En cada vez más ocasiones, los tribunales de justicia son la única forma que tiene un militar de defenderse cuando la apisonadora de la política quiere aplastarle. Hoy, les contaremos como en el caso que vamos a relatar se ha hecho JUSTICIA con mayúsculas.
El caso al que nos referimos y al que en este Diario hemos dado cobertura y apoyo, es el del Capitán del Ejército del Aire Juan A. Fernández Galindo y de su mujer la también militar Cabo reservista de especial disponibilidad María del Carmen García López.
El Capitán, tras un larguísimo procedimiento judicial (sobreseído hasta en cinco ocasiones por dos juezas militares diferentes), ha sido juzgado y absuelto por el Tribunal Militar Territorial 1º, con todos los pronunciamientos favorables, en Sentencia de 3 de mayo de 2022.
El suplicio (no se puede describir de otra manera) del capitán Fernández Galindo empezó hace 12 años, sí, han leído bien, 12 AÑOS, por la apertura de tres expedientes disciplinarios (en el período 2010-2013) frente a la cabo Teresa Franco, destinada entonces en la Escuela Militar de Paracaidismo de Alcantarilla (Murcia) que, desde 2018, es edil por el PSOE en el Ayuntamiento de Murcia y tras la moción de censura conjunta con Ciudadanos y Podemos, fue nombrada concejal de Igualdad, Juventud y Cooperación al desarrollo.
En este momento queremos poner de manifiesto, antes de entrar en materia, que la Cabo Franco, en un ejercicio de corrupción política, no solicitó en tiempo y forma el pase a la situación administrativa de servicios especiales para poder ser política y presentarse en la lista por el PSOE. Este hecho le habría supuesto una falta disciplinaria a cualquier militar, pero no a ella ya que la Ministra que tenía que sancionarla, Margarita Robles, era su amiga y compañera de partido, tal como le gustaba a la Cabo presumir. Varias plataformas y colectivos de militares señalaron en redes sociales esta irregularidad, pero el Ministerio de Defensa no actuó contra ella. Puro amiguismo y corrupción.
Volviendo al tema de los expedientes disciplinarios, para clarificar a los no iniciados en esta materia en qué consisten, lo explicaremos de forma coloquial y diremos que, como en todos los trabajos, cuando éste se hace mal o de forma negligente, el jefe te llama la atención y toma medidas. En el Ejército es exactamente igual y está regulado en una norma disciplinaria, que establece unas sanciones si incumples tu trabajo o tus órdenes. Nada fuera de lo común, no vayan a creer los lectores que los tres expedientes eran consejos de guerra ni nada parecido.
Esos tres expedientes disciplinarios antes citados, que fueron abiertos conforme a la normativa por faltas leves contra la Cabo, dieron lugar a tres sentencias que fueron confirmadas por el Tribunal Supremo en otras tantas, en los oportunos recursos de casación. Pero la cabo, no satisfecha con las sentencias y habiendo establecido durante su tramitación contactos políticos a través de la Asociación de militares AUME, decidió dar la batalla político-mediática y ejercer su particular, obsesiva y cruel venganza contra el oficial que había “osado” cumplir con su obligación y sancionarla por su patente incompetencia laboral y carencia de espíritu militar.
Antes de continuar, haremos una breve referencia a la Asociación de militares AUME, que en cuanto detectó la primera sanción contra Teresa Franco, la reclutó en sus filas para captar socios a través de su victimización y defensa jurídica y en redes sociales. La eligió como su medio de propaganda y la Cabo “se dejó querer” para conseguir medrar políticamente. Para el que no sepa lo que es AUME, es el brazo político de los partidos de izquierda (especial pero no únicamente del PSOE) en el ámbito de las asociaciones de militares con representación en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (COPERFAS).
Mediante la difamación en redes sociales y en medios de comunicación, fabricó un relato de acoso laboral y victimización que se hizo más grande conforme pasaba el tiempo. En esos años, el Capitán Fernández Galindo, que tenía que trabajar a diario con la Cabo, nunca pudo defenderse de las falsas acusaciones que contra él se vertían, por su deber de neutralidad y por consejo de sus mandos. El oficial era grabado a diario en todas sus actuaciones sin autorización y sufrió daños en sus bienes por parte de algunos subordinados que habían hecho causa común con la Cabo Franco. El prestigio profesional del Capitán quedó destruido por completo y no fue sino a golpe de sentencia favorable, cuando éste pudo ir limpiando su nombre.
