La ministra Nadia Calviño gozaba en su ambiente –es decir, en su pasillo de juguetes inclusivos– de cierta presunción de inocencia por su anterior condición de tecnócrata bruselense, lo cual pareció que la iba a exonerar de tener que mostrar su cara más fea ante la triste realidad que nos asola a todos los españoles. Defender lo indefendible es lo que tiene, porque desgraciadamente las cosas no suceden como desde el Gobierno de la nación a modo propagandístico se afanan por tratar de implementar en las frágiles conciencias de los españoles.
Primero que si la recuperación en vertical en forma de “V”, después que si en forma de “K” para al final terminar siendo un triste efecto rebote fruto del esfuerzo de los de siempre: el sector privado y la población cuyo consumo obligatorio de lo básico, pareciere más una condena que una necesidad. Muchos avanzamos que no habría recuperación como tal porque la venta del efecto rescate supuso lo que supuso; cuatro titulares efervescentes mal estirados desde los medios afines para que las burbujas de la ilusión duraran algunas semanas más.
Hasta ahora salvo las subvenciones habituales –fondos MEDE y SURE– que no fallan nunca al estar estipuladas como algo casi obligatorio desde la UE para ayudar a los países más incompetentes y dependientes, que superan con creces los niveles prudentes de deuda pública, del resto de los famosos 140.000 millones de € que vendió el presidente a bombo y platillo solo han llegado 19.000, los cuales no han sido repartidos íntegramente entre las CCAA sino que solo en parte y discrecionalmente. De los fondos estructurales –MEDE y SURE– recuerdo que hablaba por el 2020 y lo citaba mensualmente por la radio cuando intervenía de continuo tratando de explicar a la audiencia, que servían básicamente para pagar las nóminas de los funcionarios de la administración central , subsidios de parados y algunas pensiones de jubilación (no todas)
Y como se ha podido comprobar lo de los fondos del rescate –aun siendo cifras espeluznantes y más en manos de quien están–, al ser entregadas semestralmente en cómodos plazos de 10.000M€ a fondo perdido, darán para acabar a duras penas la legislatura. Del resto que son los créditos a muy bajo interés (otros 70.000M€), es de suponer por lo comentado por la ministra en su última explicación en la pasada rueda de prensa posterior al consejo de ministros, que serán solicitados aunque por parte de Bruselas su “OK” estará efectivamente sujeto al comportamiento de la economía española en ese periodo de tiempo que queda para finalizar la legislatura Frankenstein.
Hasta ahora y a la espera de la tan deseada 6ª ola de la pandemia a tenor del miedo expresado tan explícitamente desde el Gobierno y los medios de comunicación, no se atisba una recuperación seria sino más bien un leve repunte en forma del logo de la marca deportiva Nike –como también y perdonen la autorcita– llevo más de un año prediciendo sin necesidad de ser economista.
En la presentación que la ministra Nadia Calviño nos hizo a los españoles sobre cómo se iban a desarrollar los acontecimientos según se implemente el plan de reconstrucción y resiliencia en base a los fondos next generation UE. lo único que nos quedó claro a los técnicos que por desgracia tuvimos que hacer especial caso por motivos laborales, es que desde el Gobierno se han marcado las cuatro líneas maestras sobre las que según su agenda ideológica, el sector privado debería empezar a solicitar los fondos una vez presentados los proyectos para que desde Bruselas sean aceptados, y así poder plantearse la solicitud de los créditos blandos, que a la postre será el regalo envenenado que dejarán a la actual oposición si es que hay un cambio de Gobierno.
La revolución tecnológica gracias al acelerón digital tan deseado por las nuevas elites mundiales y de la que tanto hablan y hablan unos y otros, debieran servir para gracias a los fondos que se están recibiendo, modernizar la elefantiásica administración pública que en sus tres niveles lastran al país de manera sin igual, en comparación a otros países de características similares al nuestro. Pero la triste realidad es que solo nos sirven para tapar los gigantescos agujeros crónicos que teníamos desde antes de la pandemia multiplicados por diez desde que gobierna Pedro Sánchez.
Por repetir muchas veces la misma mentira pese a tener unos magníficos altavoces mediáticos no van a conseguir que se transformen en un porvenir prospero sino en todo lo contrario. De momento la inflación es un síntoma inequívoco de que las cosas no se están haciendo bien en ninguna parte del mundo. En España lo más grave se nota en la alimentación y productos básicos con subidas a final de noviembre de hasta el 5.5%, del 16.8% en energía y combustibles o del 2.5% en HORECA. Y teniendo en cuenta que las pensiones se calculan con el IPC medio interanual o los salarios de los funcionarios se han estipulado en un 2%, parece que hasta los más privilegiados –por el hecho de que tienen algo de subida asegurada–, también se la han colado por la escuadra. Del sector privado ya ni hablamos cuando se ha negociado una subida media por convenios de 1,5%. Por lo tanto parece que nadie se salva de vivir por encima de sus posibilidades y se augura un comienzo de año más bien calentito en las calles, lo cual personalmente creo que al Gobierno, se la trae al pairo.
Por si fuera poco la UE o lo que es lo mismo, los salvadores de las “matrias”, ya ha declarado que de los 100.000M de €/año de deuda que nos iba a comprar el BCE, pasan a 40.000M€. O sea que se cumplirá eso de que quien más te quiere te hará llorar por mucho que la ministra nos cuente historias para no dormir.