“Temen al amor porque crea un mundo que no pueden controlar” decía George Orwell. Y desde entonces, todos los que defienden el nuevo orden mundial (NOM) todos los que siguen la agenda 2030, tienen como principal objetivo acabar con el sentimiento del amor. Decía San Pablo “El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso no hace alarde, no sé envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia sino que se regocija con la verdad”.
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He recibido hace unos momentos, fotografía, sobre los destrozos que unos bárbaros han realizado en la glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer, en el parque de María Luisa de Sevilla. El poeta quizás más grande a la hora de expresar en su obra, ese sentimiento. Mi repulsa es de grado sumo, pero no es contra los bárbaros que han realizado estos actos vandálicos en primera persona. Mi repulsa es para la gente que los consienten, que nada hacen por evitarlos, y no voy a decir que los alimente pero sí, que los tolera.
La plaza de España de Sevilla es posiblemente, el monumento o más grandioso -artísticamente hablando- que se ha edificado en el siglo XX, en todo el mundo. Su situación en Sevilla, es muy similar, a la del grandioso Parque de María Luisa. Uno por llamarse de “España”, la plaza y otro porque tiene connotaciones con el reino de España; María Luisa fue la hermana de la Reina, Isabel II. En ambos casos, las autoridades sevillanas, fundamentalmente cuando son gobiernos de izquierda -por desgracia han estado mucho más años que los de, en teoría de derecha, es el que tenemos actualmente, un gobierno del PSOE- permiten toda estas barbaridades. Por acción u omisión, estos dos grandes espacios, no reciben el respeto que merecen. Solo el hecho de que gran parte del pueblo de Sevilla no perdonaría el abandono total, es lo que da lugar a que no se dé, una situación de abandono total.
Escribí recientemente en un artículo sobre la sorpresa que me llevé, en la presentación de un libro sobre poesía, en la que el presentador del mismo, tiró, de las cualidades humanas, que hacen posible la poesía. Enumeró y definió unas pocas, todas menos el amor. Yo al principio no pude entenderlo, sólo lo entendí, al final y tras leer el programa; el “señor” presentador, funcionario público y entre su función principal, estaba la” no sé qué”- no recuerdo- de la agenda 2030, entonces lo entendí. Por mucho que lo intenten, es del todo imposible hablar de poesía sin tirar del sentimiento más extraordinario que una persona puede sentir y que naturalmente es el amor.
Decía Leonardo da Vinci, un señor sin pelos en la lengua, de esos que hoy no hay, y en su caso, por no tener que rendir pleitesía a nadie “aquel que no castiga la maldad, ordena que se haga” Esto va por el ayuntamiento de Sevilla, y todas las autoridades que nada hacen porque nuestra historia, nuestras costumbres, nuestro mayor legado y por supuesto, nuestros más ilustres hijos de Sevilla, sean respetados.