No sĆ© si tambiĆ©n este aƱo querrĆ”n llegar a casa borrachas y solas, y si ya habrĆ”n conseguido la licencia para castrar a los hombres, ese delirio oculto que ya muestran a las claras. El lema elegido para esta ocasión es ā€œDerechos para todas, todos los dĆ­as. AquĆ­ estamos las feministasā€. Aparentemente no es chirriante si lo comparamos con los de aƱos anteriores. En cualquier caso, el alboroto carnavalesco de hembristas gritonas que salen a la calle cada 8 de marzo mostrando la peor versión de sĆ­ mismas poco tiene que ver con la defensa de la mujer. Algunas incluso con burka y hiyab, que ya es el colmo, financiadas con nuestros impuestos y con la ayuda del falso filĆ”ntropo George Soros a travĆ©s de su archiconocida Open Society y alguna que otra organización sembradora de caos. Este aquelarre es una caricatura del movimiento primigenio en defensa de derechos justos e igualitarios. La manipulación y politización hasta extremos vergonzosos de esta ā€œno igualdad” sino ā€œdesigualdadā€ a base de privilegios, incluso el de mentir, que reclaman para ellas –recordemos la ocurrencia de la que fueraĀ  vicepresidenta Carmen Calvo—, ha hecho que muchas demos la espalda a esta suerte de dionisiacas y nos enfrentemos con la pluma, la palabra y el voto a esa doctrina totalitaria y a sus voceras.

En el DĆ­a Internacional de la Mujer Trabajadora, aparte de tener un recuerdo especial para las mĆ”s de cien mujeres que fallecieron en el incendio de la empresa de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, debido a una total carencia de seguridad en el trabajo –lo que dio origen a la celebración de este dĆ­a—, y otro de solidaridad con las mujeres que sufren opresión, sobre todo en los paĆ­ses africanos y asiĆ”ticos, no estĆ” de mĆ”s un poco de reflexión sobre lo que hoy significa –segĆŗn las radicales— ser mujer liberada y, de paso, hacer un poco de historia y ver cuĆ”l es el origen de esta paranoia, y los ideólogos que la sustentan.

Nuestras predecesoras, a base de lucha y constancia, han ido desbrozando el camino hasta conseguir la total equiparación con el hombre. Sin embargo, esta igualdad soƱada no ha llegado con el grado de pureza deseable. Concepción Arenal, RosalĆ­a de Castro y Emilia Pardo BazĆ”n –por citar a tres gallegas ilustres feministas—, se sentirĆ­an muy traicionadas con este esperpento del gĆ©nero que trufa toda nuestra actividad social. De estar vivas, las marginarĆ­an lo mismo que a Lidia Falcón. La lucha no era para que nos convirtiĆ©ramos en disminuidas que hay que tutelar y cuidar especialmente como si fuĆ©ramos medio bobas y tuvieran que regalarnos los puestos por cuota.

Nos han entregado un paquete ā€œfeministaā€ adulterado y contaminado con ideologĆ­as que tienen poco que ver con el avance de la mujer en la sociedad, y sĆ­ con teorĆ­as e ideas disparatadas, contranatura, gestadas en mentes desequilibradas con inclinaciones sexuales atĆ­picas y desviadas, amĆ©n de conceptos errados sobre la familia. Suelo poner como ejemplo las vidas de los que he denominado iconos del disparate: Margaret Sanger, Margaret Mead, Alfred Kinsey, y toda una retahĆ­la de excĆ©ntricos adalides de la Cultura de la Muerte, pero excĆ©ntricos influyentes en el mundo cultural y universitario de un sistema podrido, que deberĆ­an haber sido tratados por profesionales de la salud mental. El anĆ”lisis de sus vidas, sobre todo, de sus infancias, nos puede dar pistas y conducirnos a conclusiones bastantes acertadas.Ā 

Todos estos personajes crecieron con carencias afectivas, problemas de abusos, de adicciones y otras conductas que influyen en la formación de la personalidad. Lo realmente lamentable es que la ideología de género, tan jaleada en la actualidad y elevada a sacramento político de obligado cumplimiento, tiene su germen en los delirios de personajes de este jaez, en los cuales bebieron después tres mujeres que habrían de configurar la ideología que hoy sufrimos:  Germaine Greer, que a través de la revolución sexual propone un cambio de sociedad; Kate Millet, autora del concepto de patriarcado como modelo de opresión a la mujer; y Shulamith Firestone que aglutina el pensamiento de las anteriores y crea la dialéctica del sexo, como ideología postmarxista. A partir de aquí se identifica el feminismo con el amor libre, la contracepción, la despenalización del aborto, o la reproducción artificial, convirtiendo así toda la política en política sexual. (Curiosamente, Germaine Greer, tras luchar toda su vida por la implantación del feminismo radical, en su último libro Sexo y destino abandona sus ideas radicales y propone la maternidad, la familia y el control de los instintos).