En el mismo período de tiempo, las Asociaciones Feministas de la Región de Murcia, controladas por el PSOE (que casualidad, otra vez el PSOE) y más en concreto por Gloria Alarcón, alto cargo del partido en Murcia, también se fijaron en Teresa Franco y la integraron en sus filas para hacer bandera de su caso y sacar rédito político. Estas asociaciones y sus ramificaciones comenzaron otra campaña de acoso paralela a la de AUME, contra el Capitán Fernández Galindo, el cual otra vez y también durante muchos años, tuvo que aguantar que se vilipendiara públicamente su nombre y su profesionalidad, sin poder contestar. El feminismo había decidido, sin contrastar absolutamente nada, que el Capitán Fernández era un machista y un acosador, haciendo gala de un sectarismo fuera de toda lógica y contrario a la realidad, toda vez que la Justicia iba a dando la razón al oficial.
Debido a causas objetivas contempladas en la normativa, el Ejército del Aire, en 2018, abrió una investigación interna para determinar por qué la Cabo había suspendido los tres últimos informes de capacitación personal que se realizan a todos los militares y por qué no realizaba la oportuna instrucción y capacitación para ejercer su trabajo de policía en el Ejército. Así mismo, se estudiaron sus continuas bajas laborales y si la cabo Franco se estaba extralimitando en sus declaraciones a la prensa y apariciones políticas en televisión –no tenía autorización y las realizaba sin filtro, ni permiso– y si estaba vulnerando la debida neutralidad política publicando mensajes en sus redes sociales a favor del PSOE, circunstancia ésta totalmente prohibida por la normativa militar. Tras una larga instrucción del expediente, la investigación interna, unida a los informes de capacitación suspensos, podía acabar con su expulsión de las FAS.
Para intentar salvarse, la cabo Franco usó el comodín y defendió públicamente que esos expedientes se debían a que denunciaba el machismo en el seno de las Fuerzas Armadas a través de su puesto en una asociación profesional (AUME) y recibió el apoyo en pleno de las fuerzas políticas de la izquierda. Como empieza a ser tristemente habitual que la ineptitud e incompetencia se tapó con el recurso fácil del feminismo que nada tenía que ver en este expediente basado como ya dijimos en la patente falta de profesionalidad y de espíritu militar de Teresa Franco.
Para evitar su más que probable expulsión del Ejército por falta de competencia profesional, AUME cesó a uno de sus representantes en el COPERFAS y nombró a la Cabo como un remedo de representante sindical, para “blindarla” e inició una campaña mediática y política, apoyándose en el feminismo asociativo, para destruir la reputación del oficial y forzar al Ministerio a cerrar la investigación. Esta campaña culminó con la recepción en el Congreso de Diputados por parte de diputados de Ciudadanos, Podemos y PSOE, entre estos últimos estaban Margarita Robles y Zaida Cantera.
Mención expresa haremos de esta última diputada, Zaida Cantera, que incluso antes de serlo, entabló una gran amistad con la cabo Franco y le mostró su apoyo públicamente, coincidiendo habitualmente en jornadas feministas con Gloria Alarcón y Teresa Franco. Durante años la ex militar se erigió en asesora de Franco y sus acólitos en el ámbito militar y en azote del Capitán Galindo en redes sociales, donde comentaba sus decisiones de mando e incitaba a sus subordinados a grabarle y denunciarle. El culmen de esta situación se produjo el día después de la recepción en el congreso antes mencionada, en una entrevista en el diario PUBLICO.ES, en la que reprodujo las barbaridades que había dicho esa misma mañana en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados en apoyo de su amiga.
