Compartimos una divertida anécdota protagonizada por el maestro Manuel Hermosilla, de Sanlúcar de Barrameda. Dice así esta pequeña historia:
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Manuel Hermosilla, el matador de toros sanluqueño (1844-1918), fue contratado en cierta ocasión por el empresario de la Plaza de toros de Málaga, que en aquel entonces era don Lázaro Capulino, y como existiese por parte del matador cierto resentimiento con tal empresario, cuando éste le dijo que para dar más atractivo a la fiesta había anunciado que «El Gordito» clavaria banderillas al quiebro y «Chicorro» daría el salto de la garrocha y que esperaba que Manuel le dijese cuál era su suerte favorita para anunciarla también en el cartel, le contestó Hermosilla, recalcando mucho la frase:
– Es una buena idea, y puede usted anunciar que el espada Hermosilla cobrará antes de vestirse de torero, que es la suerte que más le gusta.