La mayoría de las personas, aún más, las de la corriente actual de; “en mi cuerpo mando yo” y por eso del egocentrismo, además de por carecer de alturas de miras ignoran ,las consecuencias a las que conlleva, el no tener hijos. Circunstancia que hace tiempo, era entendida como una desgracia. El mundo ha evolucionado por el amor de los padres para con sus hijos. Los hijos han dado a las personas un verdadero proyecto de vida, una verdadera razón para levantarse cada día. No sé, qué va a ser de esas personas que tan rabiosamente están contra la procreación -en modo, dedicación exclusiva- el día que esta batalla termine. La ganen los unos o los otros, no van a tener psicólogos suficientes.
[CÓMO retirar la cal de la mampara del baño con vinagre]
Las personas por lo general, necesitamos levantarnos cada día, con tareas pendientes. Hace mucho que dejamos atrás, eso de estar todo el día mirándonos en la cueva. No es nada atractivo, comer sin tener hambre, dormir sin tener sueño, trabajar en algo que no guste, como que no. No tener a quien abrazar… Por peinar canas, se de muchísimas personas que no le encuentran sentido a la vida y se limitan a ver pasar los días desde el aburrimiento más terrible. Son las presas más fáciles para caer en depresión.
Ayer mismo se jactaban los medios de comunicación sevillanos, patrocinados, ya todos sabemos por quién, y no precisamente por los lectores que compran o pagan la suscripción por internet- que, en la plaza de San Francisco, a la espalda del ayuntamiento y donde se inicia la avenida en la que se sitúa la catedral con su Giralda, se había colocado el árbol de Navidad más alto de Europa, si, de Europa, he escrito bien. Estos medios, naturalmente están patrocinados por los mismos que nuestros políticos, de ahí que se preocupen tanto en realzar un derroche tan escandalosos de dinero para la celebración de unas de navidades en la situación actual y con el fin de que la gente masivamente se desplace para verlo, al centro de Sevilla.
Casi en paralelo, otros políticos, con el mismo empeño, con el mismo patrocinador, aunque de otros colores, y de otras administraciones, aprobaron, también ayer, la exigencia del pase co vid, para entrar en bares y restaurantes. Según el comité de expertos de estos, comité que todos intuimos quien lo forman, pero que nunca no vamos a enterar; la hostelería es el foco infeccioso, no un foco, es el foco.
Cuesta entender; Con la infinidad de novelas que se han escrito y leído y que, en muchos casos, han derivado en notables películas. Con la de novelas de autores visionarios sobre lo que ya está sucediendo, que estemos en la actual situación. Son muchos los que ya dicen públicamente que todo estas medidas, ajenas a la legalidad, nada tienen que ver con la salud y sí mucho con el control social y con el nuevo modelo de convivencia que nos quieren imponer.
No es la primera vez que escribo sobre la querencia de las marionetas teledirigida por poderes oscuros, allende nuestras fronteras, que quieren acabar con nuestro modelo de vida. No es la primera vez, que escribo que la hostelería es el espacio más conflictivo y más resistente contra la imposición del nuevo orden mundial. Es el único sector, en su inmensa mayoría tutelado por personas autónomas, que piensan, que se levantan todos los días con ilusión y que quieren, un mundo mejor. Algo así como lo que expresaba el grandioso director de cine Ridley Scott en su maravillosa película “El Reino de los cielos” y aquella extraordinaria frase: Que hombre es aquel que no quiere mejorar el mundo.
Es posible, que la razón fundamental, sea que, en estos establecimientos es donde más interactúa la sociedad. De hecho, es el sector que más clientes le quita a los psicólogos, en otros tiempo, a los curas. Observe usted, por el contrario, que puede salir de compras a esos grandes establecimientos, aventajados en ofrecer impersonalidad, hacerlas incluso, en varios de ellos, y volver con su coche cargado, sin cruzar una sola palabra con nadie.
Llevan muchos años intentando acabar con las cualidades que nos han diferenciado de las demás especies animales. Llevan muchos años adoctrinándonos para que nos relacionemos lo menos posible. Ya nadie se sorprende cuando llega a un establecimiento donde hay unas cuantas personas, da los buenos días y casi nadie responde, ya no se ve como un signo de mala educación. Es en la hostelería casi en el último lugar en el que la gente se comporta como personas, de ahí que sea el objetivo más importante a exterminar. En algún artículo anterior ya hablé de la administración pública y sus diferentes órganos para fiscalizar a estas empresas. Lejos de ser sensible y flexible a la situación extremadamente compleja que estaban viviendo -de hecho, infinidad echaron el cierre definitivo- incrementó aún más el control y la exigencias “legales”, muy al contrario que en cualquier otro colectivo, para hacer del todo imposible su viabilidad.
Son muchísimos los establecimientos de este sector que tenían puesta todas sus esperanzas económicas en la celebración de las comidas de empresas. Muchas tendrán que suspenderse. El daño puede llegar a ser irreparable. Pero… la intención es acabar con este sector, el principal obstáculo para el nuevo orden social.
