Compartimos hoy una anécdota relacionada con la capilla que existía en la Plaza vieja madrileña (la anterior a Las Ventas y conocida como Plaza de toros de la Fuente del Berro), que pone de manifiesto la religiosidad que tienen y siempre tuvieron los lidiadores.
En la época que Pedro Niembro, charcutero y significado republicano, explotó como empresario esta última citada Plaza, la capilla hallábase en completo abandono.
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El famoso diestro sevillano Antonio Fuentes Zurita, ferviente cristiano e imprescindible figura torera entonces, se negó a torear en Madrid hasta que esta no fuese reparada y puesta al servicio de la devoción de los diestros.


Con tal motivo, entre el torero y el empresario se desarrolló una violenta discusión, hallándose presente el apoderado de Fuentes, don Manuel Pineda, que fue el que se hizo eco de esta anécdota.
Cedió Niembro, y el célebre espada volvió a pisar vestido de luces el albero del inolvidable palenque de la que fue carretera de Aragón, hoy calle de Alcalá.