Tomamos decisiones constantemente, a veces incluso sin pensar. Pero no todas las decisiones se toman de forma natural y rápida, algunas levantan verdaderos dolores de cabeza porque suponen cambios o modificaciones en la vida de cada uno.
La vida está llena de decisiones, aparentemente insignificantes como qué ropa ponernos, qué hacer para comer o qué serie empezar a ver en Netflix, hasta decisiones grandes, como la del maestro Luis Mazzantini, quien eligió dedicarse a la tauromaquia, o comprar un nuevo hogar, cambiar de trabajo o poner fin a una relación amorosa.
Especialmente estas últimas decisiones conllevan tiempo y responsabilidad, ya que pueden marcar un antes y un después en la vida de las personas. Además, si son tomadas de manera precipitada, pueden provocar una sensación de error y arrepentimiento.
Esta sensación no es para nada agradable, y en ocasiones puede acompañar a la persona durante mucho tiempo, atormentándola y, en el peor de los casos, provocándole insomnio de manera repetida.
Estaría bien que existiera una fórmula mágica que nos ayudase a tomar decisiones y no arrepentirse, ¿verdad? Pues bien, no es mágica, pero sí matemática, la fórmula que puede ayudar con esto.
La regla del 37%: una ayudar para tomar decisiones
Vamos a mencionar una fórmula matemática que puede ayudar a tomar buenas decisiones y, sobre todo, a no equivocarse.
Está claro que las matemáticas son muy útiles en nuestras vidas y las hemos aplicado prácticamente desde siempre y en múltiples ámbitos. Aunque eso debemos agradecérselo a Blaise Pascal, el inventor de la calculadora más antigua que se conoce en la historia: “la pascalina”.
Sin este genio de los números, quizá seguiríamos contando con los dedos o dibujando palitos sobre un papel. Entonces, sería difícil imaginar que las matemáticas pudieran aplicarse a nuestro día a día. Pero así es, podemos aplicar las matemáticas prácticamente para todo, y para tomar decisiones no iba a ser una excepción.
Para aplicarla en el plano de la toma de decisiones, primero debemos mencionar la teoría en la que está basada la regla del 37%: la teoría de la “parada óptima” o “parada temprana”. Una teoría divulgada por la doctora británica Hannah Fry que estudió matemáticas en el University College London, y que ayuda a saber cuándo realizar acciones de manera estratégica para maximizar las recompensas, invirtiendo el mínimo tiempo, dinero y esfuerzo en ello.
La doctora es conocida por dar una de las charlas TED que profundizan en el amor que más impactó a los asistentes de esa edición.
De hecho, la teoría originalmente se aplicaba a las relaciones afectivas, pero es cierto que tiene cabida en otros campos, ya sean de economía, finanzas o, incluso, es aplicable para decidir la compra de una casa o para ayudar a dar un paso importante como cambiar de trabajo o no.
¿Cómo funciona la regla del 37%?
Esta regla es sencilla. Cuando se tiene que decidir entre 100 opciones, lo primero que se debe hacer es descartar las primeras 37. No se rechazan sin más, sino que se deben analizar todas esas opciones, quedarse con lo mejor de ellas y mantener la idea en la mente para seguir buscando el mejor resultado final para nosotros.
Si una vez descartadas estas 37 primeras opciones, aparece una que supera el estándar que tenemos como referencia, esa es la elección más adecuada y la que no debería provocar arrepentimiento.
No siempre habrá 100 opciones de manera concreta. Vamos a poner un ejemplo práctico para que se entienda.
Imagina que se utiliza la regla para la búsqueda de un nuevo hogar y se tiene un mes de plazo para encontrar la opción perfecta. El 37% de ese mes, corresponde a los 11 primeros días. Es decir, se explorarán todas las opciones sin comprometerse en esos primeros 11 días, fijándose en lo mejor de cada una de las casas que se hayan visitado.
A partir del día 12, el primer lugar que supere todo lo que se ha visitado hasta ese momento, será la mejor de las opciones.
Por supuesto, esta regla no es perfecta. Puede fallar, pero es mucho más útil que tomar decisiones a azar, sin criterio o dejándose llevar por las decisiones o por la intuición.