SAREB

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, SAREB, es una sociedad anónima creada en noviembre de 2012 para ayudar al saneamiento del sector financiero español, y en concreto de las entidades que arrastraban problemas debido a su excesiva exposición al sector inmobiliario. Su razón de ser fue comprar los activos inmobiliarios tóxicos (impagados) de la banca española para su saneamiento, de todas modalidades y actividades, constituyéndose por un periodo que no podía ser superior a 15 años, tiempo estimado suficiente para dar salida a todos los activos.

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En teoría, los inmuebles deberían estar amortizados por las entidades bancarias recapitalizadas en: 80% en suelo, 65% en promociones sin terminar y 35% viviendas acabadas. Los bancos vendieron a la SAREB sus activos inmobiliarios más problemáticos, con un importante descuento, que en muchos casos coincidía con las amortizaciones parciales que ya habían realizado sobre cada inmueble o préstamo impagado. Limpiaron sus balances con pocas pérdidas adicionales, y traspasaron sus problemas a la SAREB.

Los importes traspasados a la SAREB al 31-12-2011 fueron los que se indican a continuación que, salvo el caso del Banco Popular, corresponden a Cajas de Ahorros, centenarias organizaciones de reputado hacer y solvencia, hasta que al amparo de la ley socialista de 1985 conocida como “Ley de Cajas”, fueron tomadas al asalto por caciques, autonomías, políticos y sindicatos, para uso propio, proyectos faraónicos, sueños volatilizados y esplendor de unos cuantos amigos, conocidos y postulantes a favor de la causa del momento, teniendo que ser rescatadas por las arcas públicas. Fuente de datos: Banco de España, elaboración propia.

SAREB

Como el power point lo aguanta todo, el FROB hizo una Nota de prensa el 29-10-2012 en la que se decía que “la rentabilidad sobre el capital (ROE) prevista para el conjunto del proyecto en un escenario conservador se estima en torno del 14-15% …. De acuerdo con este plan de negocio, la Sareb se constituirá como una sociedad rentable gracias a una gestión eficiente y profesional de los activos que le serán transmitidos por las entidades financieras y que llevará a cabo el equipo directivo seleccionado a tal efecto entre profesionales y expertos de reconocido prestigio”.

Los socios iniciales fueron: Santander y Caixabank con el 17,8% y el 12,8%, respectivamente. Sabadell (7,2%), Popular (6,2%), Kutxabank (2,7%) e Ibercaja (1,5%). Tres inversores extranjeros (Deutsche Bank, Barclays y la aseguradora AXA); otros siete bancos españoles (Bankinter, Unicaja, Cajamar, Caja Laboral, Banca March, Cecabank y Banco Cooperativo Español); y cuatro aseguradoras (Mapfre, Mutua Madrileña, Catalana Occidente y Axa). El Estado, a través del FROB tiene el 43,1% del capital. Solo BBVA no entró en su capital, pese a las muchas presiones recibidas, porque estimaba no ser una inversión rentable y porque consideraba que “contamina a los bancos buenos”. Fue una decisión acertadísima del entonces presidente de BBVA, Francisco González, posteriormente denostado por otros temas.

Un banquero, de los que sí saben de banca, Alfredo Sáenz, entonces CEO del Banco Santander, ya antes de acabar el año, reconocía que esperaba perder su inversión en el banco malo debido a los costes financieros del apalancamiento que lo acompañaba y a la falta de operaciones.

Desde el primer momento se montó una macro organización de reconocidas personas del mundo político y de las finanzas, como si se tratase de una multinacional, algunas de ellas fichajes de relumbrón que, por sus anteriores cometidos profesionales, debían cobrar un dinero muy importante, similar al que se pagaba en la empresa privada en estos sectores. Glamour, corbatas de colores, rostros televisivos, personas con una inexperiencia supina en el manejo de liquidación de activos financieros. Además, se olvidaron de lo fundamental: “Cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota”.

Activos problemáticos, inacabados, sin licencias, promotores inmobiliarios presionando por sí mismos y mediante terceros para que no les ejecutasen los créditos, concursos de acreedores, viviendas en barrios marginales, con problemas jurídicos, propiedad múltiple o mancomunada, sin inscribir, algunos de ellos no los conoce nadie, hay que localizarlos por GPS, ocupados, pendientes de lanzamiento, desmantelados en su interior, etc, etc. Y otro asunto al menos igual de importante: Mucho pensador en sillones de cuero, mucho manguitero haciendo formularios, y pocos vendedores profesionales a pie de calle, de los que saben todos los trucos de la venta inmobiliaria, que son muchos.

