Los bravos camioneros de Canadá

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Miles de camiones se han movilizado desde hace varias semanas en Canadá, dispuestos a echar al impresentable de su presimiente Justin Trudeau.

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Esta ingente movilización de personas en un país, que todos pensábamos un paraíso glacial, no está llamando la atención de ningún medio de manipulación de masas, no ya nacional –cosa que se da por supuesta-, sino de ningún diario, ni noticiero internacional europeo.

Si esto no es censura, si esto no es ocultación, si esto no es atontamiento, ¿qué es, entonces?

Ah, sí, que lo importante es lo de la Urovisión eso que está en todas las portadas hasta el vómito y que, si interesa, es por la matraca que nos dan, casi tanto como el fuera de juego o la última patochada de TeleCirco.

Resulta que, a unos cuantos miles de kilómetros de Europa, con unas temperaturas de menos veintitantos, el personal ha dicho ¡basta, hasta aquí llegó la riada! Y, se han puesto a dar la batalla, se han propuesto mandar al payaso que los gobierna a su casa, a que siga contando sus buenos billetes al calor de su hogar y deje de sodomizar a sus compatriotas.

Pensábamos que los de la hoja de pámpana, eran unos fríos y unos comodones, y nos están dando una lección a todos los latinos, tan calentones nosotros, mucho en la barra del bar, pero a la hora de la verdad, nos vamos a ver el fútbol.

Con la tarifa de la luz por las nubes, los impuestos criminales, los pucherazos de todos los colores, los terroristas decidiendo presupuestos y nuestro dictadorzuelo de La Moncloa paseándose en su Azor volador como si no hubiese un mañana, nosotros a lo nuestro, ¡Vivan las caenas!

Pues resulta que Ottawa está tomado por la gente, sí, La Gente, así en mayúsculas, porque no sólo los camioneros se han hartado, medio país y buena parte del otro medio, también están hasta los huesos de tanto traidor analfabeto. Ottawa, como objetivo donde moran las altas instancias nacionales, pero no sólo, recordemos que Canadá es el segundo país más extenso del planeta, con lo que el mérito de estos cientos de miles de personas, no es pequeño.

El presimiente, en cuanto oyó los cláxones, fue a refugiarse al iglú de Nanuk, vamos que se hizo un Puigdemont, por toda la cara. No sólo son traidores y analfabetos, también cobardes. Sólo asomó el hocico para insultar a millones de compatriotas y, a mentir, claro. Estos golfos, sólo saben mentir. Que cansinos son.

Imagino que sus mentores del Club Bilderberg et alii, lo van a arropar, hasta que la situación sea verdaderamente incontrolable, pero ¿dónde está la rabia española, en nuestro solar patrio, no hay nadie que dé cuatro voces y ponga pie en pared?

La brutal censura de toda la prensa internacional, está siendo valientemente contrarrestada por cientos de videos que circulan por la red y que sirven, sin filtro, una realidad, que esperemos dé con el golfo de Trudeau entre rejas.

Justin, sí, ciertamente es un golfo, pero no mucho más que su padre Pierre, que también se enseñoreó de Canadá durante lustros. Luego dicen de los reyes, pero hay cargos que también son hereditarios. Los modernos de izquierdas también son de sangre azul. Con un par.

Por favor, apaguen sus televisores y sus periódicos digitales, en España, la inmensa mayoría están comprados. Y vendidos.

*Un artículo de Francisco Córdoba