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Vivimos un periodo plagado de amenazas en el que los grandes medios difunden pánico sin cesar. A virus y pandemias les suceden, en las portadas de los diarios y abriendo los informativos, todo tipo de desastres. Todos los días estamos en “riesgo extremo” de incendios, lluvias o temporales. Incluso nos anuncian ataques bioterroristas, o caídas de servicios básicos.

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Sabemos que el miedo es el alma de las dictaduras, pero no habíamos visto manejarlo con tanta maestría. Asistimos, además, a una tergiversación del lenguaje en el que el obediente al poder lo hace “por el bien común” y el rebelde es un “insolidario”, sin que la mayoría se percate del engaño.

A veces nos sorprende como las grandes compañías, o ciertas campañas políticas y publicitarias, logran prever tan bien nuestras acciones y deseos, sin darnos cuenta de que les hemos cedido el acceso a nuestras almas desde hace mucho tiempo y ellos llevan, ese tiempo y enormes inversiones, dedicados a escrutarnos, a hacer una radiografía completa de lo que almacenamos en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Pretenden conocernos tan profundamente no para mejorarnos sino para vendernos productos comerciales o políticos. Desde hace más de 100 años, la publicidad se instaló en nuestras vidas, intentando conocer cada aspecto de nuestras ideas y aspiraciones.

Ese profundo conocimiento alcanza su máxima expresión en las redes sociales dónde ya son capaces de indicarnos quiénes pueden ser nuestros amigos, lo que debemos pensar o proponernos actividades a la medida de nuestros deseos. Esa manipulación- que nos parece imposible- relaciona elementos tan dispares como tu afición por una serie de televisión y tú opción política (los seguidores de series de zombis eran más proclives a votar a Trump, descubrieron, por ejemplo) en un entramado en el que están las estrellitas que pones a una película, los “me gusta” de un comentario, o las encuestas que respondes. Llegamos así a un punto en el que las grandes empresas nos conocen más profundamente que nosotros mismos, no para hacernos más libres sino para hacernos más dependientes.

Porque ese conocimiento los hace más ricos y poderosos. El duopolio en España de la televisión (Mediaset y A3Media) se lleva más del 80 % de los ingresos publicitarios. Eso junto a las prebendas del gobierno de turno los hace inalcanzables para cualquier mínima competencia. Eso condiciona el discurso único qué ese duopolio impone frente a las cuestiones que realmente le interesan (o quieren silenciar) a los poderosos.

En el plano internacional, Google y Facebook controlarían alrededor de ese 80% del negocio de Internet. ¿Qué competencia puede haber ante esos porcentajes? Ha llegado el momento de defender, junto a la democracia, la libertad de las ideas y de su plasmación política, la libertad de la competencia en todos los terrenos poniendo límites a estos oligopolios y a su concentración monopolista. Se imagina alguien que Telefónica se hubiera permitido, hace 30 años, intervenir una conversación con tu prima y cerrarla si decías algo “inconveniente”. Pues hemos asumido, como normal, un trato de domesticados. Y eso debe terminar.

Te han sustituido la acción política real por responder cómodamente una encuesta online, o firmar, desde tu ordenador en tu casa, una propuesta, o una petición, en favor de los niños africanos o el oso polar. Pero eso solo sirve para ir debilitando tú actividad política y redirigiendo ideológicamente tus posiciones hacia dónde le interesa a los globalitarios. Pretenden impulsarte, a que apoyes esta o aquella iniciativa, empujándote a conseguir un determinado número de firmas. En una apariencia de actividad política que no tiene otro sentido que conocerte en profundidad y saber cuántos (identificados) apoyan tu punto de vista. Por si alguien no lo sabe y para colmo, change.org y empresas semejantes están organizadas por los grandes magnates, empeñados en organizarnos la vida y las ideas. Por ejemplo, change.org tiene a la Bill&Melinda Gates Foundation como su financiador principal.

