Hoy queremos explicar por qué no suena música en la Plaza de toros de Madrid. Así cuentan la historia en Libertad Digital:
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Se celebró el 24 de mayo de 1939 la llamada “Corrida de la Victoria”, en la que tomaron parte nada menos que seis matadores y un rejoneador, quienes tras el despeje de la plaza, culminado el paseíllo, se vieron obligados a levantar el brazo derecho, “a la romana”, saludo falangista, ante el palco presidencial, como fue preceptivo algún tiempo tras acabar la guerra civil. Dos de los diestros acaparaban entonces la mayor rivalidad en los ruedos: el madrileño Marcial Lalanda y el toledano Domingo Ortega. Durante la faena del primero, que encabezaba el cartel, sonó la música, como siempre había sucedido en Las Ventas cuando el público la solicitaba. No ocurrió lo mismo cuando le correspondió al otro citado espada lidiar su toro: el director de la banda se negó a complacer a los seguidores del oriundo de Borox.
De resultas de aquel incidente, la música no volvió nunca más a acompañar ninguna otra faena en el coso madrileño. Injusta, incomprensiblemente. ¿Qué podía tener de justificación una tarde en la que pudo existir un conato de escándalo de orden público con sucesivos festejos? Con una única excepción: la del 16 de octubre de 1966, fecha en la que Antonio Bienvenida se encerró con seis toros y brindó en el último un par de banderillas al director de la banda, quien ordenó se interpretara un pasodoble para agradecer aquel gesto cortés.