Además de las criminales medidas que se han tomado y que han provocado ya cientos de muertos y gravísimos problemas de salud en muchas personas, estos dos años de farsavirus nos han dejado momentos esperpénticos que demuestran que una gran parte de la sociedad no está en sus cabales y que no tiene ni una sola neurona sana.

Medidas contradictorias, esperpénticas decisiones que no tenían justificación alguna y ridículas medidas que era imposible que cumplieran cualquiera que estuviera en sus cabales. Un virus que no aparece a partir de una hora determinada, que espera paciente a que cualquiera acabe el café en la terraza de un bar y contra el que muchos creen estar protegidos por llevar un trapo a través de cuyas fibras pasarían millones de esos virus.

Eso es lo más destacable de un periodo surrealista de nuestras vidas que, además, aún no ha terminado y que todavía nos podría deparar mayores y más surrealistas sorpresas. Y mientras tanto, mucha gente aterrada de algo que ya podemos asegurar que es completamente falso y para lo que se están dejando inyectar un medicamento experimental y peligroso.

Con estos dos años queda muy claro que entre un borrego que se sube dócilmente a un camión que le va a llevar al matadero y nosotros, no hay más diferencia que el borrego anda a cuatro patas y nosotros a dos. Y por si esto fuera poco, lo más grave, idiotas que ponen en riesgo la vida de sus propios hijos demostrando tener auténticas taras mentales.

Y esto hay que contárselo a nuestros nietos, no para presumir de ello, sino para que a ellos no les vuelva a pasar lo mismo. ¿Con qué cara nos mirarán cuando se lo contemos, cuando entremos en detalles? Pensarán, con razón, que somos completamente imbéciles. Y eso lo harán muchos, pero otros muchos no podrán hacerlo porque la irracionalidad de sus padres les habrá dejado el cerebro totalmente inútil para pensar de una forma lógica.

 

 

4 Comentarios

  1. Aquí los únicos que no son subnormales son los que la llevan puesta siempre y los que no la llevan nunca, lo del medio es lo subnormal

    Podremos considerar los de ambos extremos, que el del extremo opuesto es subnormal, pero es que ambos creemos realmente en lo pensamos. El de la mascarilla pegada con superglú se cree realmente amenazado (y no le falta razón, el problema es que no identifica la amenaza) y el que tiene la misma para disimular, desde que empezó la farsa, también. El problema de su subnormalidad está en medio.

    No podemos considerar al que ya pare bebés con la mutación de la mascarilla incorporada incoherente, tiene miedo y obra en consecuencia a ese miedo. Que no identifique la amenaza real y que no solo no la frena sino que la alimenta con el trapo puesto hasta el el WC, no lo hace subnormal, solo ciego, perjudicado por su miedo y nublado de entendimiento, no privado de las neuronas como para ser considerado subnormal. De hecho si consigue ver la luz podrá seguir su vida de forma normal con sus plenas facultades.

    Los que hemos desconfiado de toda medida procedente de gentuza que no es de fiar, nos la hemos jugado, pues con los mentirosos ese es el problema, te ponen en riesgo siempre porque nunca puedes estar seguro si mienten o esa vez será verdad. Una vez descubierto el pastel, igual que los poreguetas máximos, podremos seguir con nuestra vida con nuestras plenas facultades intactas.

    El grupo del medio, el de las mascarillas para entrar y salir, pero no para meterse el burger entre pecho y espalda; el de mascarilla paseando al perro a las 6 de la mañana o solos metidos en sus coches; el de “me pondré las que haga falta” o “de algo se ha de morir uno y, mira y si va y funciona y todo?” etc…….esos son los verdaderos subnormales y son legión.

    La humanidad está condenada, lo que pasa es que, al igual que los ciudadanos romanos del siglo 3 DC, aún no lo sabe.

  2. Yo tengo mucho escrito y guardado en pendrives sobre la mayor mentira jamás contada, espero que cuando falte no sea todo borrado y alguien lo lea, son escritos sobre información de médicos españoles y extranjeros que no comulgan con este sistema corrupto y criminal, y de periodistas independientes y otros informantes, le he mandado algunos a familiares pero la única que se que los lee es mi cuñada, pero no pasa nada, no no me conformo con lo que veo y escucho, también busco y encuentro pero son teorías de la conspiración ya que no sale en la televisión. Me gustaría que cuando yo me fuera alguien los leyera e incluso hiciera un libro con ellos pues están muy interesantes, hablan sobre la farsa y esos mangantes que se dedican a prevaricar, robar y a maltratar al pueblo.

  3. He llevado una gran decepción cuando llegué de Málaga a Santiago de Compostela, si allá la gente tiene miedo, aquí está acojonada y casi todo el mundo cree la versión del gobierno y la televisión, se piensan que hay un bicho que nos va a mandar a todos a un nicho lo peor de todo es que eso pasa en mi familia, jamás pensé que los estudiantes fueran tan ignorantes, pero claro ya los fueron moldeando con las enseñanzas del marxismo y no estoy de acuerdo que esta sea la generación más preparada, salvo algunas excepciones es la más aborregada y anda por la calle embozalada.

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