Hay abundantísima información en internet o en formato libro al respecto, pero como referencia rápida y para saber quiénes eran los cátaros y el catarismo, tenemos que remontarnos a la Edad Media, especialmente entre los siglos XI y XIII. Según cuenta la historia el catarismo, movimiento religioso cristiano de carácter gnóstico, arraigó especialmente en Languedoc (Occitania), en tierras del sudeste de la actual Francia. Aunque hay mucha controversia al respecto, se cree que su nombre proviene probablemente del griego καθαρός (katharós): “puro”, pero también se les ha llamado albigenses por vivir cerca de la ciudad de Albí, al noreste de Tolosa, aunque el centro de la cultura cátara realmente estaba en Tolosa. Ellos, en general, realmente se llamaban “puros” u “hombres buenos”.
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Los cátaros se consideraban así mismos inequívocamente cristianos, practicaban la espiritualidad más primitivamente cristiana y profesaban su propia religión basada en el Evangelio de San Juan. Su fe se basaba en el movimiento dualista que consistía en creer que Dios había creado el Bien y para llegar a él había que seguir el camino de la luz y de lo espiritual. Por el contrario, la vida mortal, la tierra y la materia eran el verdadero infierno creado por el Señor de la Tinieblas. Consideraban al catolicismo obra del mismísimo diablo.
Eran sencillos, ascéticos y pobres de solemnidad. No eran muchos y su vida era extremadamente austera y su actitud imperturbable. No acumulaban riquezas ni poseían ejércitos y vivían de su trabajo. No comían carne, huevos y leche, negaban el bautismo, se oponían radicalmente al matrimonio con fines de procreación y solo practicaban un único sacramento: Consolamentum (una especie de bautismo-comunión-extremaunción, todo en uno, que se hacía a través de la imposición de manos). Los que recibían alguna forma de iniciación se les llamaba “revestidos” o también se les denominaba “Perfectos”. Las mujeres y los hombres tenían los mismos derechos y podían llegar a ser Perfectos.
El catarismo fue abrazado por la clase alta: comerciantes, nobles y burgueses. Gozaba de muy buena reputación entre la población. Los cátaros fueron capaces de estremecer el mundo de tal manera que contra ellos se alzó lo más abominable de la época por miedo y por terror. Fueron capaces de resistir junto con quien los amaban cien años frente a los poderes más sanguinarios y déspotas de su época: La Iglesia romana y los ejércitos del rey de Francia Felipe Augusto y sus huestes.
¿Por qué los persiguió la Iglesia de Roma y cuál fue su final?
La pregunta que tendríamos que hacernos aquí es: ¿podría triunfar la razón, la inteligencia y la simplicidad de los cátaros frente al poder omnipotente y autoritario de la Iglesia de Roma? La respuesta podría ser No a priori, pero parece ser que eso no fue el caso, al menos desde el punto de vista de la Iglesia romana. En los albores del siglo XII comienza lo que podríamos denominar el renacimiento, donde se produce un mayor conocimiento, una verdadera apertura mental y verdaderos deseos por saber. Este renacimiento se extiende con rapidez por toda Europa. Y era precisamente el conocimiento el mayor peligro para la Iglesia de Roma que basaba su poder en la ignorancia y la oscuridad. Y como menciona Luis Melero (*) en su libro Cátaros, libertad aniquilada:
“Porque el saber alimenta el criterio y el criterio no puede ser engañado.”
Dado que la Iglesia Romana se mantenía en su inmovilismo no fue afectada por esa ola de conocimiento efectivo que trataba de desterrar seis siglos de oscurantismo impuesto por los ignorantes clérigos papales romanos conscientes de su incapacidad e incompetencia y por ello recelosos de cualquier ápice de razón que consideraban amenazante contra su poder establecido sobre la mediocridad. Se dispusieron a desmantelar de manera inminente ese movimiento muy peligroso para sus intereses. Porque, como vuelve a mencionar Luis Melero:
“La mediocridad y el miedo del mediocre a perder privilegios para los que no está capacitado lo convierten en malvado.”
En 1209, los cátaros fueron declarados herejes y se ordenó su persecución. Varios monjes cistercienses se pusieron al frente de la cruzada que reprimió este movimiento a través de la recién instaurada Inquisición, el más monstruoso y perverso invento que registra nuestra historia. Los persiguieron, difamaron, quemaron y masacraron e inventaron las perversiones más inconcebibles para justificar la saña con que los persiguieron.
