Makailo Nikoneč

Sólo es otro soldado mÔs, pero para su familia y amigos tenía nombre y apellidos. Para el país al que sirvió hasta las últimas consecuencias, caído en combate en el frente mÔs duro de esta dura y estúpida guerra, que esperemos que acabe pronto. No tenía ni 30 años y ha pasado a formar parte de esa fría y discutida lista de fallecidos en un conflicto bélico que estÔ siendo utilizado por todos, en el Poder, pero que sufren y pagan con su sangre los civiles y combatientes de esta región.

Esto es la verdadera cara de la Guerra: jóvenes muriendo y familias que lloran toda la vida. Una realidad que se encuentra muy lejos del lamentable espectÔculo que vemos en la televisión en España, con soldados que graban vídeos de TikTok bailando y otras chorradas. Una grave irresponsabilidad, esto de frivolizar con un asunto tan serio, mientras España sigue mandando armas a toneladas para alimentar un genocidio. Una guerra civil en la que podríamos aportar cualquier cosa menos esta manera de echar mÔs leña al fuego. Eso no es ayudar, evidentemente, sino mandar al matadero a miles de personas inocentes, soldados incluidos.

El soldado se llamaba Makailo Nikoneč

Un amigo suyo de Santander, Andrey, recibió esta mañana una noticia que se temía desde hace tiempo. Se trata de la carta que reciben las familias de los soldados muertos en el frente y que a este soldado le ha llegado mÔs tarde que a muchos de sus compañeros, a los cuales ha visto caer antes, en un espectÔculo que horroriza al mÔs pintado.

La planta de acero de Azovstal, en la que este joven guerrero estaba rodeado, junto a tantos de sus compañeros, se ha convertido en uno de los puntos mÔs sangrientos de toda esta cuenta y absurda guerra. Tan absurda como pueda ser cualquier otra, pues siempre son muy pocos los que ganan y un montón de gente los que pierden. En los dos bandos.

La planta de acero de Azovstal es tan grande como Santander, me explicaba hace poco Andrey, preocupado por la suerte que estaban corriendo tantos de sus compatriotas. El Batallón de Azov ha sido destrozado varias veces y reconstituido otras tantas, siendo Makailo uno de los escasos supervivientes de esas pasadas batallas.

No iban a negociar nada con respecto a los supevivientes del Batallón Azov

MĆ”s recientemente, para acrecentar los temores de todos, las autoridades rusas afirmaron pĆŗblicamente que no iban a negociar nada con respecto a los supevivientes del Batallón Azov. Un clima de pesimismo y resignación se extendió hace tiempo entre los combatientes que quedaban y Makailo asĆ­ lo mostraba, a sus amigos no combatientes: quĆ© suerte tenĆ©is de poder celebrar vuestro cumpleaƱos nĆŗmero 30. Yo no creo que pueda. Y quedaba menos de un mes para ello…

No sé si puede servir de algo compartir estas reflexiones, pero sí me gustaría hacer un alegato verdadero por la paz definitiva en una guerra que viene durando ya casi una década. Y, sobre todo, me gustaría recordar que existe una cosa que se llama el tratado de Ginebra y que rige para todos los conflictos en el mundo. Para salvaguardar los derechos fundamentales de los prisioneros de todos los ejércitos. Y tengo la impresión de que es un tratado que no se debe estar cumpliendo a rajatabla en un conflicto entre países que son prÔcticamente hermanos. Un grave error de una maldad incomprensible el tratar mal a un enemigo derrotado, que se ha rendido y ya no supone ningún peligro para nadie. Especialmente si pensamos que cualquier soldado puede caer en manos de sus adversarios en cualquier momento.

ĀæEstamos ante una guerra sin cuartel ni sin normas?

Este temor mío se ve respaldado por los vídeos en los que prisioneros de guerra rusos se ven en la tesitura de dar opiniones contrarias a su gobierno, lo cual es una flagrante violación de ese famoso tratado de Ginebra, puesto que nadie sabe si lo han hecho forzados o no. También se ha corrido mÔs que el rumor de muchos otros abusos muy crueles, por parte de supuestas fuerzas ucranianas. Y, por el otro lado, es muy significativo que este joven soldado haya tomado una decisión tan drÔstica de no entregarse a las tropas rusas que tenían ya tomada esa posición. ¿Estamos ante una guerra sin cuartel ni sin normas?

Me dijo que antes que caer en manos de los enemigos iba a cometer cualquier tonterĆ­a

Me dijo que antes que caer en manos de los enemigos iba a cometer cualquier tonterĆ­a, me comenta Andrey. Una promesa que, por desgracia, se ha cumplido.

 

1 Comentario

  1. Mientras tanto, el creador, principal ideólogo y líder supremo del Batallón Azov, Andrii Biletskii, sigue a salvo en Kiev, desde donde ordenó a sus fieles que no se rindieran bajo ningún concepto.

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