primera ganadería de México

Aunque ya hemos hablado en otro artículo de los inicios de la Fiesta en México, en este artículo hablamos de la primera ganadería de México. Y lo hacemos con un texto publicado en el semanario El Ruedo, que dice así:

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«Los primeros toros bravos que hubo en Méjico fueron importados de España en tiempos de los primeros colonizadores españoles, cuando nuestros conquistadores realizaron sus primeras gestas en dicho país.

Allá por el año 1552, en tiempos del virrey Luis de Velasco, el licenciado Juan Gutiérrez Altamirano, hijo de Ignacio y primo de Hernán Cortés, a quien acompañó en la conquista de lo que entonces se llamó Nueva España, obtuvo como repartimiento el pueblo de Calimaya y otros anexos en el valle de Toluca, con los que formó la hacienda de Atenco, a la que llevó, para poblarla, entre otro ganado, doce pares de toros y vacas de Navarra, con los que constituyó la base de la ganadería que siempre pasó por ser la más antigua de Méjico entre las de lidia.

En Atenco se aclimataron y se reprodujeron pródigamente las reses llevadas por Altamirano, cuyos productos, aun habiéndose mezclado con otros criollos de la tierra, conservaron las características de la-casta navarra originaria. Y aún diremos más: de no haber sido por aquella feliz ocurrencia de Altamirano, es posible que hoy no existiera el toreo en Méjico, o hubiera tardado mucho más tiempo en cobrar el arraigo y preponderancia que hoy tiene, porque su ganado criollo no hubiera servido para la lidia sin su cruza con el de sangre española.

Y es que hasta para los animales va bien una humorada de nuestro poeta Ramón de Campoamor, que dice:

Dadme sangre española,

que sin juego y sin sol se inflama sola».