No hay peor mentira que una verdad a medias. El jefe de la oposición, Sr. Feijóo, fiándose de un informe que le ha realizado cualquier chapucero, ha afirmado que la bajada en el número de parados corresponde a la nueva nomenclatura de los fijos discontinuos que ha implantado la ministra comunista Yolanda Díaz en la última reforma laboral.
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Ella le ha contestado que se documente mejor, que los trabajadores fijos discontinuos no cuentan como parados por una orden de 1985 aunque estén inactivos.
Ambos llevan razón, con un importante matiz. Antes de esta reforma laboral, los fijos discontinuos eran muy pocos en todo el mercado laboral (en el año 2019, algo más del 10% de los actuales), al estar la mayoría de ellos encuadrados en otro tipo de contrato como temporales, por obra, etc….
Al haber suprimido esas modalidades, todos los nuevos contratos son FIJOS, pero con una duración en muchos casos de una semana, como los contratados para las Ferias y Fiestas de todos los pueblos de España, con lo que “con este Gobierno han aumentado de forma exponencial los contratos fijos”, enmascarando, una vez más, la realidad porque se estima que serán 600.000 las personas que bajo contrato fijo discontinuo irán al paro, pero no computarán en la estadística de paro de la nación.
A ver cómo explican más adelante el incremento del importe medio pagado por cada persona en el paro al haber aumentado el dividendo y disminuir el divisor de la cuenta por menos parados, ya que, a todos los efectos, durante los periodos en los que los nuevos fijos discontinuos estén desocupados y no figuren como afiliados, se denominarán DENOS (Demandantes de Empleo No Ocupados). Es decir, que los empleados con contrato temporal que ahora se han convertido en fijos discontinuos, antes contaban como parados y ya no lo harán, mejorando los indicadores de empleo.
Si a ello unimos los que se encuentran en ERTE en algunos casos con las empresas liquidadas hace tiempo, y en PERTE, el importe dinerario -que al final es lo importante- destinado al concepto PARO, llamémoslo como queramos, va a aumentar de una forma considerable.
La idea de utilizar sinónimos que enmascaran la realidad -el cambio de nombre a algo que sigue siendo la misma cosa- es genial, porque lo verdaderamente importante “es la maraña conceptual que reina por doquier” –Julia Sevilla Muñoz en Taxonomía de las paremias– en la que no tiene ninguna importancia la situación real de los hechos sino el nombre con el que se designa: así, si dejamos de llamar parado al que no tiene trabajo, terminamos con el paro; si penamos al que consume prostitución pero no a la/el que se prostituye, lavamos la imagen de la dignidad de la mujer; concedemos todo lo que nos pidan los separatistas, estos desaparecen puesto que todo lo tienen en “democracia”; si damos la nacionalidad española a todos los inmigrantes ilegales para evitar las noticias de que una gran parte de las violaciones se producen por parte de extranjeros, las violaciones seguirán existiendo, pero serían mucho más graves y contestadas por las feministas porque sería ejercida por españoles; si prohibimos los pobres para terminar con la pobreza, no habría pobres, serían ricos discontinuos.
“Hay otros mundos, pero están es éste” dijo alguien que no recuerdo.
Cada vez que percibo con espanto un movimiento gutural o labial de algún miembro o miembra del desgenero gubernamental, espatarraco de angustia súbita producto del disparate en ciernes procedente de ese otro mundo infernal llamado gobierno.
La Yoli me acojona, que monstruo del disparate, se merece una antología ministerial para diversión intelectual de los niños que estudian por su cuenta, esa especie en extinción de niños autodidactas con cerebros puros que serán los sabios del futuro,
La Yoli es una muestra que cualquier padre responsable expondría a su hijo como ejemplo de imbecilidad y disparate.
Hijo, escucha a la ministra y comprenderás por qué solo hay que hablar de aquello sobre lo que se ha pensado y se conoce. Pasarte de listo, hijo mío, solo demostrará tu ignorancia. He ahí la ignorancia máxima, querido hijo, la ignorancia arrogante, la Yoli, y para que no olvide el disparate le dirás a tu hijo querido, el despropósito ignorante tiene el nombre del caballo de Lucky Luke, Jolly Disparate.