Además, han sabido manipularnos de tal manera que millones de personas crean contenido gratis para que ellos se hagan más ricos. El reconocimiento facial de Facebook o el Traductor de Google son algunas de esas herramientas en las que el trabajo común se lo apropian, gratis, cuatro poderosos. YouTube, Instagram, el mundillo de “influencers” y toda la parafernalia con que lo adornan los grandes medios (que participan y son financiados por el entramado) es, fundamentalmente, trabajo esclavo en el que ni siquiera el amo tiene que procurar que sus explotados sobrevivan. Las denuncias sobre las presiones que ejerce Instagram sobre sus jóvenes usuarios no han encontrado eco en esos medios cómplices, a pesar de que pueden relacionarse unos cuantos suicidios y depresiones con ellas. Tampoco los políticos se dan por aludidos. Como dice el escultor Pablo Bruera “es como un fabricante de zapatos, con millones de obreros que solo pagase a un puñado de los que más producen, aunque vende todos los zapatos”. Parece de justicia elemental que esas grandes plataformas tengan que pagar un porcentaje justo por cada contenido que venden y monetizan. Nos han atado a una rueda y tenemos los ojos vendados, para no darnos cuenta de que solo damos vueltas y sacamos agua para ellos que nos quieren sumisos, aislados y controlados.

El número de teléfono es su mejor localizador. Por eso cada vez más empresas, como los bancos y por supuesto las grandes entidades de consumo, quieren que lo hagas todo a través del móvil. Las redes sociales se han instalado en tu terminal y lo priorizan frente a cualquier otro porque ahí es prácticamente imposible esconderse. Saben quién está detrás y pueden relacionarlo con toda tu actividad, en todos los terrenos.

Es evidente que ha llegado el momento de destapar el truco y que el público vea quienes son los verdaderos artífices de la trama y quienes mueven los hilos de las marionetas. Por eso, es imprescindible hacer una radiografía real de los muñecos y sus amos. Descubrir sus financiadores y sus ejecutivos y sus conexiones con el mundo político y mediático.

Ha llegado el momento de analizar en profundidad todo este entramado, de ponernos en guardia frente a los que nos controlan permanentemente y empezar a salir del dominio de los grandes monopolios y vivir en auténticas democracias.

Un artículo de Carlos Astiz, periodista y escritor. Sus últimos libros son:  El Proyecto Soros (2020) y Bill Gates: ¡Reset! (2021)

11 Comentarios

  1. Por suerte para nosotros Dios se cuidó muy mucho de cifrar el alma con una contraseña indescifrable.

    Ese lugar inaccesible del hombre es el lugar que les está vetado. El mal jamás se apropia del alma, a lo máximo que llega es a ponerla en bucle.

    Comparto todo lo que dice el artículo, por esa razón nunca he tenido Twitter, Facebook o cualquier otra red social, jamás he pulsado un me gusta o he apoyado causa alguna en internet, si puedo me limito a ayudar al prójimo sin que lo sepa ni tan siquiera mi mano izquierda.

    No he comprado una sola mascarilla, no me hecho un solo test PCR y por supuesto no me he puesto la vacuna, y esto poco tiene que ver con el alma, esto solo tiene que ver con la ciencia y la técnica tan material hoy día como el dinero o las armas.

    Estamos en la época del sílex 2.0, la piedra convertida en herramienta se utiliza como arma de poder, podemos comprobar que el hombre no evoluciona, y las tecnológicas y sus amos son seres demasiado primitivos.

    Sólo evoluciona el inmutable alma.

    Lo siento por los idiotas transhumanistas adoradores del grafeno que se empeñan en inocular la marca de Bestia, deben saber que como siempre han perdido.

    Es un favor que les hago… y que no se entere mi mano izquierda.

    Desistid, habéis perdido.

  2. No es la primera vez que la herramienta se convierte en arma; sílex, bronce, acero, dinamita, silicio.

    El problema es que aún la mayoría no sabe distinguir cuando el cuchillo sirve para cortar jamón o para atracarle. Con las vacunas pasa algo parecido.

      • Ejercitaba la frustración sana y te alejaba de esa caja demoníaca, a hacer cosas creativas, activasy productivas con la mente sin interferencias.
        Y eso que cuando yo era pequeña la caja no era demoníaca; era educativa, cívica y civilizadora. A las pocas cosas demoníacas light que salían alguna noche les ponían ♦️♦️, y los padres responsables impedían que sus hijos lo viesen. Ahora con 10 años se dedican a ver ejecuciones del ISIS en su propio móvil, y porno duro en todas sus variantes parafílicas.

        Dos años de carta de ajuste, y como nuevos.

