La izquierda está muy rabiosa porque las derechas se han entendido. Ya era hora por cierto, pues cada vez somos más los que deseamos que colaboren aunque cada cual luche por sus propios intereses. Cualquiera con dos dedos de frente percibe claramente que ambas formaciones defienden asuntos muy diferentes y por lo tanto es de rigor que cada uno vaya por su camino y se entiendan exclusivamente cuando haya que defenderse del enemigo común: las izquierdas sectarias que manipulan a la opinión pública.
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Es más, en cada uno de los dos nuevos socios de Castilla y León hay diversas sensibilidades, por lo que es lógico que en ciertos asuntos importantes no estén en el mismo bando. De hecho, muchos no concebimos ser liberales en lo económico y conservadores en lo social como dicen ser muchas personas del PP, tampoco se comprende que en VOX unos sean antivacunas y otros “pros”, o algunos sean pro-Putin y la mayoría no.
Es cierto que cuando no se tienen responsabilidades de Gobierno lo más practico es aparentar cierta libertad de pensamiento para sus miembros, dando la falsa sensación de democracia interna que desde luego no existe en ningún partido político, pues estos son las organizaciones más totalitarias que se puedan imaginar. El presidencialismo como sistema de organización, solo es una fachada pues quienes verdaderamente ejecutan al disidente dentro de sus organizaciones como comprobamos con la crisis interna del PP, son los secretarios de organización y su cohorte de validos siempre a favor de mantener a su líder como cabeza de turco.
Rara vez no tienen éxito a la hora de purgar salvo como vimos con Teodoro García Egea y Pablo Casado, lo cual no es más que el reflejo de su inexperiencia al no entender que el PP también -aunque encubiertamente-, es federalista. Ahora con Núñez Feijóo, las cosas del comer irán de maravilla pues este es un firme defensor “del dejar hacer” a cada región lo que le parezca con tal de no molestarlo a nivel nacional. Esta manera de hacer política personalmente me parece la más inteligente teniendo en cuenta que es lo que ha defendido desde Galicia siempre, por lo que era absurdo plantearse cambios estructurales de carácter centralista en la nueva gestión del partido.
En el bando de al lado pasa más o menos lo mismo; quienes conocemos la forma de proceder de Santiago Abascal, porque hemos estudiado a fondo el proyecto e incluso participado en él, sabemos de sobra que es un presidente ausente. No se complica la vida absolutamente pues considera que su posición está por encima del bien y del mal, y su labor es simple y llanamente mediática. Por este motivo apenas aparece por el Congreso pues considera que los enfrentamientos directos con Sánchez lo debilitan y además no se obtiene el rédito político suficiente para invertir el tiempo y esfuerzo necesario, ya que los medios no lo hacen justicia por el tiempo que dedica a sus interpelaciones. Es más, está demostrado que si en vez de estar en las Cortes, se va a realizar un “bolo” en cualquier plaza de un pueblo o distrito, la repercusión por las redes sociales tienen más efecto que la que obtendría en los medios afines al Gobierno, teniendo en cuenta que casi con absoluta seguridad, la estúpida izquierda radical intentará reventarlos el acto, ensalzando la figura quijotesca del de Amurrio.
Estos gestos son los que de momento no hacen posible que desde la Ciencia Política, la mayoría de politólogos de derechas podamos decir que Abascal sea un candidato preparado para gobernar a corto y medio plazo, ya que desde luego y pese a que su partido figura en todas las instituciones, lo está representado de aquella manera, puesto que los equipos provinciales son muy flojitos al haberse nutrido de genero de tienta sobrante del PP. Por eso su líder prescinde de momento de dar la batalla al menos en la mayoría de los foros donde se baten el resto de líderes políticos.
Lo sucedido en Castilla y León donde se ha decidido que el vicepresidente Gallardo tenga unas pocas funciones ejecutivas, sin duda y pese a que está siendo criticado por todo el espectro político, obedece precisamente a ese principio. Es decir, el objetivo final de la asociación conformando un Gobierno autonómico, solo obedece a la necesidad de que la izquierda no gobierne. VOX de momento donde mejor se encuentra es en la oposición a todos pues esto lo hace libre de cargas ante la ciudadanía.
Que Gallardo sea un vicepresidente sin funciones demuestra que de momento esta formación no ha llegado para apalancarse al 100% en las instituciones (aunque gane 100.000€ al año), sino para que siga siendo el PP y en este caso Alfonso Fernández Mañueco el que se siga quemando como líder del nuevo Gobierno de coalición. Pretender criticar a VOX porque quiera acabar con el Título VIII de la Constitución, participando de las instituciones y cobrando las subvenciones y las dietas de las mismas, en vez de llevar una batalla cultural desde fuera viviendo en la más absoluta indigencia, seria de necios aunque hay que reconocer que los hay a puñados.
El PP puede tomar antes de dos años una decisión primordial emulando el ejemplo del PSOE. O se escora más a la derecha haciendo suyos los principios del VOX como los de Sánchez hicieron con Podemos, o VOX seguirá creciendo a la par que el descontento pues, en tiempos de crisis es como mejor se maneja al mover un sentimentalismo patrio muy negativo por culpa de la situación que atraviesa España y el mundo global desde que irrumpieron en Andalucía. Ahora bien si Feijóo permite los particularismos regionales fomentando un PP de diecinueve maneras singulares (17 CCAA más las dos ciudades autónomas), logrará probablemente sumar por el centro exterminando definitivamente a Ciudadanos y recortando a la masa de votantes de la clase media apolítica que reside en el centro amorfo y a lo mejor así no precisa suplantar a VOX.
Yo lo único que tengo claro es que como VOX de una nueva oportunidad a cualquier oportunista de Ciudadanos incluyéndolo en su lista a mi no me ven en un colegio electoral.
Lo único que le falta a VOX para completar el círculo de “la democracia que se dieron” es convertirse en el coche escoba de Soros.
Nota: conozco a varios políticos de Ciudadanos que antes han pasado por PSOE, independientes, PP, y están a ver si ahora se apuntan en las listas de VOX.
PP = hijos de Soros y Cía. No van a cambiar. Cuca Gamara: feminista y ecologista, es decir, falsa e hipócrita, como todo el PP.
Hay que atar corto a los peperos.