La verdad se disimula bajo el fango de la mentira

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¿Quién de nosotros sostiene la verdad de las reflexiones que hacemos en nuestras disertaciones radiofónicas o escritas o habladas en animosas compañías? ¿Quién de nosotros cuando reflexionamos a la ligera sobre lo escrito es absolutamente valido? O, mejor dicho: caiga quien caiga.

[Vacantes publicadas por Lacera Servicios y Mantenimiento]

Hay veces que, no miramos el porqué de las cosas. Hay momentos que estos ensueños podrían inocular la verdad de los hechos. en leído en este periódico que creo que es prestación de su dirección, la cual creo que me he hecho acreedor de ser el que subscribe con regalo que en su día me hizo su itinerario el Diestro para manifestarme con mis escritos, reflexiones, las cuales he pensado siempre que era verificaba con mi comunión diaria con sus colaboradores.

Pero hete aquí que, que hoy sábado día 20 he leído por tres veces el escrito que propaga Julio García: “Ya no tenéis al pueblo de vuestro lado”. Tres veces negó Pedro de conocer a Jesús. Sino también de sí mismo. Este escrito, el de Julio García, podría ceñirme a varios de sus comentarios, solamente me voy a pronunciar al siguiente que podría englobar a todo el comentario que hace en el mismo. Dice así:

“…en resumidas cuentas, hicieron cumplir normas ilegales de un estado de alarma ilegal. Estado de alarma ilegal que el propio constitucional anunció que así fue. Pero no sólo el primer estado de alarma, sino el segundo y el cierre del congreso de los diputados. Ellos protegieron a los políticos sin cuestionar las leyes o normas ilegales de sus superiores… A pesar de todo, ¿Cómo podéis tener la poca vergüenza de pedirnos ahora colaboración para conseguir vuestros objetivos como policías?

Dejo a la consideración de todo aquél que lea este escrito en el Diestro que, como muy bien conozco, ha dejado como siempre colaboraciones de todo tipo, pero en este caso, debo señalar lo siguiente. Las fuerzas armadas, en todos sus nombramientos se le exige en sus juras unos condicionantes que deben jurar y hacer prevalecer los mandatos de sus superiores, jurando en hacer lo mejor posible sin hacer el menor daño.  Es aquí en donde está esta verdad disimulando el fango de la mentira. La mentira absoluta podría estar en los manos de sus superiores que como siempre estos saben que, deben obedecer por los siglos de los siglos. Por contario sabemos, y este caballero estoy seguro que también lo conoce.

¿Qué les hubiese pasado a estos “disciplinados” y sometidos ante todo al deber de no haber cumplido las órdenes recibidas?  ¿O cree usted que, podrían dimitir verdad? al ver los dictamines de sus superiores que bajo la conciencia de estos agentes les ponen las manos atadas para maniobrar ante el enemigo que, todos conocemos y sabemos de donde viene.

Es muy fácil ensañarse en alguien que, en este caso es muy cómodo dejar de meterse con quién tiene la culpa de posibles atropellos, dijo posibles ya que no conozco ni conoceremos nunca, si estos agentes estuvieron bien dadas las órdenes de actuación. Para mí las fuerzas armadas, han sido siempre la fortaleza del bien hacer en toda su trayectoria. Las fuerzas armadas, han estado en estos tiempos de paz, en una guerra continua y endiablad a postura comandada, posiblemente bien orquestada por unos jefes y un jefe cuyo mandato todos conocemos de pie cojea-me refiero a su política- que después podría venir otro matando la marrana.

Pues sí señor, Julio García, dice en ese escrito que antes aludía: “Esos mismos que detuvieron ilegalmente a un legionario en Madrid provocándole heridas en la cabeza por el simple hecho de manifestarse y portar la bandera de España. ¿Esos mismos ahora piden colaboración ciudadana? ¿Usted cree que por el simple hecho de manifestarse y llevar la bandera de España fue detenido este caballero legionario?  ¿O hay otra cosa que se ignora? Pues sí señor, me asumo a esa petición que hacen en estos días los legitimas fuerzas armadas que, por lo visto se disimula la verdad bajo el fango de esa mentira solapada que a veces nos impregnan hasta la saciedad. Hay un adagio, que yo de vez en cuando lo dejo para momentos como este, dice así: Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Yo como siempre que me he manifestado como acérrimo partidario de todas las fuerzas armadas nunca diré lo que dice usted al final de su escrito: “el pueblo no está con vosotros” a que pueblo se refiere no lo sé. Yo como siempre y soy pueblo, estoy con todas las fuerzas armadas, tempore in tempore.