  3. Los satánicos odian a DIOS -y a su creación por excelencia que es el hombre- es por ello que son muy conscientes de lo que representa la civilización cristiana y justamente, en su perversa manipulación del lenguaje y de los hechos, dicen que es portadora de odio, siendo ellos pura mentira, pura ruina, puro odio, pura esclavitud y pura muerte. Necesitan para propagar este DOMINIO y EXTERMINIO por medio del control mayoritario de los medios y sus canales. Ya tienen controlados desde hace ya mucho tiempo los gobiernos de prácticamente todos los países, incluido el Vaticano desde Roncalli 1958.
    Es la nueva realidad de ruina, de odio al libre, de prisión y de muerte. Llevan milenios estudiándonos y ahora ya llevan demasiados años engañando a la sociedad y lo han logrado plenamente, ahora recogen el fruto ya maduro para comérselo.

  4. Me gustaría añadir que a todo lo que señala el autor en su artículo hay que añadir la legislación al respecto que se ha llevado a cabo casi subrepticiamente durante la “Falsemia”, han legislado a destajo para privarnos de cualquier privacidad o intimidad.

    Todo esa legislación, Sánchez se adelantó a la UE, fue el primero y ha pasado completamente desapercibido, es el verdadero objetivo de la “Falsemia”, el pasaporte covid es el primer paso para que la gente acepte la señal de bluetooth emitida desde nuestro cuerpo que servirá como clave para operar económicamente, nos permitirá o no arrancar el coche, enviara datos de actividad y salud, servirá para que nos concedan un préstamo o un seguro de vida, sabrá con quién retozamos o con quien bebemos.

    Si alguien piensa que estoy exagerando, solo debe pensar que me estoy quedando muy corto. A mí se me ocurren miles de posibilidades más sin esforzarme mucho, así que basta imaginar lo que se les puede ocurrir a los que trabajan todo el día para el mal.

    ¿Alguien se da cuenta de lo básica, elemental y perversa que es esta forma de pensar y actuar?

    Tened en cuenta que los “conspiranoicos” se quedan cortos.

    • Así es, y sólo la toma militar de los medios y la red podría evitar ese futuro monstruoso.
      Y sí, se quedan cortos.

      Por ejemplo esos datos de “salud” no son para enviarnos un bote de arándanos antioxidantes. Es para detectar quién está en el umbral de convertirse en un “comedor inútil” (en sus propias palabras) y proceder a apagarlo. Literalmente.

      Todos esos que claman “creer en la ciencia”, que lo demuestren, y no limiten “ciencia” a
      virus + medicinita + nene sanito.

    • También es para cuando ‘ellos’ necesiten repuestos orgánicos, para lo cual además han creado su gigantesca base de datos genéticos disfrazada de “test para asintomáticos supercontagiadores”.

  5. Dios hará una purga aparentemente brutal, quizás antes del 2030. Nos iremos todos al carajo, creo, y me duele.
    Es cruel, pero a mi no se me ocurre otra forma de limpiar tanto hijodeputa sobre la faz de la tierra, que es uno de los universos del creador. No hay otra manera.
    Dios SÍ hará su Gran Gran Reset, Klaus Schawb, … casi puedo ver su sonrisa de Monalisa amarga pero esperanzada.

    Que Dios perdone a los demonios y a sus desgraciados adoradores, porque Yo no.

  6. Y estoy con Ud. al cien por cien.
    Que difícil, por no decir imposible les va a salir hacerse con la mejor obra de Dios Todopoderoso, que es el Hombre, hecho a su imagen y semejanza. Ni lo sueñen.
    Los satánicos pierden el tiempo, lo cual no significa que no nos hagan sufrir. Pero la guerra la tienen de antemano perdida. Como siempre les ha pasado.
    Mire, yo soy una persona normal, corriente, simple, sencilla, y que recibí la comunión tras mi bautizo. Soy tan partidario de nuestro Señor, que nunca suelo hablar en estos términos, porque no había hecho falta hasta ahora. Pero visto que nos plantean este reto, sólo decir que por Nuestro Señor Jesucristo, ya ha vencido y esta ya la tienen perdida.
    Nuestra fe es invencible.
    Gloria a Dios Padre, creador del Cielo y la Tierra, de todo lo visible e invisible, ….
    Un cristiano y fraternal abrazo.

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