Con esto de la plandemia que hemos tenido que soportar durante dos años, se ha abierto una nueva brecha social, entre los que van y los que no van al médico. Desde hace años, crece cada vez más, el número de personas que han perdido la fe en la medicina moderna, y debido al uso perverso que el colectivo sanitario hace de sus productos.
[El Adoctrinamiento De Una Sexóloga Trans A Niños En El Canal Infantil De TVE]
El axioma “causa-reacción” es cada vez más notable en el negocio de la medicina. Primero nos destrozan el cuerpo, el organismo humano, la máquina más perfecta que hay sobre la faz de la tierra, para luego vendernos soluciones, que simplemente disminuyen, disfrazan, el daño causado. Todos sabemos, que si leemos el prospecto informativo de cualquier medicina, en el mismo, se dedica un párrafo para hablar de los beneficios que produce, para luego, dedicar a veces páginas enteras, expresando los daños, y los efectos secundario que puede producir. Así y todo y debido a la fe que le tenemos, o le tienen, a los profesionales de esa rama, se ingiere el producto.
Solo el hecho de que esa mejora qué producen las medicinas sea a corto plazo y que los posibles perjuicios y efectos secundarios, sean a más largo plazo en el tiempo, da lugar a que el colectivo de la sanidad, tenga una magnífica imagen, aunque cada vez menos, y especialmente entre la gente que son de poco pensar, en los poco-pensados.
Retomando, lo que decía líneas atrás, desde que somos pequeñitos, el sistema que controlan a base de dinero, nos engolosina, nos atiborran de productos con grandes cantidades de azúcar y de sal; Chucherías, bollería y demás productos, igual de perjudiciales. El azúcar y la sal, el mayor veneno que le podemos ofrecer a nuestro organismo.
Un poco después, la comida rápida o comida basura, nos la ofrecerán hasta en la sopa. No teniendo suficiente, cada vez más, buscan desprestigiar, los alimentos que más beneficios ofrecen a nuestro organismo. Por otro lado, No dejan de provocar y estudiar todo tipo de estrategias para hacernos los más sedentarios posibles, para inhabilitar aún mas nuestro organismo y por la falta de funcionalidad física, para la que estamos diseñados.
Dicho todo esto, hoy en día, se ha abierto una gran brecha entre los enganchados al negocio de la medicina y los que quedan al margen de la misma. Pero sí observamos genéricamente ambos colectivos, observarán que los que están al margen de ese negocio ofrecen unos parámetros dentro de lo que se considera el ser humano, generalmente, mucho más saludables y por supuesto, con una mayor vitalidad. Por el contrario, la mayoría de los más alejados a esos parámetros, los verán de forma habitual, en la visita del médico y en las farmacias. Pero ya saben lo que se dice; No hay peor ciego que quien no quiere ver.