Varias ampliaciones de capital, planes de negocios encargados a consultores externos ¿para qué los fichajes en la dirección?, mala comercialización, sin márgenes de maniobra, establecidos por quienes no conocen el sector, mal incentivada la venta, no ha servido para reactivar el mercado inmobiliario, resultó un intento fallido.

En el año 2013 yo escribía: La SAREB es un pozo sin fondo que nunca dará beneficios …. Incluso se inventó una nueva norma contable ad hoc que permitía a la SAREB que las correcciones valorativas de las unidades de activos, netas de su efecto fiscal, se reconocieran en el balance con cargo a una cuenta del epígrafe ʺAjustes por cambio de valor”, dentro del Patrimonio Neto. El saldo deudor de esta cuenta se imputaría a la cuenta de pérdidas y ganancias cuando el resultado del ejercicio fuese positivo, sin considerarlo patrimonio neto negativo a efectos de disminución de capital o de disolución obligatoria por pérdidas, de acuerdo con lo dispuesto en la regulación legal de las sociedades de capital. ¿Quién fue el que dijo que en esta vida todo tiene solución, menos la muerte? Los menos optimistas dirían que es nadar en mar abierto para morir en la orilla. Técnicamente, la decisión de BBVA fue irreprochable.

Y efectivamente, ha muerto en la orilla; ahora tiene en su balance 140.000 activos tóxicos valorados en 30.000 millones de euros: ahórrenme calcular las pérdidas que vamos a soportar todos los ciudadanos españoles, porque ha llegado el momento de contabilizar la SAREB en las cuentas públicas, por lo que el Gobierno ha decidido nacionalizar esta compañía.

Otra vez que hay llamar la atención sobre lo qué y cómo se va a actuar:

  • Las entidades bancarias piden una indemnización por la pérdida de su capital. Mal empieza el tema, pues los negocios unas veces salen bien y otras salen mal; y en este caso no sabemos cómo ni en qué especie han cobrado quienes, además, limpiaron su balance y, por consiguiente, su solvencia.
  • La nacionalización de una entidad financiera, aunque en este caso sea inmobiliaria, es el sueño dorado de Podemos. A ver si vamos a salir de Málaga y entramos en Malagón, que es un pueblo manchego que produce unos extraordinarios garbanzos, pero hasta ahí. Ahora, además de legos en la materia, podría ser gestionada por políticos y sindicalistas, y en temas empresariales a los más tontos hay que situarlos en dónde menos daño hacen, en la cúspide, dejando el trabajo y las decisiones a los profesionales.
  • Sea la que sea la decisión que se tome, será censurada por unos o por otros. Por eso, hay que hacerlo de una forma profesional, en el Congreso, con luz y taquígrafos, y una oposición que realmente controle al Poder Ejecutivo, sabiendo que es una partida que se juega con los dineros de los contribuyentes.

Quien esto escribe fue la primera persona en España en montar una estructura de venta de este tipo de inmuebles en las crisis, que las hubo, en los años 80 y 90 del siglo pasado. Algo sé de esto. Y de que todo lo que huele a cemento, huele a sobreprecio y corrupción.

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Antonio Campos
Antonio Campos nació en Ciudad Real, en la España del queso amarillo y la leche en polvo de los americanos. Licenciado en Económicas, Diplomado en Humanidades, PDG por el IESE. Ha trabajado durante muchos años en un importante grupo multinacional del sector financiero, al que reconoce estar agradecido por haberle dado la oportunidad de desarrollarse profesional, académica, personal y humanamente. Conseguida cierta estabilidad profesional y dineraria, volvió a su verdadera pasión de juventud, escribir; desde entonces, han sido cuatro libros y unos dos mil artículos de opinión, económica y política, publicados en diferentes medios de comunicación, pretendiendo conjugar la libertad individual o personal (el progresismo) con la libertad económica (el conservadurismo), elogiando las ideas y no las ideologías. Y lo hace, dice, pretendidamente independiente, ideológica y socialmente, con la libertad de quien tiene libre el tiempo, el pensamiento y la palabra.