….¡Y relincha! ¡Hiii! ¡Hiii! ¡Hiii!
Esto no es nuevo, es el mundo de las etiquetas que tanto le gusta a los globalistas, manipulacion seudo linguistica para mantener y justificar su falsa matrix que siempre chocara con la cruda realidad
y sin embargo se mueve” (Galileo Galilei).
Tiempos oscuros se ciernen sobre la humanidad, mientras ésta sigue creyendo que vive en “el mundo de color” abeja Maya.
No hay nada que hacer cuando los iletrados sin experiencia previa de nada, que pasaron por una dictadura, luego por una democracia con apariencia de libertad (en realidad laxitud y “permiso” para el libertinaje, pero algo es algo) y ahora están de nuevo en una dictadura que como es de “los suyos”, no ven que es tal e igual de opresora o peor (porque no hay cosa peor que ser sin parecer o fingir ser lo que no se es, pues ni el derecho a llamarlos por su nombre, aunque sólo sea como desahogo, tienes), se atreven a decirte cosas como estas:
Mejor esto que aquello, no? (Profesora de química de 65 años).
– Nuestros hijos tienen más libertad que nosotros (mi hermana, 62 años). Yo le contesté que más libertad tenía ella, que no hiciera uso por mojigata, no quiere decir que no la hubiera. Por lo menos teníamos la libertad de “ofender” sin censura o autocensura contando un chiste incorrecto, ahora todo es más insoportable de llevar, porque los transgresores de entonces son los nuevos santurrones censores sin reconocerlo, la primera ella multipinchada. Sumisa era, sumisa fue cuando pudo no serlo por un tiempo y sumisa es hoy, sumisa y encantada. Sumisa, encantada e iletrada, aún se atreve a dar lecciones, sentar cátedra y reprimir la libertad de expresión de los demás (“por ahí no”. “Por ahí no vayas que no te lo admito”. “En eso no entremos”). Solo se puede hablar de según qué temas, cuando caen en la cuenta de algo por si mismos – descubren América que lo llamo yo – entonces y solo entonces y si sacan ellos el tema, ya tienes “permiso” para hablar de ello, pero solo hasta un límite: el de apuntar la implicación, responsabilidad y culpabilidad de su PSOE y la izquierda en general, en la guerra y en todos los desastres actuales, entonces se acaba la conversación unilateralmente (Corcuera como ejemplo de ese tipo de ofendiditos nauseabundos. Metete con estos, pero los anteriores son sagrados).
La señora declarada socialdemócrata y amante de la libertad – la suya – tan celebrada, ejerce su autoridad y superioridad moral” al mismo tiempo que me afea mi conducta por hacer lo mismo. “En el grupo de WhatsApp no se habla de política”, punto, he hablado. Gatitos y chorradas hasta asquearme sí, mi meme de pandemia-filomena-volcán- Ucrania-los extraterrestres y el meteorito, ese no porque en Ucrania lo están pasando muy mal, como si los palmeros estuvieran de fiesta. Nos ha jodido el rasero de tanto estulto!.
No se habla de política, pero ella “puede” porque ella lo vale, colgar memes nada amables de Vox, PP o Cs(que me la trufa totalmente por ellos, no así por el hecho de su ejercicio de embudismo y total desprecio a los posibles sentimientos del resto, empezando por su hija bastante más letrada que ella, que ya ni se atreve a revelar a quién vota para que no se la coman, y lo que es más triste, les ha dejado por imposibles como yo) pero tú no puedes meterte con su guapo Sánchez, ni para apuntar que tiene la piel muy basta (cosas mías con la cuestión de piel, vaya), de que es un puto mierda dictador ya ni hablamos. Así están las cosas en este país de cretinos, mal que me pese referirme a mi sangre en términos tan despectivos, pero es que más ofensivo y lo que es peor, peligroso, es que gente tan superficial, banal, trivial, iletrada, soberbia en su ignorancia y estúpida, tenga derecho a joder la vida de tantos con su puto voto.
Saludos.