Sin ambages y sin comprobación alguna la diputada, había decidido que el Capitán Fernández era un acosador laboral machista y sádico que disfrutaba causando daño a sus subordinados y exhortó a la entonces ministra Cospedal a que cerrara el expediente y sancionara al Capitán por su conducta, Escuchar en la sede de la soberanía que digan semejantes mentiras sobre uno mismo sin poder defenderse, debe ser demoledor para la moral y el honor de un oficial. Esa misma tarde en el diario PUBLICO.ES la diputada arreció sus injurias y calumnias y en un ejercicio de paranoia y estupidez acusó al Capitán de espiar a sus subordinados y a ella misma sin aportar más dato o justificación de su afirmación y, entre otras lindezas, llegó a afirmar que al Capitán no lo habían condenado las juezas militares “porque se les había visto de copas con ellas” en un evidente desprecio por la Justicia y por estas dos magistradas que tiene una trayectoria militar y jurídica intachable.
Entonces ocurrió la moción de censura, el PSOE llegó al Palacio de La Moncloa y Margarita Robles fue nombrada ministra de Defensa. Todo dio un giro radical en cuestión de semanas. Por orden de la Ministra Robles, el Ejército del Aire cierra de golpe la investigación abierta y deja sin efecto el expediente, a pesar de que se cumplían todos los requisitos para la expulsión de Franco por su incompetencia profesional.
Poco tiempo después, la cabo y la ministra coinciden en un programa de televisión en Cuatro y Robles hace pública su admiración por la militar. Días más tarde, el PSOE de Murcia anuncia que Teresa Franco iba a ser su número 2 en la candidatura al ayuntamiento de la capital murciana en las elecciones municipales de 2019. Gloria Alarcón, aprovechando la amistad de Teresa Franco con la ya Ministra Margarita Robles y con la diputada Zaida Cantera, fue la persona que colocó “a dedo” como número 2, sin esperar si quiera a que hubiera pedido por conducto militar permiso para presentarse a las elecciones, situación ésta que en el Ejército se conoce como “servicios especiales”.
El 2 de diciembre de 2019, el entonces subsecretario de Defensa, Alejo de la Torre (firmando por delegación de la Ministra Robles), decidió purgar al Capitán Fernández Galindo y lo suspendió de empleo y sueldo en contra del criterio de los tres informes preceptivos que se debían solicitar para tomar la decisión. Es significativo que uno de los informes que ignoró el Subsecretario fue el de la propia Asesoría Jurídica General de la Defensa, dependiente directamente de la Ministra. La felonía estaba completada, la acosadora política colocada en el partido y el oficial que hace su trabajo, cumple su obligación y no se pliega al poder, defenestrado.
Como no podía ser de otra forma el Capitán denunció ante la Jurisdicción contenciosa este atropello político y consiguió que se declarara la nulidad de la resolución por la que fue suspendido, consiguiendo la devolución de los sueldos y que el Estado pagara las costas del procedimiento. Meses después y, en parte también por este varapalo judicial, Alejo de la Torre fue cesado de su cargo por demostrarse que había concedido una condecoración fuera de norma a su pareja sentimental, una Teniente Coronel del cuerpo de Sanidad, para que pudiera ascender.
Los días 8, 9 y 10 de marzo de 2022, se celebraron en el Tribunal Territorial número 1 de Madrid la vistas orales del juicio contra el Capitán Fernández Galindo. El antiguo presidente de AUME, Jorge Bravo, la Diputada regional del PSOE, Gloria Alarcón y un integrante del foro milicia y democracia, Jose Ignacio Dominguez acompañaron a la cabo durante esos días. El primero de ellos, el 8 de marzo, habían montado un escrache feminista para recibir al Capitán en la Puerta del Tribunal, pero tan absortas estaban preparándolo que el oficial, su mujer y su abogado pasaron por su lado sin que les vieran, Cuando se dieron cuenta, ya estaban los tres entrando al edificio y desde la lejanía la cabo les señaló con el dedo y dijo “¡míralo …. allí está!. Una sonrisa se abrió en la cara de los tres y después pasaron dentro a identificarse en el control de accesos.