En nuestra sociedad decadente, en la que agonizan los valores que nos conformaron, el patrón de la mujer liberada y segura de sĆ­ misma –ahora estĆ” de moda el tĆ©rmino empoderada—se da por hecho que mujer liberada es la que aborta, la que es infiel, la que cambia de pareja, la que practica el poliamor, la que promueve el odio a los hombres, la que defiende una ley injusta que discrimina a su padre, a su hermano, a sus hijos varones, y a todos los hombres del mundo. Es para sentir rabia y pena a la vez. Una mujer asĆ­ demuestra acarrear una pesada mochila con muchos traumas que resolver y, por tanto, es digna de lĆ”stima. Al juntarse en grupo, se potencian estos sentimientos de aversión hacia el hombre convirtiĆ©ndolas en hembras a medio evolucionar, que ignoran lo que es ser mujer, y funcionan en manada. Otras lo hacen por conveniencia social o polĆ­tica o por puro efecto contagio. Una persona que arrastra un sentimiento de odio –la mayorĆ­a de las veces inconsciente—, cuyo origen puede ser la infancia o incluso los ancestros— es muy fĆ”cilmente manipulable. EstĆ” claro que mujeres asĆ­, tan alteradas, tan enfadadas siempre, viviendo e instilando odio al hombre, deben haber crecido en un entorno dificultoso, sin amor, en familias poco amorosas o desestructuradas. QuizĆ” los hombres las han querido poco. HabrĆ­a que hacer una encuesta a ver cuĆ”ntas de las que irĆ”n con la pancarta el dĆ­a 8 de marzo aman y se sienten amadas incondicionalmente. El AMOR es incompatible con el ODIO, y estas mujeres proyectan al mundo su propia pelĆ­cula, y esta estĆ” formada por sus propios fotogramas. La manifestación del dĆ­a 8 de marzo, aparte de un acto polĆ­tico, es una proyección de odio.

Insisto en que estamos ante una ideologĆ­a totalitaria, una de las mayores perversiones sociales, que ha contaminado el espectro polĆ­tico, un tema tabĆŗ sobre el que solo se puede discrepar en privado, porque hacerlo en pĆŗblico es una candidatura a la lapidación. Basta ya de vivir en la mentira, de ā€œcomerlesā€ el coco a las mujeres normales –la mayorĆ­a de las mujeres lo son—. Que dejen ya de aleccionar a las mujeres con sus ā€œchochocharlasā€, sus programas de masturbación bajo el eufemismo de autoamor, y sus ā€œshower sexā€, para que aprendan a utilizar bolas vaginales, lubricantes y vibradores. Las feministas radicales proyectan sus disfunciones sexuales en el resto de la sociedad. Por eso hablan continuamente de sus cuerpos y del empoderamiento desde sus genitales, maldiciendo la testosterona. Ā”QuĆ© vergüenza que nuestros niƱos y adolescentes tengan que vivir en este ambiente tóxico! Pero es lo que hay. Es el ideario y la intelectualidad de la entrepierna.

Pero todo esto tiene una intención aviesa, y aquĆ­ abro un nuevo frente. Desde estos chiringuitos subvencionados, se estĆ” realizando un gran esfuerzo en el fomento de la homosexualidad desde la infancia. Es el viejo sueƱo de la International Planned Parenthood (IPPF) y asĆ­ consta en sus manuales de hace cincuenta aƱos. Por eso diseƱan programas perniciosos para robarles la inocencia a nuestros niƱos, confundirlos y desviarlos de su inclinación sexual natural. En cuanto a las mujeres, tambiĆ©n se estĆ” dando rango de naturalidad a la bisexualidad y al lesbianismo. En los Ćŗltimos aƱos se estĆ” promocionando la bisexualidad abiertamente. Las celebrities suelen decir pĆŗblicamente que ā€œse enamoran de la persona, no del sexoā€ y, por tanto, les da igual tener novio que novia. El mensaje que se quiere enviar es que practicando el lesbianismo y el autoamor la mujer sea mĆ”s libre, se emancipe, y no tenga necesidad de ningĆŗn hombre para tener relaciones sexuales plenas. El amor y el componente espiritual en el sexo no cuentan para ellas. Por eso adoctrinan tambiĆ©n a nuestras adolescentes sobre el ā€œno al amor romĆ”nticoā€ porque es posesivo y patriarcal. Decir desequilibradasĀ  es poco, porque es mĆ”s que eso. Es la locura en estado puro. Y es que en esta guerra de sexos entre hombres y mujeres que han diseƱado –siguiendo el patrón marxista, como hemos expresado—, el fin Ćŗltimo es la destrucción de la sociedad, y para ello tienen que destruir el psiquismo masculino, creando un ser que deambule por la vidaĀ  ā€œacojonadoā€, arrastrando un complejo de culpa por su ā€œgen del maltratoā€ –CarmenaĀ  dixit—, porque ya no sabe quĆ© hacer, ni que decir. Esta pesadilla estĆ” aquĆ­ y no conocemos aĆŗn el final.Ā 

Psicóloga, periodista, escritora

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9 Comentarios

  1. “El problema de la Humanidad es el problema de la mujer”. (Otto Weininger, Sexo y carĆ”cter).

