¿Se acuerdan ustedes de la huelga del transporte? ¿Qué ha pasado? ¿Recuerdan ustedes el secuestro ilegal e inconstitucional que hemos sufrido durante tres meses en 2020? ¿Qué ha pasado? ¿Recuerdan ustedes la tesis doctoral de Sánchez sus mentiras y los oscuros contratos que han salido en el BOE desde que es presidente? ¿Qué ha pasado?

¿Recuerdan ustedes los precios a los que se pagaba la luz, la gasolina, el gas, la alimentación y miles de cosas más, hace tan solo dos años? ¿Qué ha pasado? ¿Recuerdan ustedes cuando su persona dijo en su momento que no pactaría con proetarras, independentistas o comunistas de Podemos? ¿Qué ha pasado?

¿Recuerdan ustedes todas las mentiras que hemos aguantado del sátrapa que tenemos metido en La Moncloa y de las que no ha pedido perdón en ningún momento? ¿Qué ha pasado? ¿Qué nos pasa? ¿Estamos todos idiotas, o qué? ¿Cómo podemos tener una sociedad tan aborregada, cobarde y rastrera? ¿Cómo hemos podido llegar a un extremo en el que no tenemos ni siquiera dignidad? ¿Cómo es posible que sigamos con nuestras vidas, como si no hubiera pasado nada, con todo lo que nos han hecho, sobre todo en estos dós últimos años?

¿Por qué no despertamos? ¿Porque está ya todo el mundo con el cerebro grafenado? No podemos culpar a ningún político de lo que nos pase o de lo que suframos, porque es culpa nuestra. No podemos utilizar esa excusa tan simplista e irresponsable porque, de todo lo que nos está pasando, ya somos nosotros mismos los primeros responsables. Con una sociedad como esta no se puede ir a ningún lado, excepto al agujero más profundo que se puedan imaginar.

9 Comentarios

  1. Pues la respuesta es muy sencilla. Sufrimos lo que en psicología se conoce como “indefensión aprendida”. En cristiano es pérdida de fe en nosotros para intentar arreglar las cosas. Nos callamos hasta que se nos acaba la conciencia. ¿Para qué tomarse tantas molestias, tantos sacrificios, si cuando quitas a uno el siguiente tampoco es mucho más honrado? Y las élites promueven esa mentalidad para que seamos más sumisos y fáciles de controlar, sobre todo sabiendo cómo nos las gastamos contra las tropas de Napoleón, con una rebeldía y ferocidad que no se vio en la población civil del resto de Europa.

    • ¿”Learned helplessness”? Mejor que “indefensión aprendida”, estar or haber sido acobardados.

  2. El sistema educativo que no educa sino que adoctrina ha lobotomizado a toda la poblacion haciendoles creer que no somos nadie mas que siervos y que una carrera nos solucionaran todos nuestros problemas. La pregunta es que carrera han estudiado si todo lo que se estudia es una farsa excepto las matematicas y aun asi muy limitada. Los adultos insisten en llevar a sus hijos hacia ese sistema de adoctrinacion y asi han dividido a la poblacion entre grupos de zombis, vagos y cobardes. Asi maneja el 1% al otro 99%.

  3. El cooperativismo es el efecto natural ante una crisis prefabricada o en desastres naturales. Indefectiblemente, al igual que en una pesadilla, el “monstruo” sirve para atizar las brasas espirituales hacia el despertar en la realidad y recordarle a los soñadores de todo lo esencial olvidado gracias al sistema educativo, un fenómeno que sucede exactamente de igual manera durante una enfermedad, en donde el hambre de vida surge explosivamente al tocar fondo, y esa es la señal del principio del orden.
    Los que saben de que va el cuento, salen del magnetismo de las inducciones borreguiles para afianzar lazos de amistad verdaderos y así construir una empresa(hijo) a la medida de esa verdad. Las soluciones están a la vista y a disposición del que las quiera tomar con su mano y sólo necesita de un mínimo de dos, una pareja para engendrar el proyecto, pero, la propaganda es muy fuerte, conquista las voluntades sin tirar un solo tiro, incitando al victimismo y al espíritu de derrota, y su mantra es, “es imposible porque…” y aquí es en donde responde el sistema, el enemigo.
    La atención nunca debe concentrarse en la lógica de la masa y menos lejos del radio de acción inmediato, ya que la lógica de la masa es patológica y entrar en ese mundo conlleva la impregnación de sus condiciones esclavistas. La atención se realiza desde la lógica topocéntrica cuyo radio depende la consciencia, inteligencia, experiencia y capacidad de la persona o centro, teniendo en cuenta que todas las flechas disparadas llegan a su destino, siempre.
    Si alguien cree en usar la violencia, que lo ejecute inteligentemente, transforme su creencia en realidad pero no espere que otro haga su trabajo.