Durante esos días, el oficial y su mujer tuvieron que ver de todo en la sala de vistas. Concretamente María del Carmen, la mujer del Capitán, uno de los días vio como acudieron muchas personas jóvenes, bien vestidas, con carpetas, para asistir a la vista y le pareció extraño porque todas iban extrañamente juntas a todos lados. Fijándose más profundamente en ellas se dio cuenta de que una persona llevaba una camisa rosa flúor debajo de la ropa que era relativamente elegante y se le dispararon las alarmas. Al poco, se acercaron al grupo tanto Teresa Franco como Jorge Bravo y empezaron a departir con ellos. Maria del Carmen enchufó la cámara de su teléfono móvil y se acercó a ellos para ver que hacían. Cuando llegó pudo escuchar perfectamente como Jorge Bravo estaba dando consignas para hacer un escrache dentro de la sala, marcando las órdenes de cuando debían quitarse la chaqueta y enseñar la camiseta reivindicativa que todos llevaban debajo de su ropa y cuando debían empezar a corear las consignas previamente pactadas. Por su parte, uno de los “escrachadores” preguntaba a Teresa Franco directamente: “… Tere, ¿esto no te perjudicara a ti no?…”, a lo que Teresa Franco respondió con frialdad y una sonrisa: “ … No te preocupes, yo no os conozco de nada, no se puede demostrar nada….”. Tras esta esperpéntica situación Mari Carmen se puso a su lado y apagando la cámara de su móvil espetó: “…Que bien graban estos móviles modernos…”, entrando a continuación en la Sala de vistas. Ni que decir tiene que el grupo de “escrachadores” entró a la Sala estuvieron un rato para disimular y después se marcharon con la cabeza gacha.
Durante el desarrollo de las vistas se tuvo que soportar mucho acoso verbal de la abogada de la acusación particular a los testigos de la defensa, motivo por el que tuvo que ser reprendida en varias ocasiones e incluso falsos testimonios de testigos de la acusación, constatados incluso por el propio Tribunal durante la vista, debido a su zafiedad. Pero quizá lo más palmario es que Teresa Franco y sus testigos no aportaron ni un solo argumento o prueba que demostrara ninguno de los hechos contenidos en la denuncia.
Finalmente y como ya dijimos anteriormente el día tres de mayo, se dictó sentencia absolutoria para el Capitán Fernández Galindo. De esta sentencia de más de 40 folios, técnicamente impecable y de una precisión y minuciosidad digna de encomio, destacaremos algunos aspectos para que juzguen ustedes mismos que ocurrió en aquella Sala, esos 3 días de marzo:
- En primer lugar, la Sala afirma que los hechos relatados por la cabo Franco no son más que una serie de episodios de trabajo interiorizados negativamente por ella y que, por no tener corroboración externa, carecen de verosimilitud suficiente para constituir prueba de cargo.
- En segundo lugar, respecto a las pruebas periciales psicológica y psiquiátrica, aportada por la propia cabo, es de destacar que los peritos afirmaron que no se podía establecer que como consecuencia directa de las actuaciones del capitán se hubieran producido reacciones de ansiedad o estrés en la denunciante. En cuanto a la personalidad de la denunciante y tras un largo acoso verbal por parte de la abogada de la acusación particular, uno de los peritos afirmó que presentaba caracteres compatibles con el síndrome del “PORQUE YO LO VALGO” y con ciertos caracteres de narcisismo y que éste hecho hacía muy difíciles las relaciones laborales con la cabo, ya que tenía una alta consideración de sí misma pero, por el contrario, una baja autoexigencia laboral.
- Continúa la Sala declarando que ninguno de los testigos ha podido demostrar que se haya ejercido una especial persecución de la cabo por parte del capitán y que, éste actuaba en el ejercicio de su mando igual con todos sus subordinados, de acuerdo con la normativa militar.
- Del análisis de multitud de hechos puntuales que hace la sentencia, se puede resumir que en muchos de ellos el capitán no participó o su actuación fue la de mero intermediario o transmisor de información, quedando desvirtuadas la práctica totalidad de hechos imputados. En los que si participó activamente, concluye la Sala que lo hizo en ejercicio de sus obligaciones como mando y siempre acorde a la normativa militar.
