vida de los no nacidos, aunque afirmen con hipocresía lo contrario. Y por eso subvencionan con dinero robado de impuestos a los padres, para que les voten, no para acabar con el aborto, que para los de derechas es un negocio que crea empleo y riqueza como para los rojos de izquierdas es un “derecho”.
    Desde luego que un cristiano católico verdadero, es decir, el que ama a Dios y guarda su Palabra, y perspicaz, no necio, no debe caer en el engaño embustero y demoníaco de suponer que los hijos han de tenerse solo si se es rico y si se tiene medios económicos. Los hijos han de venir del amor conyugal, de la donación mutua de hombre y mujer unidos por Santísima Voluntad de Dios, como toda la vida ha sido lo natural, lo sano y lo bueno, como regalo de Dios y con confianza en la Divina Providencia que cada vez menos personas, por desgracia, tienen en este mundo. Los niños no necesitan venir con dinero para su manutención, no necesitan juguetes, ni móviles, ni ordenadores ni niñeras o sirvientas que hagan de madres frías y asalariadas interesadas. Los niños necesitan, ante todo y sobre todo, el amor de su papá y de su mamá, su tiempo para jugar con ellos y crecer en confianza para que luego confíen en quien tienen que hacerlo, en Dios. Lo demás ya vendrá por añadidura.
    Vergonzoso que un partido político húngaro manipule así a los católicos en su lucha por ganar las elecciones.

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