  2. Y, ¿cual es el problema de la mujer? ¿Haber aguantado milenios de humillación por no tener la fuerza bruta de los hombres? El problema son los hombres, entonces. Y con esto no estoy justificando a las taradas del 8M.

  3. Jimena, no digas gilipolleces, anda, que quedas peor.
    Hale, a darte una vuelta y quema una iglesia si eso, te veo en el infierno.

  4. IngenierĆ­a social…comunismo…decadencia.

    Deberƭan arrestarlas a todas,por haber expandido el virus en 2019,ademƔs no llevaron mascarillaaaaas!

  5. En los Ćŗltimos 40 aƱos, han nacido mĆ”s niƱas que niƱos. Hay “brecha salarial” (sic) porque las mujeres trabajan menos horas que los hombres. No siempre es asĆ­. No siempre las mamĆ”s van a recoger a sus hijos, del colegio, a las 17:30 h de la tarde. Aunque, desde el aƱo 2000, me parece que salen -en la mayorĆ­a de los colegios- a las 16:30 h de la tarde, (no hablo de guarderĆ­as y parvularios, sino de colegios), para que los niƱos no se traumaticen. Yo veo a muchos papĆ”s. AdemĆ”s, papĆ”s ecologistas, que van en bicicleta, no en coche. Pero, sobre todo, veo a muchos abuelos. Porque es muy fĆ”cil utilizar a los abuelos como esclavos, para que vayan a recoger, del colegio, a su nieto/-a.

    Unos padres ancianos, con alzhĆ©imer, y con un solo hijo varón. O bien, con dos, tres o cuatro hijos varones. O padres no tan ancianos, ya que el alzhĆ©imer lo pueden sufrir, incluso, personas menores de 60 aƱos de edad. Lógicamente, muchos hijos varones estĆ”n cuidando a sus padres enfermos. Es muy fĆ”cil “aparcar” a los padres ancianos en una residencia para personas mayores. Por lo tanto, eso de que las mujeres son las Ćŗnicas que cuidan a sus padres ancianos es una gran mentira, como muchas otras grandes mentiras del “feminazismo” actual.

    Muchas veces se discrimina al hombre, ya que en muchos trabajos solo aceptan mujeres. Por ejemplo, “se necesita empleada hogar”, “se necesita secretaria, a poder ser, joven y guapa, de entre 18 y 25 aƱos de edad”, “se necesita dependienta de tienda de ropa”, “se necesita cajera de supermercado”. Siempre en femenino. Y ahora mĆ”s que nunca, ya que estĆ” muy de moda, en la izquierda radical, decir todas las palabras en femenino.

    En la mayoría de las empresas de España, la mujer siempre es la secretaria, la que coge el teléfono, la que tiene un contrato de trabajo indefinido y la que estÔ dada de alta en la Seguridad Social. En cambio, el hombre siempre es quien se encarga de desplazarse en moto, para entregar y recoger sobres de documentos; es quien se mancha las manos, repartiendo folletos publicitarios de la empresa, en los parabrisas de los coches, a pleno sol y sin gorra. Suelen ser hombres jóvenes, sin contrato de trabajo y sin Seguridad Social. Porque, para muchas empresas, es muy cómodo pagar 5 o 10 euros en efectivo a un muchacho, ya sea español o inmigrante (con o sin papeles en regla).

    Entonces, estoy harto de que cada 8 de marzo, aƱo tras aƱo, se repitan siempre las mismas grandes mentiras de las “feminazis”.

    Porque si usted es una mujer y donde trabaja le pagan menos que a un compaƱero suyo (un hombre), haciendo el mismo trabajo y haciendo las mismas horas de trabajo, denĆŗncielo. ĀæPor quĆ© no lo denuncia? Porque es mentira. Usted cobra menos porque hace menos horas. Por el motivo que sea (cuidar a sus hijos, etc.). Pero eso no es “brecha salarial” (sic).

  6. ĀæHablamos de accidentes laborales?

    ¿CuÔntas empleadas de hogar han muerto electrocutadas por meter los dedos en un enchufe con las manos mojadas? El 0,01 %.

    ¿CuÔntos albañiles se han matado por caerse desde lo alto de un andamio, a la altura de un duodécimo piso? El 99,99 %.

  7. No somos iguales ante la justicia, ya que las actuales leyes espaƱolas discriminan a todos los hombres espaƱoles, dando por hecho que “todas las mujeres espaƱolas siempre tienen razón”. Por eso hay tantas denuncias falsas (de mujeres embusteras, claro).

    Solamente somos iguales ante la muerte. Todos los seres vivos (seres humanos, animales y plantas). AhĆ­ no hay diferencias.

  8. La Chingaralidad de CataluƱa ahora se anuncia con el lema “hacia una normalidad feminista”. Cuando, en realidad, lo que quiere decir es “hacia una subnormalidad feminazi”.

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