Maldición torera

La anécdota que compartimos hoy, titulada “maldición torera”, habla de los toros de gran cornamenta que algunos ganaderos envían a la plaza. Y para estos, en su día, algunos toreros tenían esta maldición torera que se cuenta en esta pequeña historia:

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«Los toros bien dotados de cornamenta han inspirado siempre cierta aprensión a los toreros.

En todos los tiempos, aún en los más remotos, no han sido mirados con buenos ojos por los lidiadores aquellos astados cuyas defensas, largas y finas, hacen pensar sin querer en el cuarto del «hule».

Y, como es consiguiente, siempre fueron muchas las maldiciones dirigidas contra los ganaderos que envían corridas con tan temible aparato ofensivo.

Cuyo recelo hizo que don Luis Carmena y Millán pusiera en boca de un torero, en su libro

Estocadas y Pinchazos, la copla siguiente:

Permita Dios que se vea

sin camisa y sin calzones

el ganadero que envía

toros con muchos pitones ».