Después de muchas atrocidades cometidas por la Inquisición y debido a estas persecuciones genocidas, unas 500 personas, entre ellos unos 200 cátaros se refugiaron a en 1243 en el castillo de Montsegur, el último bastión del catarismo. El Castillo fue asediado durante 10 meses hasta que los sitiados se rindieron. El 16 de marzo, miércoles, de 1244 todo acabó para los cátaros. En lo que desde entonces se llamó “Camp des Cremats” (campo de quemados) murieron en una hoguera dispuesta al pie de la montaña bajo el castillo 210 personas que se negaron a abjurar de su fe.
En definitiva, la Iglesia persiguió y eliminó a todo hereje que se oponía a su ideología religiosa o hiciera perder su fuerza.
¿Qué está ocurriendo con la actual pandemia?
La historia anteriormente contada sobre los cátaros nos viene muy bien para hacer paralelismos sobre lo que está ocurriendo en esto momentos con la pandemia en el mundo. José Antonio Vera, periodista y Director de publicaciones de La Razón, hace, desde el punto de vista oficial, unas reflexiones en su artículo “La pandemia de nunca acabar” que deberíamos de tener muy en cuenta. Hagamos hincapié en algunos puntos importantes.
Al principio del artículo hace referencia al asunto de la vacunación y de las cepas y variantes del virus que nacen sin cesar. Habla de la censura en las redes sociales y pone de manifiesto que existe un poder planetario globalista que da órdenes a los gobiernos títeres. Luego dice:
“Es más que preocupante este mundo tecnológico en el que la inteligencia artificial va a decidir sobre nuestras vidas. Sin que usted o yo podamos hacer nada, porque somos meros números dentro de una computadora que sabe todo de nosotros a través del celular. Y pronto a través de la lectura de nuestros pensamientos, como aventura Elon Musk, inspirador del proyecto neura-link, o el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab.”
¡Vaya!, parece que no soy el único que habla de transhumanismo, Inteligencia artificial y nanotecnología. Podéis repasar mis artículos anteriores al respecto. Luego, José Antonio habla de las evidencias científicas y protocolos sin sentido y contradictorios que parecen surgir de la todopoderosa OMS. “En eso parece consistir la Ciencia de hoy”, dice. Pone en evidencia lo que muchos científicos parecen haber olvidado y es que
“…los anticuerpos naturales duran de por vida, pues, aunque desaparezcan en sangre quedan alojados en la médula espinal, de manera que son nuestros linfocitos T4, T8 y las células NK las que se encargan de eliminar al virus, o a sus variantes, en caso de nuevos contagios.”
Y aun así, se empeñan en vacunarnos. El 100%, dicen, deben estar vacunados y:
“Si dejas de vacunarte, pasas a ser un no vacunado. Incluso si has tenido un caso de reacción adversa con anterioridad, bien sea un trombo, una miocarditis, trastornos de riñón con tensión alta, Gillain Barre, ciclo menstrual alterado, o erupciones cutáneas generalizadas.”
Y eso que se le ha olvidado mencionar los ictus, isquemias, pericarditis, fuertes arritmias cardíacas (acordaros de Kun Agüero y de muchos otros futbolistas que están cayendo al terreno de juego por esta causa y los que están muriendo en muy poco tiempo), muertes repentinas, etc., etc.
El Sr. Vera también alude a que el gobierno debería exigir a las farmacéuticas que hagan vacunas que protejan de verdad y eliminen los efectos secundarios graves que muchas de ellas producen. Cobran demasiado para no exigirles nada.
Y por último dice:
“En esta pandemia estamos viendo muchas cosas. Entre ellas, que escasean los médicos de verdad y sobran los galenos oficiales que sólo cumplen protocolos.”
Hay muchas cosas más en el artículo que no quiero mencionar por si Linkedin me censura, así que os sugiero que leáis el artículo entero. No tiene desperdicio y son dos hojas nada más. Y una vez que lo leáis haceros la siguiente pregunta:
¿Debería tacharse a José Antonio Vera de negacionista, magufo o conspiranóico dado que solo expone lo que todos estamos viendo con nuestros propios ojos?
También nos habla Juan Manuel de Prada en otro artículo escrito en ABC que se titula “Elogio a la mascarilla” que nos hace más reflexiones al respecto de la pandemia. En este artículo se centra en el nuevo real decreto ley 30/2021 en el que se hace referencia al uso de la mascarilla en exteriores. De la misma forma que hemos hecho con el artículo de José Antonio Vera, resaltemos algunas menciones del artículo de Juan Manuel de Prada.
En tono sarcástico, como no puede ser de otra manera, porque esto es de risa, Juan Manuel de Prada nos habla de la imposición de la mascarilla en exteriores que se ha decretado en el último cónclave pandemónico del gobierno y luego dice:
“La imposición de la mascarilla en exteriores, bien lo sabe el gobierno, es una medida por completo absurda y chusca. Pero sirve para que recordemos nuestra condición de bestias sumisas que, a cambio de que nos santifiquen sus aberraciones, obedezcamos los mandatos más caprichosos. ¡Es tan hermoso vernos convertidos en tarados tragacionistas que actuamos irracionalmente!….”
