En el día de ayer publicábamos un artículo en el que informábamos acerca del número de efectos secundarios registrados por las vacunas contra el virus en todo el mundo. La web en la que habíamos visto ese dato pertenece a Uppsala Monitoring Centre (Centro de Monitoreo Upsala), que es un centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud que se encarga del monitoreo internacional de drogas. UMC trabaja recopilando, evaluando y comunicando información de los centros nacionales de farmacovigilancia de los países miembros con respecto a los beneficios, daños, efectividad y riesgos de los medicamentos.

De esta información, además de los más de dos millones doscientos mil registros de efectos secundarios registrados, es muy importante tener en cuenta varios detalles más. El primero es que es un centro colaborador de la OMS. El segundo, y muy importante, es que los datos provienen de los centros nacionales de farmacovigilancia de los países. Y el tercero es que esos registros pueden ser muchos más puesto que, como ya saben, no todo el mundo que sufre algún tipo de efecto secundario lo denuncia a través de organismos oficiales. Es más, se estima que lo que se denuncia se sitúa entre un uno y un diez por ciento de lo que realmente sucede.

Pero hay otro detalle que nos ha llamado mucho la atención y que pueden comprobar accediendo ustedes directamente a la web a través de este enlace: hay registrados efectos secundarios de estas vacunas en 2019, 2018, 2017, 2016 y 2014. ¿Por qué? ¿Pero no habíamos quedado en que esas vacunas se habían ideado en el 2020 con motivo del inicio de la pandemia? ¿O es que las farmacéuticas ya sabían todo lo que sucedería en 2020 hace tiempo? ¿Tanto como seis años? Cada día está todo mucho más claro.

 

4 Comentarios

  1. Teoría: ya sabemos que la versión oficial sostiene que estas vacunas no son nuevas, sino que se llevan ensayando varios lustros. Así que para disimular, y sabiendo como sabemos que aquí las “evidencias científicas” las imprimen ellos a capricho como hacen con el papel moneda, es posible que esos efectos adversos (muuuuy raros, inusuaaales, extremadamente excepcionales, y toda esa mugre publicista) se correspondan con los supuestos ensayos durante esos años, de forma que puedan seguir manteniendo la trola de que “las vacunas son seguras” porque aunque los terraplanistas anticiencia digan que las acaban de inventar en tiempo récord en realidad “la ciencia” ya las ha estado probando y las “evidencias” decían que son muy seguras.

    Por cierto, cuando a un fanático de la “ciencia” le preguntas que por qué esa supuesta capacidad visionaria de los “científicos” no se ha traducido en la aparición rápida de tratamientos para un virus que no se conocía pero sí en vacunas para un virus que no se conocía, cortocircuitan.

    • A ver, que imagino que las tablas de ensayos y las de medicamentos en uso aprobado son distintas, pero de alguna forma estos estafadores genocidas se las habrán arreglado con algún truco.

  2. Yo siempre dije que primero crearon la vacuna y después la falsa pandemia para inocular a todo el mundo,lo importante de estos comunistas y capitalistas de mierda, es pinchar sin parar.

  3. CRIMENES CONTRA LA HUMANIDAD INGENUA Y NAIV. la pregunta es: ¿se irán de ROSITAS LOS CRIMINALES? como siempre se fueron. Yo me alegro que a algunos que animan a ello tambien les llegue mi amiga la de la guadaña. Esa del número trece. Por aquello de la numerología que tanto les gusta. Aun hay idiotas que siguen pensando que el comunismo es bueno? Donde vivo lo piensan algunos, bastantes, porque mantienen todavía la cabeza del GANDUL DE CARLOS MARX aquel de los hermanos o camaradas, en una gran cabeza en medio de la ciudad, y no la tiran a martillazos. Supongo que no tardará mucho en caer.

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