Mañana se juega la final de la llamada “Champions League” (Copa de Europa de soltera). De nuevo el Real Madrid juega una final de este trofeo, y después de tres partidos “heroicos” contra PSG, Chelsea y Manchester City, se merece ganarlo.
Pero es necesario recordar, que la historia del Real Madrid y de sus jugadores, no sólo se escribe con alegrías, trofeos y algunas decepciones (pocas, gracias Dios). La historia de este Club, también se ha escrito con letras ensangrentadas, y concretamente, voy a recordar el asesinato de uno de sus jugadores, a manos de las milicias comunistas, fusilado en la matanza y genocidio de Paracuellos del Jarama, concretamente el 7 de noviembre de 1936.
Este juzgador es “Monchin”, del cual decía el genial Bernabeu «Si quieren divertirse, vayan a ver a Monchín». Monchín Triana era un magnifico regateador, se le puso como sobrenombre “El Rey del Regate”. Su nombre completo era Ramón Triana y del Arroyo .
Este magnífico jugador, en su último partido contra la vida, no pudo regatear, ni el odio ni la muerte de la izquierda ansiosa de sangre.
El lugar de nacimientos de Monchín, no está nada claro, unos dicen que nació en Madrid y otros que en Fuenterrabía, pero sabemos que fue el 28 de junio de 1902.
Desde pequeño, fue educado por sus padre en la fe católica, acudiendo a un colegio religioso en Madrid. Desde su infancia destacó por su modo de jugar al fútbol y por su habilidad para escurrirse de los defensas rivales, lo que le valió para que un directivo del Atlético de Madrid, le fichara a los 17 años de edad.
Con este equipo, Monchín ganó tres campeonatos regionales (1921,1925 y 1928) y dos finales de la Copa del Rey.
Inmediatamente, fue observado y fichado por el Real Madrid en 1928. Se mantuvo en el equipo durante 4 años, ganando la Liga de España y primera del Real Madrid y dos finales de la Copa del Rey.
Fue seleccionado para el equipo nacional el 17 de marzo de 1929 y se enfrentó a la la Selección Portuguesa.
Su fama y su carácter de católico y monárquico le llevó a que los sindicatos y los matones de izquierda que abundaban en Madrid, le tuvieran señalado. Con el alzamiento nacional del 18 de julio de 1936, él, su padre y sus hermanos, Enrique e Ignacio, fueron perseguidos por las milicias comunistas y lograron escapar de ser apresados, en diversas ocasiones, en las sacas de Madrid, cuando iban a buscarles a su casa para darles el paseíllo. Hasta su madre y su hermana, fueron amenazadas de muerte por ayudarles a escapar.
Pero en un momento dado, la familia tomó la equivocada decisión de salvar al padre y esconderlo en una buhardilla y que los tres hermanos se entregaran a los milicianos, pensando que la fama y popularidad de Monchín, evitaría que le asesinaran a él y a sus hermanos.
Pero los asesinos del Frente Popular no tuvieron en cuenta la fama del futbolista y una vez apresados fueron ingresados en la cárcel Modelo de Madrid. En esa prisión, y para pasar el rato organizaron varios partidos de fútbol en el patio de la carcel. Otro famoso preso con el que coincidió en prisión, fueron el portero del Real Madrid, Ricardo Zamora y José Antonio Primo de Rivera.
Como consecuencia de que las tropas nacionales se acercaban a Madrid, los comunistas decidieron empezar a asesinar a los presos que se encontraban en la Cárcel Modelo y en las Checas. Se llevaron cinco mil presos entre el 6 al 8 de noviembre, para exterminarlos en los fusilamientos de los cementerios cercanos a Madrid y en los campos helados de Paracuellos del Jarama. A Monchín le tocó morir en Paracuellos. El 7 de noviembre de 1936, de madrugada, los asesinos comunistas, fusilaron a Monchín.
Sus hermanos fueron trasladados a la Cárcel de Porlier, y a los pocos días, también fueron fusilados en Paracuellos
Sirva este escrito, antes de que el Real Madrid se enfrente al Liverpool en la final de París, como homenaje a Monchín. Y que guíe, desde el cielo, al Real Madrid a la victoria.