El pasado 24 de febrero, las tropas rusas invadieron Ucrania. Inmediatamente, todos los grandes medios de comunicación occidentales lanzaron una furibunda campaña contra Vladimir Putin, al que se empezó a calificar -a elección del articulista de turno- de “sátrapa”, “tirano”, “psicópata” y “asesino”. Todo valía con tal de denigrar al “invasor” y de que los ciudadanos occidentales no entendieran en absoluto lo que estaba pasando.
[Convocatoria de plazas de conductores de autobuses de la EMT en Madrid]
Y lo que estaba pasando es que, una vez que la pandemia/plandemia del plan globalista ya no daba más de sí y era peligroso insistir aún más con los confinamientos, pasaportes Covid, vacunaciones cuasi-forzosas etc. (los pueblos canadiense y australiano ya se habían empezado a levantar contra la tiranía coronavírica, y la mecha amenazaba con prender en otros países), se decidió pasar a una nueva etapa de ese plan que pretende convulsionar y transformar el mundo de una manera nunca antes vista de 2020 a 2030, con la intención última de implantar un único gobierno mundial y una tecnotiranía global.
En esta nueva fase, el objetivo era provocar a Rusia y empujarla a una guerra con el propósito de destruirla y de derrocar a Vladimir Putin. Para conseguirlo, el instrumento a utilizar sería Ucrania. La Rand Corporation, uno de los más importantes think tanks del Pentágono, tenía planeada esta guerra al menos desde 2019. Primero había que extender la OTAN hacia el Este, rompiendo todas las anteriores promesas atlantistas de no hacerlo. Después, había que colocar a un presidente-títere al frente del gobierno ucraniano, cual es el hoy considerado “héroe” Volodimir Zelenski. A continuación, había que machacar los territorios rusófonos del Donbass, como viene haciendo el gobierno ucraniano desde 2014, en una situación de auténtica guerra civil. Y, por último, había que convertir Ucrania en un protectorado de facto bajo dominio de la OTAN, incluidas iniciativas tan peligrosas como la de establecer allí laboratorios secretos de armas biológicas.
Todo esto lo viene observando Rusia, con creciente preocupación, desde hace años. Ante todo, hay que entender que a Rusia no le interesaba en absoluto la invasión de Ucrania, una acción que implicaba para ella enormes riesgos internacionales y que Putin sólo ha ordenado al percibir la puesta en marcha de una evidente amenaza existencial contra su país. Delenda est Rusia, han sentenciado la OTAN y la élite globalista. Rusia tenía su propio plan de desarrollo económico en el marco del proyecto euroasiático y de la Nueva Ruta de la Seda. Por su parte, Estados Unidos tiene que hacer algo para intentar mantener la hegemonía mundial frente a ese nuevo polo euroasiático. La guerra de Ucrania (en realidad, una guerra de Estados Unidos y sus adláteres atlantistas europeos contra Rusia por país interpuesto -Ucrania-, como ha denunciado el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov) es el primer paso dentro de esa estrategia, en la que una confrontación frontal con China dentro de unos años constituye una perspectiva casi inevitable.
Estados Unidos maneja los hilos de la guerra de Ucrania entre bambalinas. En cuanto a Europa, llama poderosamente la atención la alegría, casi la inconsciente despreocupación, con la que se ha embarcado en un enfrentamiento abierto contra Rusia, una gran potencia termonuclear. Europa, siempre tan timorata a la hora de implicarse en conflictos internacionales en el pasado, envía ahora al ejército ucraniano armamento pesado. Es decir: te pones a enviar armas contra un país -Rusia- que es tu principal suministrador de recursos energéticos y materias primas y que, a la vez, es una potencia nuclear con sus silos de misiles a pocos minutos de las principales capitales europeas. ¿Qué puede salir mal?
La gran mayoría de la población occidental, entontecida y manipulada hasta el delirio por los grandes medios de comunicación, aplaude este giro radical de la Unión Europea, que finalmente “se ha unido contra la amenaza rusa”. “Lo que está amenazado por Putin no es sólo Ucrania, sino toda Europa, la democracia y nuestros valores occidentales”. Como decimos, la gran mayoría de los europeos se traga esta apoteósica mentira. La realidad es que la élite globalista anglo-norteamericana ha decidido destruir a Rusia, entre otras razones para poner a disposición de Occidente las enormes reservas de materias primas rusas. La idea es que, dentro de unos años, la OTAN controle todo el territorio septentrional euroasiático, desde Lisboa a Vladivostok. Para alcanzar tal objetivo, primero hay que torpedear cualquier iniciativa de paz y conseguir que la guerra de Ucrania se alargue todo lo posible, para desgastar a una Rusia económicamente débil. Además, como los muertos y las imágenes dramáticas los pone el pueblo ucraniano… Sí, todo son ventajas. Encima, Estados Unidos hace negocio exportando a Europa, y a precio de oro, más petróleo y gas licuado. Y los grandes medios occidentales ya irán contando a la población europea, supuestamente culta e ilustrada, en cada momento lo que convenga más.
