cosas

Cosas del mundo sentidas y anheladas por los principales de este mundo:

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El egoísmo: Yo en mí mismo, soy principio y fin de todo lo que me circunda en cada momento, y todo está para mi libre disposición.

La riqueza: Búsqueda de bienes materiales, anhelos corporales y deseo de satisfacciones personales.

El poder: Dominio físico y si hablamos de la poderosa élite globalista, dominio mental sobre otros hombres, por medio de las falsas vacunas.

La soberbia: Creencia y búsqueda de la deidad personal.

Cosas del espíritu:

Atribuciones del espíritu sentidas, y estados anhelados por los servidores de Dios.

1.- El Amor. Soy portador de un bien que deseo, compartir con mi prójimo. Para ello me hago servidor de mis semejantes, invitando con ello a una vida mas auténtica, mediante la cual estamos alabando y sirviendo a Dios, en la medida en que un padre se alegra cuando los hermanos se sirven entre sí.

2.- La pobreza: ejercitar el abandono de uno mismo, en la búsqueda y cumplimiento de la voluntad divina. La sabiduría popular recoge la excelencia de la pobreza en el dicho siguiente: “No es mas rico el que mas tiene sino el que menos necesita”. Esta pobreza conduce a la auténtica libertad, esa que se va generando a medida que nos desprendemos de las ataduras del mundo y controlamos las exigencias egoístas de nuestra carne.

3.- La sabiduría: Esto es, la ciencia del espíritu. Emerge como fuente de un manantial inagotable, siendo el propio Dios como tercera persona de la Santísima Trinidad su creador, y la segunda persona, Nuestro Señor Jesucristo, el que la ha dado a conocer: “El que beba de esta agua nunca volverá a tener sed”. S.Pablo en la Primera carta a los corintios.Cap.2; Vers.7 La describe así: “sino que enseñamos una sabiduría divina; misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria”.

4.- La humildad: Condición necesaria cuando se anhela el conocimiento de nuestro propio espíritu y la verdad relativa a la compresión de las verdades del mundo en que estamos inmersos. Verdad y humildad caminan en paralelo, de tal forma que por medio de cualquiera de ellas podemos adquirir conocimiento de la otra, ello nos permite distinguir, las verdades espirituales, de las aceptadas por el mundo que tienden a fortalecer nuestra soberbia.

Para acabar, tres excelencias de la humildad:

  • La humildad es un arma defensiva frente al engaño de nuestros enemigos, que encuentran presa fácil en los presuntuosos.
  • La humildad y la caridad caminan siempre juntas: la primera glorifica, la segunda santifica.
  • Debes humillarte ante Dios en lugar de hundirte en el desánimo.

*Un artículo de Pablo Blas Villarmín