Como ya sabrán muchos de ustedes, el ministro de Universidades, Manuel Castells, anunciaba ayer su dimisión y su puesto pasará a ser ocupado por Joan Subirats. Castells, que en lo único que ha destacado es en ser más vago que la chaqueta de un guardia, dimite porque, según fuentes cercanas al hasta ahora ministro, “es una persona egocéntrica, no le gustó que su ley fuera contestada”.

Se refieren con esta afirmación a la aprobación de la Ley de Universidades que fue contestada por por toda la comunidad educativa: rectores, estudiantes, sindicatos, consejos sociales… Y aunque desde su equipo de prensa señalan que ha dejado el cargo por problemas de salud, otras fuentes también lo vinculan a su incapacidad para sacar adelante su proyecto estrella. Será porque hay que trabajar y está demostrado que eso no va con él.

Pero lo más curioso de todo han sido las declaraciones realizadas por Pedro Sánchez en las que se refería a esta dimisión destacando de Castells que “la admiración que ya sentía es aún mayor al verle trabajar”. Es decir, entre vagos anda el juego puesto que un vago solo puede a admirar a otro vago e imaginamos que la admiración será mutua.

Y es que si Sánchez nunca ha destacado por doblar el espinazo, Castells aún menos. Ya no se sabe si a lo que se refiere el presimiente es a la capacidad de Castells para vivir del cuento sin dar palo al agua, o a que un día movió un bolígrafo de un lado al otro del escritorio y se quedó entusiasmado. El caso es que todos estos son unos jetas y unos impresentables que pretenden hacernos creer que lo que vemos con nuestros propios ojos es mentira.

Miren que hemos tenido gobiernos y presidentes malos en las últimas décadas, pero lo de esta chusma ya es de nota. Dudamos que pueda haber alguien capaz de hacerlo peor que estos en un futuro.

 

2 Comentarios

  1. Sánchez no existe,

    Sánchez es un señor que si te lo encuentras en un bar te vas a otro al comprobar que te has metido en un antro de mala muerte repleto de mafiosos sin escrúpulos.

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