La mayoría, tampoco se da cuenta, que el sistema busca hacerle, lo más ignorante posible, reducirte al más simple eslabón de una cadena. Eliminar toda la posible creatividad que el individuo y como individuo, pudiera tener. Pero…Se les ha olvidado un detalle a los Poderes Oscuros; Es posible que terminen acabando con la hostelería pero no han tenido en cuenta que; Gracias a que la juventud tiene un cincuentas por cientos de desempleo, el más alto de Europa, y en general muy poco proyecto de futuro, no tiene problema ninguno en saltarse las normas, y concentrarse donde haga falta, en celebrar botellones –están muy bien adiestrado en esa especialidad- fiestas caseras, y otras maneras que ya se ingeniarán, sin importarle las consecuencias que además, son ninguna, el sistema de orden público, estaba en la misma agenda, está casi totalmente derruido.
Aquel clásico dicho, impreso en nuestros genes “Tener un hijo, sembrar un árbol, y escribir un libro” es el resumen más perfecto de lo que debe ser nuestro paso por este mundo y que está en situación de derribo. Aún estamos a tiempo.
Si no tener hijos fuera una desgracia, Jesucristo no habría dicho camino del calvario algo que hoy solo no ven los ciegos, que si esto hacen con el leño húmedo, qué no harán con el seco. Hoy a los niños y niñas se les corrompe de modo extremo en los colegios y los padres sensatos sufren lo que no está escrito, porque ya les han amenazado de que los niños no son de los padres, sino del Estado marxista comunista y socialista. San Pablo nos advertía acerca del hecho de que el matrimonio acarrea tribulación por los hijos. Además, no es una desgracia consagrarse a Dios en cuerpo y alma, pobres, célibes y obedientes a Dios, como hacen las almas consagradas. Ni quedar solteros si no se ofende a Dios con la conducta. Hoy, por desgracia, no vivimos como hace décadas, en las que los niños y niñas eran un regalo de Dios, las familias eran numerosas aunque fueran pobres, porque los niños y niñas traen una alegría inmensa que todo lo compensa. Y los niños y niñas nacidos son un regalo de Dios y no futuros contribuyentes para pagar la cueva de ladrones de la seguridad social, que es lo único que interesa a los materialistas de los nacimientos, para recuperar lo que les han robado con coacción por medio de una pensión de jubilación que ingenuamente esperan.
Y el Reino de los Cielos tiene mucho que ver con la Iglesia de Dios, la única y verdadera, la Santa y Católica Apostólica y sus templos y sus parroquias, verdadero núcleo de vida social de gente normal, sana y esperanzada, de familias enteras con niños. Y así ha sido durante siglos, hoy, por desgracia en crisis de asistencia, entre otras cosas por hedonismo de los que quieren los placeres mundanos de restaurantes, comilonas y borracheras, aunque no pocos se estampen con su coche borrachos matando a familias enteras, acaben a puñaladas, con peleas, accidentes o se atiborren de colesterol para que luego los que no pisan un restaurante tengan que pagar con robo impositivo su tratamiento sanitario. O bien acaben con depresiones por el potente efecto depresor del alcohol y demás asquerosidades adictivas que los que acuden a esas sinagogas gustan tanto consumir. Y es que eso de la mortificación que lleva al Reino de los Cielos hoy es objeto de censura (todavía no en El Diestro, pero al tiempo), insulto, mofa, estigmatización, etc. Tira más llenar restaurantes, bares, pubs y discotecas, caer de pleno en los placeres mundanos materialistas del vientre a pesar de reventar los records de paro. Que el alcohol y las raciones del restaurante no falten.
Por otra parte, es lógico que los genocidas prebostes del poder ataquen al segmento más débil de la sociedad, los que no resisten una vida sin esos placeres hedonistas, para inocularles si quieren seguir con su decadencia personal. Son los sujetos que menos resistencia ofrecen a las tentaciones, los más peleles, víctimas de ansiedad y soledad, víctimas del demonio, especialmente la primera tentación “haz que estas piedras se conviertan en panes”. Es la manera de forzar al sujeto pelele y títere, al que no comprende aquello de que quien a Dios tiene nada le falta, de sus impulsos, caprichos y apetencias, incapaz de resistir, a que acepte voluntariamente la marca inoculada. Por supuesto que esos individuos son clientes continuos de psicólogos y psiquiatras, nada de terapia hedonista, que eso no existe.
Espero que el autor no quiera que nos cierren los templos de culto, porque entonces va a saber lo que es lamentar haber nacido tal cual figura en el Nuevo Testamento, él que habla de Reino de los Cielos, que no todos heredarán. A Dios Todopoderoso, lento a la cólera y rico en piedad, no le valen estos argumentos mundanos en pro del hedonismo y del negocio de destrucción de débiles, en cuerpo y alma, con comilonas y borracheras.