  4. No creo que sea del todo eso. Es falta de unión entre semejantes. Con muchos años de televisión y noticias malas nos han inculcado la desconfianza, la división entre nosotros. Si nos sintiéramos unidos y con confianza, si sale alguien de nosotros a dar el palo y pegar el puñetazo encima de la mesa, jugándose la libertad, el trabajo y la vida, quizás lo habría hecho con la certeza de tener un soporte vital de su entorno para cuando vengan las consecuencias.
    Pero la realidad, por ahora, es lo contrario; ni tan siquiera los que pueden hacer un cambio desde adentro (léase los militares, por ejemplo) van a mover un dedo para hacer algo que les reporte unas consecuencias que deberán afrontar en la individualidad del olvido colectivo. Prefieren ver desmoronarse todo a su alrededor mientras cobren a fin de mes y mirar a otro lado.

  5. Golpe de Estado, del 11 de Marzo del 2004. Casi 200 muertos. Unos 2.000 heridos.
    Resultado de las investigaciones y del juicio: media docena de norteafricanos y un minero del norte acusados del evento, unos añitos en la residencia barrotes, a gastos pagados.
    ¿Alguien cree que estamos en una democracia y en un Estado de Derecho?
    Pues eso.

  6. Lo periodismo, con honrosas excepciones, es el gran cancer que tiene este pobre país, porque ha renunciado a su sagrada misión de fiscalizar los poderes del estado, para simplemente dedicarse a lamer al poder , traicionando a los ciudadanos a los que se debe.
    Personajes como palomino, veraparda, el traidor de los calzoncillos y su becaria inútil, etc, etc, son los traidores que pisotean al pueblo y lamen al poder.
    Si este país llega alguna vez a ser una verdadera democracia, estos verdugos del pueblo deberan rendir cuentas.

  7. Vaya por delante que ojalá que la agricultura, la ganadería, la caza y la pesca, todo el sector primario de la economía, tengan la rentabilidad suficiente no solo para mantener a los que se dedican a ella, sino también para futuros agricultores y ganaderos, que buena falta hace.

    Todos hemos sido hijos, nietos, bisnietos, etc. de agricultores, ganaderos, cazadores y pescadores, luego no puede haber mayor simpatía por la actividad de la que vivieron todos nuestros antepasados y de la que comemos y comeremos mientras Dios lo permita. Todo lo mejor para el mundo primario y sus productores.

    Pero claro, la naturaleza es la que es como Dios la dejó, no la que quisiéramos a conveniencia nuestra. Y en el sector primario, es donde más se hace sentir aquello que tanto hemos olvidado y tanto conocían nuestros antepasados, lo de las “espinas y abrojos” y la maldición del suelo por nuestros pecados que describe el Génesis, así como las desdichas que trajeron hambrunas y desgracias de todo tipo en el pasado y que hoy también las traen bajo otras formas.

