La realidad de los datos es tan tozuda y tan clara, que muchas veces nos preguntamos cómo es posible que haya tanta gente que no la vea. Parece que la abducción que ejerce sobre muchos la televisión, es mucho más fuerte que la cruda realidad, el criterio propio y el raciocinio más básico. Y no se crean que la ocultan, nos la muestran delante de nuestros ojos de una forma descarada.
Ya sabrán ustedes que Israel está a punto de batir el récord mundial de dosis inoculadas al año. En estos momentos, en aquel país ya se está inoculando la cuarta dosis e incluso se empieza a hablar de la quinta. Es decir, los israelíes se van a pasar más tiempo pinchándose que durmiendo o trabajando.
Según publica el digital ‘The Times of Israel‘, en estos momentos son el número uno de contagios per cápita a nivel mundial. Nos cuentan que “Israel lidera el mundo en nuevos casos diarios de COVID-19 per cápita, según los datos que aparecieron el pasado jueves”.
También nos dicen que “en declaraciones a las noticias del Canal 12, un destacado experto en salud que asesora al gobierno citó cifras de Our World in Data que muestran que el 0,6 por ciento de la población daba positivo por día. Los números que comparan el promedio móvil de siete días de cada país colocan a Israel en la cima, según declaraciones del profesor Eran Segal del Instituto Weizmann”.
¿Y qué se dice aquí en España acerca de una noticia como esa? Pues un ejemplo claro puede ser lo publicado por ‘Lo País’ hace seis días. Evidentemente, nos toman por imbéciles: “La cuarta dosis es insuficiente para evitar el contagio de ómicron, según un estudio israelí”.
Pero nada, a pesar de todas estas informaciones, sigamos pensando que la inoculación es la gran solución, que gracias a las inoculaciones estamos mucho mejor y sandeces como esas. Observen el revelador gráfico que les hemos mostrado anteriormente. Vean como apenas ha habido contagios hasta ahora.
Que le vayan a tomar el pelo a otros que a mi ya hace tiempo que no me la cuelan, desde el minuto uno sabía para que era esa pócima ponzoñosa y asquerosa a la que los periodistas alaban aunque acaben en los hospitales. Cada quien tiene lo que se merece porque para poder viajar algunos se van a pinchar y al único lugar que van a viajar algunos, es al cementerio o van a acabar en una urna.