Traemos una nueva anécdota protagonizada por el Califa del toreo cordobés Rafael Molina Sánchez, Lagartijo, y un joven que quería dedicarse al mundo de los toros y al que Lagartijo dio una oportunidad en un festejo, dejándole banderillear a un astado. Pero el joven se dio cuenta de que tenía una salida difícil. Dice así la anécdota:
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«Sacó una vez Lagartijo a torear, como agregado a su cuadrilla, a un muchacho banderillero cordobés que había hecho de sí mismo grandes elogios en tono jactancioso y un tanto impertinente, a cuyas alabanzas había puesto fin Rafael diciéndole:
– Vamo a ve si lo jasescon er toro.
¡Y qué había que hacer! Llegado el momento de tener que clavar un par de banderillas todo eran dudas y vacilaciones, sin determinarse a ejecutar la suerte hasta que Lagartijo le gritó de mal talante:
– ¿No sabes cómo entrar, esaborío?
– Sí, maestro –respondió el otro-. ¡Lo que no sé es cómo salir!».