Por supuesto, una pregunta intrigante es la del papel jugado en todo este teatro por los gobiernos de la UE. ¿Acaso Macron, Von der Leyen y compañía no tienen miedo de estar jugando a la guerra contra el gigante nuclear ruso, vecino suyo con el que conviven casi pared con pared? Es necesario entender la lógica maquiavélica que se está aplicando. La élite globalista ha dado luz verde para ir con todo contra Rusia, y sus lacayos de la Unión Europea obedecen. ¿Por qué? Porque, en realidad, la “guerra de Ucrania” persigue un doble objetivo: poner a Rusia bajo el yugo de la OTAN y, a la vez, provocar una enorme convulsión en los países de Europa occidental que posibilite implantar las medidas draconianas que los gobiernos europeos tienen planeadas, y que ya se han empezado a aplicar con la excusa del Covid-19. Subida inminente de los tipos de interés, inflación, crisis energética, recorte brutal de sueldos públicos y pensiones, empobrecimiento generalizado, práctica desaparición del pequeño comercio, la pequeña empresa y las clases medias etc. etc. Hay que entender que los actuales gobiernos de Europa occidental están traicionando a sus respectivos pueblos, empujándolos hacia el abismo de un caos social y económico de imprevisibles consecuencias y que inevitablemente acarreará una enorme cantidad de sufrimiento. La élite globalista se lo ha ordenado así, y los dirigentes europeos obedecen. Aunque, ¿tal vez es que no existía ningún otro camino, ninguna otra solución para provocar una transformación “sanadora”, la aplicación de una cirugía de hierro en una Unión Europea decrépita, desnortada y envejecida?
El tema nos llevaría demasiado lejos y necesariamente exigiría plantearse la “utilidad social” de las guerras. Sin embargo, sí podemos apuntar, al menos, la existencia de otro camino de conveniencia más que clara: la creación de un espacio de colaboración paneuropeo donde Rusia y la Unión Europea se beneficiaran mutuamente. Ahora bien: Estados Unidos no puede permitir que tal cosa ocurra y aplica una enorme cantidad de recursos para mantener a Europa dividida, condición necesaria para mantener su dominio sobre la UE. En cuanto a los europeos occidentales, en realidad están demostrando merecerse lo que van a recibir. En vez de levantarse contra unos gobiernos y contra una Unión Europea que los están embarcando en un conflicto innecesario y que implica enormes riesgos, los europeos jalean el envío de tanques y material militar de última generación a los ucranianos. Tal vez creyendo que la guerra nunca llegará hasta las puertas de sus propias casas. Tal vez confiando en que Rusia nunca pondrá en práctica la amenaza nuclear. Tal vez con esa mezcla de infantilismo político e ilusión de invulnerabilidad -¿quién puede imaginar un bombardeo sobre los Campos Elíseos?- que nos ha llevado hasta donde estamos.
Europa camina hacia un abismo de destrucción y de dolor. Con la inconsciencia de quien lleva una venda puesta sobre sus ojos. Con la culpabilidad, también, de quien ha colaborado para que esa venda esté bien prieta y no le deje ver nada.
*Un artículo de Antonio Martínez Belchí
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Desde un principio he dicho que España debería ser neutral en este conflicto de Rusia con Ucrania. El envío de armas, ligeras o pesadas, da igual, es un tremendo error que ya estamos pagando en términos de energía cara e inflación. Pero esto es lo de menos, lo más grave está por venir. Europa siempre tropieza en la misma piedra:EEUU. Las guerras previas del siglo pasado no han servido para tomar nota. Habrá que esperar a que en una ciudad importante caiga una bomba nuclear para que la gente se dé cuenta dónde nos estamos metiendo.
Completamente de acuerdo con el articulo, el brazo armado del globalismo ósea la OTAN debería haberse desmembrado hace años, justo cuando la antigua URSS lo hizo junto a sus paises satélites. La verdad ha sido que se va siguiendo al pie de la letra la agenda 2030 y el gran reset, que no es otra cosa que robarles a los pueblos para inyectárselos a los dos casinos de Londres y Wall Street, así de duro y así de crudo y comenzar para los paises occidentales un nuevo feudalismo disfrazado de cuarta revolución industrial como aparenta “El Sapo, Klaus Schwab”, todo esto nos esta trayendo desgracias una tras otra, el interés anglosajón no es la guerra de Ucrania, sino como ha salido en papeles reveladores del pentágono, es quedarse con tres estados títeres y con una colosal fabrica de materias primas tan importantes como el oro que es el 3º productor mundial, la plata, el paladio del cual es el primer productor mundial, el petróleo, el gas. En definitiva, Rusia que es el territorio más grande del mundo en manos de estos canallas del globalismo anglosajón y masón, eso es verdaderamente lo que quieren. Han intentado matar a Putin en 4 o 5 ocasiones, cosa que no ha trascendido aquí en Europa occidental, y estos perros de la UE comprados desde Borrell a Úrsula Von der Layen le dan igual el pueblo europeo, sólo están ahí puestos como meros títeres al servicio de Soros y el Deep State, hasta que no terminemos con estos canallas EU va de cabeza hacia la ruina y lo que es peor que los inglesitos no le toquen más los huevos a Putin y empiecen una tercera guerra mundial. Saludos
¿Por qué Rusia ha seguido el juego de la plandemia si va contra los globalistas? No tiene sentido. Para mí, que todos trabajan juntos de alguna manera.
Buena pregunta Fergy… Sólo hay dos respuestas: 1°- Rusia forma parte del plan de la agenda 2030.
2°- Rusia “formaba” parte del plan y algo les ha salido mal. Quizás Putin se ha revelado contra ésta panda de psicópatas malnacidos que pretenden la deshumanización, y tenía acordado con China e India, un nuevo rumbo para éste mundo, en el que EEUU y Europa junto con sus oligarcas satánicos, quedaran fuera de la ecuación. Sinceramente, creo que China no es buen socio para los defensores de una humanidad libre. Al final el resultado es el mismo (destrucción del hombre).