Yolanda

Mucho se está hablando de los reportajes y declaraciones de la nueva líder mundial y ministra de trabajo de todos los españoles. Y no es de extrañar pues para eso parece que fue designada por el ahora líder de las tertulias en la SER, Don Pablo Iglesias.

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Lo que el ínclito exvicepresidente probablemente no imaginó es que la gallega se viera en la tesitura de una vez sido animada a liderar la fiesta de pijamas por las otras lideresas del conglomerado comunista, (también conocido como las mareas en Cataluña, Galicia y en la Comunidad valenciana, así como las marejadillas madrileñas del traidor a la causa podemita, Iñigo Errejón); se reconociera a sí misma como una nueva alternativa transversal, esta vez desde la izquierda femenina, para tratar de hacer sombra al todo poderoso Partido Sanchista.

La nueva lideresa obviamente no ha contado de inicio con la ramificación podemita del asunto, básicamente porque nunca perteneció a él; cuestión que la propia formación morada dejó bien claro tras la salida más que esperada del marques de Galapagar (seguramente por presiones internas por los turbios asuntos que lo asolan), nombrando casi de inmediato a su sustituto en el cargo, siendo la afortunada la actual ministra Ione Belarra.

El nuevo conglomerado aun no nacido oficialmente no ha surgido para seguir bajo el yugo sectario de la enseña morada; de hecho estos en la última representación en Barcelona en la que la gallega fue bautizada por la alcaldesa Ada Colau como la nueva líder mundial, hicieron acto de presencia por videoconferencia y seguramente muy a disgusto, pues es obvio que no manejan el cotarro quedando aparentemente solo para vestir santos.

La jugada analizada a posteriori desde el punto de vista de Pablo Iglesias, es bastante contradictoria pues es evidente que este debió suponer que Yolanda Díaz quizás por agradecimiento infinito, quedaría supeditada -pese a tener un rango superior en el Gobierno a la nueva responsable de Podemos-. Sin embargo sus actos y declaraciones casi de inmediato, dejan palpable que los tiros no van por esa senda sino por la del personalismo acentuado, consiguiendo dar un toque especial (de cara a la opinión pública) a las negociaciones cerrando las más importantes sin contar con la Patronal ganando así el protagonismo en el seno del Gobierno que ha perdido Podemos desde la salida de Iglesias, lo cual a Pedro Sánchez le viene de maravilla pues debilita a su socio y a la vez permite a la ministra de trabajo sus devaneos para que quien se desgaste por las decisiones tomadas en materia laboral, sea la nueva aspirante.

Lógicamente por mucho que Iglesias pretenda vender la moto de que lo hizo para dar continuidad a su legado ideológico, parece que el tiro le ha salido por la culata una vez comprobado que sus hasta ahora socios en las regiones anteriormente citadas, le dan la espalda a él directamente y a su proyecto proyectado sobre su expareja y Belarra tras su nombramiento.

La izquierda de la izquierda, o sea la extrema izquierda de nuevo vuelve a su ser fragmentándose aún más, dejando aparentemente en la estacada a los socios de Pedro Sánchez, lo cual significa dos cosas: la 1ª- que el desgaste en el Gobierno aceptando las presiones de Bruselas y entrando en contradicciones con la parte socialista ha desencantado cada vez más al electorado antisistema, y 2ª- Que Yolanda Díaz y su más que probable proyecto, pretende nacer desde el descontento por lo citado anteriormente planteando algo nuevo, presentándose como una alternativa exclusivamente feminista, verde y transversal, creyendo profundamente algo que increíblemente le pasa a la derecha tradicional representada por VOX, y es el hecho de creer que hay una parte del electorado en los extremos que tienen más en común que la mayoría de la gente se piensa y podría ser determinante.

Por lo tanto a tenor de los movimientos vistos y las últimas declaraciones de la protagonista de esta semana, presentándose como una luchadora por la prevención de la salud pública cuando indicó que hasta presentó un informe desde su ministerio, avisando de la rápida expansión de la pandemia en nuestro país antes del 8M (afirmando que Italia es España); deja en evidencia al Gobierno de la que ella formaba parte por entonces. Y pese a todo esto, no hay excusa por lo miserable del movimiento pues la hemeroteca esta para algo y desde luego logrará convencer a algunos incautos de que ella no quería, o de que no la dejaron alzar su voz de mujer.

Y tendrá la excusa del hecho de que por entonces estaba bajo la bota del “machirulo” de Iglesias, para terminar de asestar el golpe de gracia a la formación podemita, a la vez que desprestigiar si cabe algo más desde el punto de vista de su electorado al mismísimo Pedro Sánchez como socio de anterior e igualmente “machirulo”.

Sin embargo con lo que no contará es que seguramente Sánchez tragará con ruedas de molino simplemente para de una vez por todas contribuir -si se puede-, a la exterminación del partido originario del movimiento 15M que en su día lo tuvo a él y al PSOE contra las cuerdas.