    Muchos agricultores y ganaderos han vivido y se han acostumbrado a décadas de subvenciones públicas generosas de la PAC (Política Agrícola Común), generando un excedente de producción que el mercado no podía absorber y que quedaba de despilfarro que clamaba al cielo o se enviaba a África u otros países como ayuda exterior. Luego se empezó a pagar por no producir (otra salvajada anticristiana), o por producir cuotas, con la correspondiente corrupción satánica en subvenciones totalmente desbocada a nivel de ayuntamientos rurales, casi todos caciquiles a más no poder. Y hoy, con las “espinas y abrojos” de unos estados en bancarrota que ya no pueden subvencionar más al sector primario, la PAC se ha acabado y los agricultores se encuentran que ya no tienen ganancias gracias a esas subvenciones, sino la cruda realidad de pérdidas porque el mercado no es capaz de absorber el exceso de oferta mantenido durante décadas artificialmente, es decir, no es capaz de vender 10 litros de leche diarios por persona (no somos capaces de beber tanta leche), y, claro, el precio cae por debajo del coste de producirlo. A todo esto hay que añadir más “espinas y abrojos” de la competencia exterior a cambio de que se puedan exportar bienes industriales (difícil imponer proteccionismo que beneficiaría a agricultores y ganaderos, haciendo cerrar industrias autóctonas que ya no podrían exportar su producto a esos países competidores con el sector primario). Y USA, que no subvenciona a sus agricultores, no está dispuesta a abrir su mercado a la competencia desigual que supone el dumping que permiten esas ayudas de la PAC, que permiten a los productores europeos vender más barato que los yankees en su propia tierra. Es decir, los mercados exteriores se restringen con el socialismo de la PAC, porque cada país (excepto España) mira por los suyos, como es natural.

    Más “espinas y abrojos” son los combustibles. España NO tiene petróleo ni lo ha descubierto hasta ahora en su suelo, luego el combustible es caro para todos, incluidos los productores primarios. Además, los estados, arruinados irresponsablemente por sus políticos con el voto incluido de los agricultores, ganaderos, cazadores y pescadores y familias, ponen impuestos cada vez mayores al combustible, lo que hace muy oneroso el uso de tractores y cosechadoras, es decir, hace inviable buena parte de la actividad primaria.

    ¿Un precio “justo”? ¿Y qué es un precio “justo”, señora? ¿El que a usted le convenga porque lo vale? ¿Hay que poner la leche en cada supermercado a 5 euros el litro (si verdaderamente se pudiera, que seguro que no, surgiría mercado negro en cada esquina) para que ustedes produzcan con beneficio? ¿Que la leche se venda por decreto del BOE más cara para que ustedes ganen más y no se arruinen?

    Y ¿no sería más conveniente buscar mercados exteriores para los productos primarios españoles, de excelente calidad en muchos casos (por ejemplo, aceite de oliva virgen extra, infracomercializado a nivel mundial)? ¿Y no sería mejor reestructurar la oferta primaria según la demanda española y exterior, cambiando cultivos, innovando, diferenciándose en calidad, buscando clientes más exigentes (y no los de los supermercados), etc.? ¿No va siendo ya hora de que los agricultores, ganaderos, cazadores y pescadores empiecen ya a vivir sin subvenciones (por supuesto que también sin impuestos y sin exigírselos a los demás en forma de mayores precios de productos agropecuarios “justos”) y ajustándose a lo que demanda la población y a las “espinas y abrojos” de la naturaleza, como toda la vida de Dios Nuestro Señor, es decir, a que si un negocio no va bien, cerrarlo o optar por otros cultivos o ganado en lugar de pedir su mantenimiento artificial a costa de impuestos a los demás para financiarlos con un “precio justo”?

    Ningún consumidor tiene la culpa de que haya sequía, malas o buenas cosechas que alteran el precio de los productos primarios, que llueva de más inundando, de las granizadas que destrozan cosechas toda la vida de Dios, ni tampoco de que haya libre competencia de bienes y servicios incluso traídos de fuera para poder exportar otros bienes y servicios, etc., para que se le haga pagar el doble o triple por decreto para “salvar” artificialmente con precios “justos” un negocio como otro cualquiera, el de la agricultura, la ganadería, la caza y la pesca. El dueño de una tienda o una pyme se ve obligado a cerrar o liquidar su empresa o negocio si éste no va bien, y de ninguna manera es aceptable que el Estado complemente el precio que pagan sus clientes por sus bienes o servicios para mantenerlo artificialmente, luego lo mismo es aplicable para cada empresa, incluso las del sector primario. No es admisible el privilegio. El campo habrá de aprender a vivir del sudor de su propio rostro, como antaño, en tiempo de nuestros antepasados, y no de la intervención estatal a modo de socialismo agrario caciquil para captar votos y voluntades, que es precisamente a lo que ha llevado la situación actual durante décadas.

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