Compartimos un nuevo poema de nuestro colaborador habitual Gabriel Muñoz Cascos, un poema que ha titulado “Eterna Navidad”, y que dice así…
[Un Presentador De TV3 Prohíbe A Una Niña Que Use El Español]
Ya se ha acabado diciembre,
el mes más acogedor,
con un día veinticuatro
que es dulce y evocador
Porque ese día celebramos,
con júbilo y emoción,
el hecho más trascendente
vivido tras la Creación.
Nada más y nada menos,
que Jesús, el Redentor,
hace más de dos mil años
de una Virgen nos nació.
Lo hizo en Belén de Judá,
unas pajas por colchón,
y el más humilde aposento
para el Rey de la Creación.
Él vino para ayudarnos,
a lograr la salvación,
y a mostrarnos el camino
para alcanzar el perdón.
Y nos regaló a Su Madre,
predestinada por Dios,
a ampararnos desde el Cielo
tras su Gloriosa Asunción.
Él se quedó entre nosotros,
Cuerpo, Alma y Corazón,
en la Santa Eucaristía
la Gran Fuente del Amor.
Es confortante saber,
cómo el infinito Amor,
que nos tiene el Rey de Reyes
le llevó a la Redención.
Celebremos Su venida,
y abramos el corazón,
para cobijar al Niño
que nos brinda Paz y Amor.
Y oremos para que el mundo,
encuentre su salvación,
en perenne Navidad
con Jesús hijo de Dios.
Efectivamente Larga Noche la de La Navidad.
Ni Los Apóstoles ni sus discípulos la celebraban, ni el 1 de Enero ni 6 de Enero, entre otras causas porque no se celebraban cumpleaños en aquella cultura y además nació entre finales de Septiembre principio de Octubre.
Saludos y nada nada a perpetuar el mito.
Con todo, siempre hay que ir a la fuente que no es otra que la Palabra de Dios, profetizada en el Antiguo Testamento y constatada en el Nuevo Testamento. Si, celebramos el nacimiento del Hijo que nos fue dado, nino que nos es nacido (Is. 9:6). El eterno Hijo de Dios vino a redimirnos, esto es vino a pagar el precio de nuestro pecado en la Cruz del Calvario, y su sangre derramada nos limpia de todo pecado, Pero eso si, solo si creemos en El. “Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Jn. 3:16