No hace una semana que recordaba en mi artículo, “prontuario de derecho internacional y obediencia debida” (1) el infamante episodio de los esbirros uniformados tirando abajo una puerta, sin orden judicial. Al parecer (ojalá sea cierto), han sido imputados, todos ellos, por delito de allanamiento (2). No conviene tirar las campanas al vuelo, porque hasta que no haya condena, todo es una lotería, y como el lector bien sabe, en Españistán sobran leyes, pero falta justicia. 

De momento, el fiscal ya se ha retratado de cuerpo entero, hablando de “obediencia debida”. Le juro al lector que no soy mago, pero en el mismo artículo  despejaba cualquier duda legal que una mente inteligente y sana pudiera tener sobre lo ocurrido. 

Insisto, inteligente y sana. Ignoro cuál de ambas características le falta al fiscal.

El deseable resultado de ese juicio es la “crucifixión” de los esbirros, y será la prueba de lo que iba a comentar en este artículo, antes de conocer esa noticia. Mi tesis es que la abyecta naturaleza del lacayo, capaz, en su villanía y miseria, de besar la bota que le acaba de arrancar tres dientes, es la causa de todos los males de Españistán. Para el caso de autos, el Desgobierno español, dando órdenes manifiestamente ilegales (¿algún cenutrio necesitó que se lo dijera el Tribunal Inconstitucional?) y que ahora se desentiende de lo que les pase a sus babosos lacayos. 

Bien merecida tendrán la pena que se han ganado a pulso, y que deseo fervientemente que les caiga.

Mi ingenuidad no es tanta como para esperar que una condena ejemplar a estos esbirros sirva de escarmiento al resto, para que desistan de su suicida actitud de apoyar al tirano. Porque al mal, para triunfar, no le basta sólo con la indispensable pasividad de los “hombres buenos”. Necesita desesperadamente esa cohorte de esbirros y otros lacayos para imponerse a la totalidad de la población. Y esos esbirros y otros lacayos son, no solo canallas, sino también idiotas, lo que, en palabras de Ortega y Gasset, los hace “vitalicios y sin poros”.

Ruines lacayos son, también, todos los policías que denunciaron supuestas infracciones de normas ilegales. Lacayos de la más baja estofa son los militares, de capitán para arriba, que coaccionan a sus subordinados para que se inoculen una sustancia potencialmente letal, y los que, últimamente, obedecen órdenes ilegales que nos llevan a las puertas de una guerra que no es nuestra, en lugar de negarse, y denunciar a quien se lo manda, como deberían. Miserable ejemplo de “valor” nos están dando a todos.

Pero los más despreciables y viles de todos los lacayos, son los jueces-lacayos, que todo lo pueden impedir, y todo lo permiten.

Bien mirado, todos los problemas de Españistán tienen como causa el servil y rastrero lacayismo de quienes anteponen la prebenda y el favor de su jefe al cumplimiento del deber. 

Pero no desesperemos, porque, como dice el Murciano Encabronao, el miedo está cambiando de bando, y no es lejano el día en que la Justicia se establezca en Españistán y esos lacayos reciban lo suyo. 

Ese día podremos respirar, y ya no notaremos el pestilente, nauseabundo e infecto hedor que desprende tanto lacayo. Esa fetidez que ni los “cien mil ducados en guantes perfumados” del Gran Capitán, serían capaces de disimular, y que hoy inunda nuestra patria.

Así sea.

  1. https://www.eldiestro.es/2022/04/prontuario-de-derecho-internacional-y-obediencia-debida/
  2. https://www.eldiestro.es/2022/04/imputados-por-allanamiento-los-agentes-de-policia-que-derribaron-la-puerta-de-un-piso-con-un-ariete-en-uno-de-los-estados-de-alarma-ilegales/

 

7 Comentarios

  1. Si los jueces, única autoridad que pueden permitir un allanamiento de morada, se dejan arrebatar la autoridad por unos esbirros desalmados deben asumir el puesto en la escala de autoridad que ocupan voluntariamente. Cada uno se degrada como quiere, es una cuestión de carácter, mantener la dignidad requiere esfuerzo, para convertirse en un mierda basta pegarle una patada a una puerta.

  2. Estos policías no pueden escudarse en la obediencia debida, desde el proceso de Nuremberg esta no existe. La obligación de todo policía es conocer las leyes, que esta es otra: la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento, articulo 6 del Código Civil. Como dijo, su obligación como policía es conocer las leyes, cumplirlas y aplicarlas. Si recibe una orden que infringe la ley, el policía esta en su derecho de desobedecerla y denunciar a quien le insto a vulnerarla. Si no lo hace así el policía también será responsable y podrá ser procesado.
    Saludos.

  3. Los jueces de autoridad nada unos funcionarios mediocres con infulas que han perdido toda legitimidad de hecho y de Derecho. Ya esta bien con lo de autoridad. Y con lo de los ocupas que pasa ahi nadie hace nada porque más allanamiento que ese.

  4. Los demas somos cómplices indirectos por permitirlo.

    Seguramente lo que hay es una Empresa de jueces,afiliados a algún sindicato de izquierdas que son los que cortan el bakalao.

    De este modo firman un contrato y ya tienen empleo fijo,el modo en el que se desarrolle su profesión,no importa,muchos no tienen los estudios adecuados para el cargo que ocupan,como un veterinario trabajando de arquitecto,pero así son las cosas en el sistema Jesuita del culto a la Universidad,cada vez más sectaria,cada vez menos universal.

    Si además te afilias a un partido declaradamente corrupto,te hace subir puntos,y…entre todos la matamos y ella sola se murió!,así que todos a chupar del bote,luego coges un avión y te vas bien lejos a hacer el idiota por ahí.

    Al fin y al cabo mucha gente no se merecen las bondades de la justicia.

    En cuanto estos personajes,están muy quemados,como desgastados…el poder desgasta,Marlaska debería estar en un asilo,está un poco senil,se parece cada vez más a Joe Biden,pero como firman el contrato,y este es de por vida…pues hasta les cuesta jubilarse,es lo que tiene el vender el alma al diablo.

  5. Que un ministro tenga “marido” ya es nauseabundo por sí mismo.
    La Biblia no dice las cosas porque sí. Todo está relacionado.

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