- En este momento, hablaremos brevemente de una prueba aportada por la defensa, consistente en un chat de wasap en el que participaban la cabo Teresa Franco y algunos de los testigos que declararon a su favor, en el devenir del cual se llega a hacer una propuesta para poner dinero y “¡quitar de en medio!” al Capitán Galindo, a su mujer y a su jefe por aquellos tiempos, el Comandante Ibáñez, mostrándose la concejala Franco y alguno de sus testigos expresamente de acuerdo con la propuesta. Suponemos que la gravedad e implicaciones de estas afirmaciones pronunciadas por personas que trabajan armadas todos los días al lado del capitán y su entorno, pusieron de manifiesto para la Sala la catadura moral de la denunciante y de algunos de sus testigos.
- Por último citar que la Sala detectó fragmentos del testimonio de dos testigos de la defensa que, tras afirmar que eran enemigos del capitán, podrían haber incurrido en falsedad al entrar en franca contradicción sus declaraciones con documentos aportados por la propia defensa o con la declaración de la propia denunciante.
Ahora al capitán y a su familia sólo les resta esperar al resultado del recurso de casación de la sentencia, pero según manifiestan, lo harán ejerciendo acciones legales contra la concejala, los posibles testigos falsos y la diputada Zaida Cantera a la que ya han demandado en acción de restitución del honor.
Tras doce interminables años la Justicia no podrá reparar el daño que han sufrido y lo único que les queda es hacer pasar a estas personas por el mismo sufrimiento que ellos han infligido de manera tan gratuita, obsesiva y torticera.
Ejército feminizado, ejército destruido. Conforme a lo planeado.
¿Y ahora que, se actuará contra estas mujeres.?
Que estamos haciendo en este país, es una verdadera locura, quemar en la plaza pública a gente de bien, mientras que gente malvada, sin principios y sin honor se van de rositas, y además viven de la política.
Cuando he puesto en el buscador “teresa franco” las entradas que salen son de público, el pais, ser, infolibre,… haciéndose eco de este asunto de esta tipa. Por tanto ya conozco la verdad. Imagino que el juez ha hecho lo propio.
Una justicia lenta, no es justicia.
En cuanto a los siervos de Satanás que están infiltrados en todas las partes e instituciones, que sepan que el Universo ni olvida, ni perdona; tan sólo retorna lo dado.
Si buscas bien, en el cine encontrarás las preguntas y las respuestas: Buenas noches, y buena suerte (2005). Alocución a la audiencia sobre el caso del teniente Radulovich.
Cuando, según un reglamento, un hombre representa un peligro para la seguridad.
Disidencia + Acción = RESISTENCIA
https://t.me/resistencia_costa_dorada/24
Podéis ver mejor la escena en nuestro canal de YouTube:
https://www.youtube.com/channel/UC-NrIDAFBpEKm_H5kIDJBrA
Más vale tarde que nunca,lo que no entendemos es que hayan tardado 12 años,esperaban a que prescribirá el delito?,no nos fijamos de estos jueces,quizás es para ir de buenistas.Y en un año no se puede hacer ese juicio?.
No. No es casualidad la coincidencia de apellido. Es Capitán es mi resobrino, es decir, hijo de mi primo hermano. Yo también soy militar, concretamente guardia civil retirado. Digo soy porque cambie mi situación administrativa, pero soy, a mucha honra miembro de las FCSE. Algunos han venido a estos honrosos cuerpos a desprestigiarlo a y la …., la …., Teresa Franco, es sin duda uno de los miembros que nunca debió vestir uniforme tan honroso como el que ha llevado y que espero no vuelva a ponerse.
Expresar públicamente mi alegría y a ver si sirve de escarnio.
No existe sentimiento de mayor frustración que ver como un hermano es acusado de algo que, gracias a su tesón, honor y buen hacer, ha demostrado ser falso. Bien podría haber sucumbido a presiones injustas y falsas verdades, alimentadas por el escudo político del que se rodea este despreciable ser, pero la verdad siempre impera, más tarde que temprano. Afortunadamente su buen juicio y resistencia mental han conducido a mi hermano a no tomar ninguna decision que pudiese ser fatal para su persona, como quitarse la vida. El mero hecho de vivir su calvario no debería haberse permitido nunca. Es hora de pedir responsabilidades y hacerlas cumplir con rigor y con todo el peso judicial que merece. Ningún castigo paliara la pesadilla que has vivido. Enhorabuena Capitán, puedes estar muy tranquilo. Te lo mereces. De tu hermano, José Ángel.