¿Qué puede pensar alguien que haya perdido a algún familiar de forma repentina cuando ahora lea a medios oficiales reconociendo que “el 87% de los casos de miocarditis aparecen tras la segunda”?

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Si se dan cuenta, a medida que se van entremezclando diversas noticias para que no se note demasiado, los medios oficiales van haciéndose eco, poco a poco, de las reacciones adversas provocadas por las inoculaciones. Como si ahora, que ya está vacunada la mayor parte de la población, ya no importara las consecuencias que llegaran por decir la verdad. Como ahora ya no pasara nada y tuvieran intención de pegarse un lavado de cara ante la que les puede caer encima por parte de personas que hayan perdido a algún ser querido después de ser inoculado.

Y siendo eso completamente miserable, lo peor es que lo hacen y mientras tanto, empiezan a dar la matraca con la nueva farsa de la viruela del mono. Por eso ahora nos preguntamos qué pensarán las familias que hayan perdido a un ser querido de forma repentina, cuando lean el titular de un medio oficial, como es ‘Redacción Médica‘, diciendo que: “El 87% de los casos de miocarditis aparecen tras la segunda vacuna covid”.

Y también nos preguntamos qué pensarán, sobre todo, cuando lean que, a pesar de hacerse eco de estudios que demuestran tal afirmación, destacan un párrafo en el que se dice: “Debe sopesarse la probabilidad de aparición de miocarditis frente al beneficio sustancial de la vacunación. Además, se requiere más investigación para evaluar las consecuencias a largo plazo y otros factores de riesgo después de la inmunización con dichas inoculaciones”.

Es increíble que nosotros, sin ser expertos de nada, llevemos advirtiendo todo esto desde hace muchos meses y lo único que hayamos conseguido es que se nos insulte, se nos censure y se nos persiga. Hay que ser muy, muy sinvergüenzas y criminales para publicar esta información, que conocían perfectamente desde hace mucho tiempo, ahora que ya está inoculada casi un 90% de la población.

Ni en nuestras peores pesadillas habríamos podido llegar a imaginar nunca, que la miseria humana llegara a unos extremos como estos. No se nos ocurre un castigo lo suficientemente duro que pueda merecer una gentuza que, a sabiendas, ha llevado a sus semejantes al matadero.

Para darse cuenta que las inoculaciones estaban haciendo daño no hay que ser ningún experto. Basta con mirar a nuestro alrededor y leer un poco para darse cuenta de lo que son y han sido, realmente. ¡¡Miserables!!