Y luego continua con más lindezas que os recomiendo que leáis porque en ellas se dicen verdades como templos. No quiero mencionarlas aquí por lo mismo de antes. No tiene desperdicio y es muy cortito pero contundente. Y una vez que lo leáis haceros la siguiente pregunta:
¿También debería tacharse a Juan Manuel Prada de negacionista, magufo o conspiranóico dado que solo expone lo que todos estamos viendo con nuestros propios ojos?
¿Qué se está intentando hacer contra los que no están de acuerdo con la narrativa oficial?
Y ahora vamos al meollo de la cuestión puesto que hay una verdadera corriente que intenta acallar a los supuestos mal llamados negacionistas o antivacunas, disidentes, según la oficialidad, magufos, oscuros personajes de la ultraderecha, antisemitas y otras muchas más lindezas. ¿Qué está pasando en la sociedad? ¿Desde cuándo se ataca a las personas que no tienen el mismo pensamiento que tú? ¿Por qué no existe un verdadero debate científico al respecto de la pandemia y se ponen sobre la mesa las evidencias científicas y los estudios realizados por científicos independientes que no son financiados por las grandes farmacéuticas para contrastar las evidencias de los inexistentes expertos de la versión oficial? Al respecto de esto solo hay que echar un vistazo a las políticas de transparencia de estas compañías para ver cuánto dinero están entregando o donando y a quién. Es muy significativo ver quiénes son los receptores de estas donaciones y cómo empujan a la gente a la vacunación sistemática y vehementemente. ¿Seguro que no hay conflictos de intereses?
Mucho más preocupantes es ver cómo se aplacan las voces “disidentes” que no están de acuerdo con la versión de los supuestos e inexistentes expertos de la Tele. ¿Por qué se insulta a la gente que no está de acuerdo con la versión oficial de la pandemia o simplemente no quiere inocularse un experimento génico sin las debidas garantías, la exigida prescripción médica y el consentimiento informado oportuno donde deben listarse los componentes de las inoculaciones y sus efectos adversos? ¿Por qué no hacemos más que ver en los Medios de comunicación el brutal ataque y persecución a los “negacionistas” culpándolos de ser los responsables de las innumerables variantes del virus y demás problemas sanitarios?
Y por último, una postrera reflexión ¿no se parece esto cada vez más a las persecuciones de la legados papales de la Iglesia romana contra los herejes cátaros? ¿no pensáis que hay una verdadera similitud entre los actuales Medios de Comunicación y los inquisidores del siglo XII? ¿no son acaso los negacionistas, antivacunas, magufos o disidentes la versión moderna de los cátaros de la Edad Media? ¿Serán tachados José Antonio Vera y Juan Manuel Prada de herejes por decir lo que han dicho? ¿Serán ellos parte de los cátaros de la pandemia a los que el poder establecido mediante sus esbirros ha comenzado su persecución y caza como lo hiciera la Iglesia romana 800 años antes? ¿Estaremos volviendo a una Edad Media mucho más oscura e ignorante que la del siglo XII? ¿Tendrán el mismo final los cátaros de hoy como los tuvieron los cátaros de ayer? ¿La sociedad actual permitiría tal atrocidad y que se ejecute el plan de unos malvados?
Espero y deseo que el sentido común nos haga reflexionar, alzar la mirada y parar todo esto lo antes posible. Que el conocimiento y las ganas de saber pongan entre las cuerdas a aquellos que han construido su imperio de terror desde la mediocridad porque es la manera de que el miedo cambie de bando. Porque ya sabemos que
“La mediocridad y el miedo del mediocre a perder privilegios para los que no está capacitado lo convierten en malvado.” Luis Melero.
Y esto me recuerda a los políticos, a los periodistas y a muchos médicos actuales…….y ahí lo dejo.
*Un artículo de Mariano Sanz. Fuente.
Los cátaros formaban una secta cristiana, también conocida como albigenses, que gozó de popularidad durante los siglos XII y XIII en la región francesa del Languedoc y en el norte de Italia.
Fueron los principales autores de la destrucción de la cultura provenzal de los Alpes entre Italia y Francia,sus fechorías fueron incontables y muchos murieron en la hoguera,a Cataluña llegaron unos pocos…
Creemos que es un ejemplo desafortunado para hacer ningún tipo de comparación.
Los cataros eran más gnosticos que cristianos consideraban que Yahvé era el Diablo y no Dios y a Jesucristo no como su hijo ni como Dios por eso la Iglesia los persiguio. Como dices es una desafortunada comparación porque eran más masones que otra cosa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Catarismo